Te extrao y duele tanto...
Publicado en Oct 22, 2019
Llueve en la ciudad que me acobija desde hace exactamente cuatro años. Pongo música, pues aprovecho que no hay vecinos a esta hora y a pleno suenan esas líricas que me reconfortan. Mi postura física no es la ideal, no para mi columna pero sí para mi bienestar psicológico.
Hace un rato estuve charlando con mi hermana sobre "cosas" del trabajo, qué aburrida debo sonar en sus oídos, pienso. Lo cierto es que no tengo otro tema que no sean las 80 personas que me rodean a diario, que veo, que escucho, que siento, a las que ya aprecio. Más del 50% de esas personas, son lo que yo llamo pre-adolescentes. Mis chiquitos, como suelo decirles, no pasan los 14 años de edad y creen haber vivido las experiencias más traumáticas y difíciles de atravesar a lo largo de su vida. ¿Será que transitar la adolescencia nos vuelve un poco melodramáticos? Confieso que a veces extraño esa etapa tan bella y no tan lejana. El convertirme en adulto fue una trampa, pero me satisface saber que me encuentro en un lugar ameno y hasta el momento, saludable. En el día de ayer tomé lección oral y me sorprendí de la capacidad que presenta nuestra memoria, nuestros oídos... uno de los alumnos expuso su trabajo práctico sobre relatos policiales y no pude sostener la mirada a la suya. Sentí en ese instante una de las sensaciones más bellas y confusas que he experimentado a lo largo de mi trayectoria como docente. Escribo esto y pienso que parecerá confuso este episodio, pero particularmente me trasladó a otro lugar, a otra persona, me recordó a una amiga que ya no está entre nosotros. El color de su voz, tibia y dulce como ella, me confundió en ese momento, a tal punto que cerré los ojos y me esforcé por convencerme de que no estaba loca e imaginé que la escuchaba. Pero, ¿será posible que dos personas hablen de la misma manera? Hace unos cuantos meses que no escucho su voz, solo en audios que me han quedado por ahí perdidos en el móvil... Pensé, pensé y volví a pensar en que podría estar equivocándome, y hasta pensé en expresarle a aquel niño mis disculpas por no haberme fijado en él mientras convencido contaba su trabajo, pero desistí. Tuve miedo. Octubre es el mes en que más la recuerdo. Fue mi fiel compañera en mi primer año de la facultad y en mi vida diaria de ese entonces, cuando me mudé aquí, casi sin conocernos, compartió muchas más horas de las que mi hermana podía a causa del trabajo y la facultad. Cuando ella llegaba, yo me iba... no coincidíamos, pero para mi suerte, mi ahora ángel de la guarda estaba para mí. El 31 de este mes, se cumplirán los primeros 3 años de su desaparición física. Octubre, es el mes de la prevención del cáncer de mama, y un maldito cáncer también se la llevó a ella. A ella y a tantos y tantas más... Por eso creo que tampoco estoy loca, quizás son las coincidencias que me han llevado a prestarle atención a aquel niño cuando hablaba, cuando sonaba tan igual a ella. Durante el tiempo que cursé y hasta que logré recibirme exponiendo un final que teníamos que preparar juntas y que, por el mismo motivo, retrasé un año a causa de no sentirme preparada psicológicamente para hacerlo, siempre la recordamos con mis compañeros, siempre la sentimos cerca nuestro. Teníamos una conexión que iba más allá de nosotros, que fluía, que compartíamos entre los tres. Sí, ella, Hugui y yo. Éramos como los tres mosqueteros, a donde iba uno iba el par. Su sueño era convertirse en periodista, su pasión era el fútbol. De hecho había ido a estudiar a Pilar (Pcia. De Bs. As.) Un año antes de conocernos. Quizás si se hubiese quedado allí, todavía viviría. Quizás si no hubiese vuelto con su familia, yo tampoco la hubiera conocido. La vida nos tiene preparada estos rodeos que nos envuelven en porqués y quizás, que no podemos entender, que no podemos responder. Imaginarme cómo sería su vida y la mía en este momento me duele. Tantas veces anhele que solo fuera un mal sueño, pero es una pesadilla de nunca acabar. Lamento no haberle dicho cuánto la quería, abrazarla tan fuerte para no dejarla volar. Al día de hoy siento su cariño tan lejos, tan cerca a la vez. Y sigo sin entender que el tiempo ha pasado, que son recuerdos lejanos que se van olvidando de nuestra mente pero no del corazón. Sin embargo, estoy agradecida a Dios y la vida de haber coincidido con ella y mis ahora colegas. Ojalá en su vida tengan a una Macarena que les alegre la vida como lo hacía conmigo. Ojalá Dios no se las quite como a mí. Con su partida pude comprender todas las veces que en vano había dicho que extrañaba a alguien a quien volvería a ver al día siguiente. A ella la extraño siempre, eso es extrañar. Extrañar y no ver, llorar en silencio, sentir que está en el viento, imaginarla en una mariposa, imaginar su sonrisa, pensar en sus ocurrencias y sus infinitos dichos. Solo nosotros, mis colegas y yo, sabemos el dolor que nos provocó transmitir en nuestro programa de radio su pérdida aquella primera semana de noviembre cuando sonaba de fondo ‘Cómo olvidarme’ de La Beriso. Solo nosotros, su familia y amigos podemos decir cuánto ha dolido y duele no tenerla cerca. Todos los días, un poco más.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
https://youtu.be/uo8qDCDZhK0....
Deben escucharla antes de finalizar la lectura de este relato de “septiembre 13” autora seguramente de primavera sin rostro y sin voz. Pero con una sensibilidad exquisita donde retrocede en el tiempo por una voz de un adolescente que le recuerda a su entrañable amiga. Qué curioso…sabemos que la “voz” es lo primero que se aleja cuando abandonan este mundo y basta un sonido similar para regresarla. Tu relato, me parace más una sentida carta a la ausente más querida y un homenaje auténtico a esos sentimientos que seguramente ambas compartieron. Hoy, nos toca despedir, más adelante nos van a despedir, pero tal vez, sin esas palabras tan demostrativas de una vida que fue quebrada por ese asesino llamado cáncer.
Felicitaciones septiembre 13”
Septiembre 13
Te envío un cálido abrazo Gustavo.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
La vida es así, no la podemos cambiar y siempre....siempre uno se choca con el destino al cual no podemos modificar
Un abrazo
gabriel falconi
Septiembre 13