Las sombras de las tinieblas
atraviesan tu puerta,
cuando sientes la desesperación
de las personas que te rodean
porque no consienten otros pensamientos.
Porque las formas correctas de hacer las cosas
cambian de una mente a otra.
 
Entonces no lo permitimos
y nos enjaulamos en nuestras vallas del ego,
subestimando lo ajeno,
siempre, sea quien sea
y una vez más pedimos la paz.
Así no se puede,
queremos la libertad
pero creamos miles de muros diarios
amueblados en la psique.
 
Avanzamos y retrocedemos
conforme nos comunicamos.
Todo está dentro de nosotros,
el precio de la palabra.
 
Trafiquemos con palabras
que avalen un mundo mejor,
palabras a medida,
que carezcan de balas
desmesuradas,
calando hondo,
desmontando fachadas.
 
En la palabra está el cambio,
en las voces,
en las emociones.
Creemos que el poder está en el dinero,
la mayoría se desvive y mata
por el simple dominio
que presta el tener pasta.
 
Pero realmente el imperio se gana
en los sencillos actos de empatia
hacia los demás
y hacia nosotros mismos.
 
Deja de fingir y baila,
la vida no tiene precio,
la vida tiene valor
y el valor es el mérito
que se lleva todo aquel
capaz de acariciar
sin decir nada.
 
 Y si hablas,
emite la palabra que no daña
y sálvate del frágil mundo de muros
creados uno a uno
en la mente de todos o casi todos.
 
Estoy segura
de que sólo así 
se alcanza la cima que calma y sana,
la que todos demandan
y la que pocos encuentran.
 
Selene CM