200 palabras
Publicado en Nov 04, 2019
Se agotaron antes de empezar. Sumidas en la angustia por demostrar que estaban todas. Anoche me dijo que el gato había comido no sé qué. Movía la mandíbula maquinalmente, de cuello firme, como si el nivel de restos no mermara pese a todo. El cuenco del agua estaba vacío. Dos pupilas ovaladas hasta el final de la negrura. Sentí algo violento detrás de mí. Una nada inquietante esforzándose en materializar el misterio. Toc, toc. - ¿Eres tú? - ¿Quién? -, respondió el silencio de un vestíbulo abigarrado. ¿Alguna vez fuimos decoradores? De esta última cuestión aún no estoy seguro, puede que sólo lo pensase. Más allá, tras varios flecos que hacían chistes sobre su alfombra vieja, ella dormía apaciblemente. Parecía musitar sobre nosotros. De pronto cesó, y sus pendientes velaron de fantasía la consiguiente postración. La gallina gigante me perseguía otra noche más, manteniendo un idilio con mis pasos presurosos. Llegué hasta el negociador oscilante y le mostré el alijo. Un precio demasiado alto para una cáscara ordinaria. Una esfera, ideada sin redondear, se agitó debajo de sus párpados, fruto del alboroto. Es posible que ella, al despertar, me hallase sin juicio, pero os juro que fueron 200.
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gabriel falconi
Elvia Gonzalez
Enrique Gonzlez Matas
Enhorabuena con mi abrazo.