Un nuevo amanecer...
Publicado en Nov 04, 2019
Un nuevo empezar
Un lapicero, una taza de té, hojas desordenadas y una mujer trabajando en su ordenador. Isabel era una docente hacendosa, estudiaba incesantemente y no levantaba la mirada hasta que sus informes no estuviesen terminado. Su día se distribuía entre el trabajo, la familia, la casa y algún deporte, cualquiera hubiera dicho que era una mujer feliz y completa aunque en su mirada, que era muy expresiva, empezaban a aparecer síntomas de una gran insatisfacción. Levantarse y desayunar era un momento del que siempre había disfrutado, sin embargo en este último tiempo se la había visto muy pensativa a la hora de tomar su café, como pidiéndole explicaciones a las tostadas por la incertidumbre que se empezaba a generar en su interior y que no sabía como detener. Algo la tenía inquieta, algo no la completaba, había llegado a un momento de su vida donde los cuestionamientos internos no la dejaban respirar. “¿Qué me está pasando? ¿Qué es esto que siento? ¿Soy yo?¿Son ellos? Toda su vida había sido en función de Ellos, alrededor de Ellos, con la idea fija de que la familia estaba primero, y que por la familia se dejaba todo... pero hacía tiempo que Isabel ya no tenía tantas certezas. Dudas, tristezas, y unas ganas locas de cambiar algo, de cambiar todo. ¿ Cómo haría para que eso sucediese? Un día lo decidió … debía irse! se aseguraría de dejar todo organizado, casa limpia, ropa planchada, pisos lavados, comida en la heladera, mandados hechos, de ahora en adelante cada uno debería empezar una nueva vida, una vida mejor, donde no hubiese misterio ni frustración en las miradas, donde para todos, existiera la palabra posibilidad, donde la hipocresía de aparentar ya no existiera. Y así pasó, un día juntó sus cosas, sus poquitas cosas, las que más iba a necesitar, y partió. En los diarios del pueblo se la dio por desaparecida, luego de una búsqueda exhaustiva, no encontraron pruebas contundentes que dieran con su rastro. Muchas mujeres tuvieron miedo de que el mal de Isabel se propagara como un virus, ellas habían `presentido este fatídico final. Ellas lo sabían. Lo mejor sería que Isabel y su mal nunca volvieran, porque las haría recordar, que aveces, solo aveces, la posibilidad de empezar nuevamente puede dejar de ser una fantasía.
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Raquel
adriana
Raquel
Magnolia Stella Correa Martinez
adriana
Enrique Gonzlez Matas
Bien escrito, Adriana.
Un abrazo.
adriana
Muchas gracias y cariños