El caso de una joven polica
Publicado en Nov 11, 2019
Atiendo en el departamento asistencial de salud de la policía de investigaciones y me fue asignada Valentina, una joven funcionaria que recientemente se había visto envuelta en una situación policial que la dejó sicológicamente dañada.
El equipo al que ella pertenecía estaba tras la captura de uno de los delincuentes peligrosos que últimamente aparecía de manera reiterada en muchos de los delitos denunciados. De acuerdo a imágenes filmadas y a precisos testimonios de testigos, al individuo se le tenía plenamente identificado. Tan solo con ver la imagen de la ficha de su prontuario, atemorizaba. Una increíble y desgraciada casualidad del destino hizo que este delincuente un día decidiera saltar la reja que protegía el antejardín de la casa de Valentina, por supuesto con el propósito de robar. Mas con el detalle que el infame jamás contó, es que Valentina tenía como guardián a un robusto rottweiler a quién había criado desde que era un cachorro y al que le tenía un enorme cariño. Los ladridos enfurecidos del can despertaron a Valentina y al asomarse por la ventana presenció al truhán intentando protegerse del ataque del perro, parapetado en uno de los muros y lanzando al animal cuchillazos con una gran arma blanca. Rápidamente Valentina cogió su arma de servicio, debidamente autorizada, y salió sin vacilar al sitio. Decidida enfrentó al malhechor y en ese instante reconoció que se trataba del delincuente por ellos buscado. Se lo hizo ver y con energía lo conminó a entregarse mientras ella le apuntaba, pero éste hizo una inesperada flexión y Valentina recibió un serio corte cerca de su hombro izquierdo. Según datos posteriores se pudo saber que, como surgido de la nada, el noble animal saltó sobre la garganta del delincuente y comenzó a estrangularlo con su feroz mordida. Valentina describe que la escena era horriblemente dramática: había mucha sangre en el cuello del hombre y, en un momento determinado, ya ni siquiera emitía sonidos. La joven policía le gritó en repetidas ocasiones al animal para que éste soltara al hombre, con mucha energía, pero el rottweiler estaba demasiado enfurecido y ella comprendió que no le soltaría hasta darle muerte. Valentina hizo caso omiso de la herida que tenía en su brazo y se concentró absolutamente en la escena y sus consecuencias, recordó las muchas veces que había recibido galardones por su excelente puntería y sin ninguna vacilación, disparó. El pobre can cayó instantáneamente sobre sus espaldas con un mortal agujero en su cráneo, sin siquiera emitir un solo gemido. La joven Valentina, con los hechos, quedó profundamente destrozada sicológicamente. Mi labor como profesional, ahora, es otorgarle a la joven y atribulada policía un tratamiento que la consuele y de respuesta a su cometido…
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Raquel
Selene CM
Maria Jose L de Guevara
Ojalá pudiera abrazarte de verdad.
María José.
Elvia Gonzalez
Maria Jose L de Guevara
Agradezco mucho la participación que tienes con tu comentario en esta historia y junto con la de los demás, seré capaz de reunir sabiduría y dar paz a esta muchacha.
Un abrazo.
María José.
Mara Vallejo D.-
Fuerte historia, amiga mía,
He leído los comentarios y me entero de tu labor, lo que ello significa, te felicito, se que muchos ángeles de te cuidan y sobre todo tu dejas que intervengan.
Admiro vuestras letras, admiro el ser que eres . . .
un abrazo
Maríia
Maria Jose L de Guevara
Un gran cariño
María José.
Magnolia Stella Correa Martinez
Maria Jose L de Guevara
Gracias, amiga mía por permitirte pasar por mis letras.
Un abrazo y muchos cariños para ti.
María José.
FLORIMAR DAVILA
Raquel
Maria Jose L de Guevara
En la actualidad a esta joven muchacha la sigo atendiendo y déjame decirte que utilizaré entre mis estrategias para reparar su dolor un maravilloso argumento que tú me aportas: "Los perritos también van al cielo..."
Gracias a todo lo que me haces llegar, Raquel. Eres una noble persona.
Cariños
María José.
Enrique Gonzlez Matas
Enhorabuena con mi abrazo.
Maria Jose L de Guevara
Agradezco tu participación en mi relato y te envío mi sincero afecto.
María José.