Hay que Pagar Peaje.
Publicado en Nov 17, 2019
Nuestro protagonista sale de su casa en una mañana común y silvestre del año 2080. Al cruzar la puerta hacia el jardín de su casa suena el bip que indica que se ha registrado el peaje por salir al planeta lo cual significa que comienza a correr el tiempo en que ocupará aire fuera de su casa, por el cual tiene que pagar, puesto que dicho aire se ha concesionado con el fin de que se mantenga puro y respirable; por el aire que ha respirado dentro de su casa ya está pagando debido a que los purificadores domésticos están concesionados a una empresa privada que se encarga de hacerles mantención y de velar para que todo funcione dentro de los parámetros aceptables para la salud. Su carnet de identidad (un chip minúsculo incrustado en su antebrazo en el momento de su nacimiento) es quien avisa al satélite de sus movimientos lo cual permite monitorear durante todo el día los lugares que visita, los tiempos empleados, con quien lo hace, tipo de actividad, etc.
Al cruzar el portón de calle, si lo hace en su vehículo, un nuevo bip indica que comienza el conteo del kilometraje que recorrerá esa jornada, por el cual también debe pagar peaje ya que todas las calles de la ciudad han sido entregadas a empresas privadas (españolas en su mayoría) las cuales calculan la tarifa de acuerdo a la cantidad de vehículos que circulan a esa hora, a mayor cantidad de vehículos, mayor tarifa; esto permite solucionar el problema de la falta de capacidad de las calles para absorber el exceso de vehículos en las horas peak. Esta idea ha sido concebida por expertos en Tránsito y Congestión Vehicular durante los gobiernos democráticos de antaño y, si bien no ha sido una solución efectiva al problema, sí ha generado píngües ingresos a dichas compañías lo que podría significar que pagan más impuestos al fisco, pero como los balances anuales indican que utilidades no hay porque los costos son demasiado altos, entonces el fisco hasta ahora no ha visto un puto peso. El gobierno de turno está preparando un proyecto de ley para solucionar este tema pero es muy improbable que fructifique en el parlamento debido a que no se cuenta con la mayoría requerida para su aprobación pese a los múltiples lobbies transversales que se han formado en dicho poder del estado. Ingresa al banco nuestro héroe (que sí lo es y que no ha salido a trabajar puesto que ya no tiene trabajo por haber cumplido más de 45 años y ha debido jubilarse 30 años antes de la edad legal) y el chip alerta a su ejecutivo de cuenta de su próxima presencia y despliega en su pantalla los números que le señalan el tipo de atención que deberá aplicarle; la norma es clara y muy concisa: si su cuenta está cercana a cero pesos, el trato debe ser neutro, sin sonrisas, con poca dedicación de tiempo y con un simple saludo verbal; si la cuenta está con saldo negativo o si tiene cuotas del Crédito Universal Obligatorio pendientes, entonces el trato debe ser vejatorio, oprobioso, para que la sensación de culpabilidad le consuma y desee irse lo más pronto posible; si por el contrario, tiene un saldo interesante en su cuenta y está al día en las cuotas de dicho crédito, entonces el trato será todo lo servil que amerite el tema que se venga a plantear aconsejándose hasta besos en el saludo. Una vez cumplido el martirio de ir a su banco amigo, se dirige al supermercado para hacer las compras que le encargó su esposa (todavía existe el matrimonio) y coge uno por uno los productos que llevará, los cuales quedan registrados gracias al chip mencionado de su antebrazo, en el Sistema Nacional Centralizado de Información para ser descontados de sus ingresos en el próximo pago de su jubilación. Aquí debemos detenernos en el hecho de que a nuestro querido jubilado no le es posible bajo ninguna circunstancia, robarse algún producto que sea embolsillable, ya que aun cuando lograra burlar a las cámaras de alta resolución, el mentado chip registra que dicho producto ha sido tomado por él y por lo tanto, en caso de salir del recinto sin registrarlo como comprado, se le dejará caer el brazo de la ley con las consecuencias adecuadas al delito de robarle a una empresa honrada que dedica todos sus esfuerzos a atender de la mejor manera a sus clientes. También debemos destacar, para ser justos, el hecho de que el ingresar al supermercado le significa una detención en el conteo del tiempo en que ocupa el aire de la calle puesto que en estos recintos existe un sistema similar al de las casas cuya tarifa está incluida en el precio de los productos que se compran. Cualquier observador perspicaz preguntará qué ocurre en caso de que no compre nada; en este caso, mis queridos lectores, se cargará en la cuenta de nuestro esclavo un cargo por aire que dependerá del tiempo de permanencia. Una vez en su casa y habiendo dejado sus compras donde corresponde, se viste de atleta y sale a correr para mantenerse en forma. Este tipo de actividad tiene puntaje doble en el registro de consumo de aire y el sistema funciona en base a las pulsaciones que registra el chip, las cuales son permanentemente monitoreadas por el Sistema Nacional Centralizado de Salud quien transmite los datos al Sistema Nacional Centralizado de Información para que aplique las tarifas adecuadas al consumo de oxígeno del deportista. De nuevo, nuestro observador perspicaz preguntará que qué es lo que ocurre si el exceso de palpitaciones es producido por un orgasmo; en dicho caso, se aplica una multa de diez veces la tarifa normal porque ya todos sabemos que está prohibido andar reproduciéndose al aire libre por eso de la decencia y las buenas costumbres; ¿y si el orgasmo es dentro de la casa? Si es dentro de la casa, mi querido perspicaz, no rigen los peajes por consumo de aire planetario ya que se está dentro del régimen de los purificadores domésticos los cuales no tienen la tecnología adecuada para registrar tales eventos… pero se está trabajando en el tema. Y así, todas sus actividades diarias se monitorean gracias a los adelantos de la electrónica y de la computación, de manera que nuestro protagonista no se tira ni un solo peo sin pagar o sin que quede registrado en los sistemas centralizados los cuales permiten un pasar feliz a la ciudadanía. Se han formado algunos movimientos de protesta pero han fracasado ya que las tarifas por consumo de aire en este tipo de actividades son prohibitivas y desincentivan las movilizaciones. Entre las ventajas de este sistema está la muy aplaudida por la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras que consiste en que el dinero casi no pasa por las manos de la gente, permaneciendo en las arcas de quienes están más capacitados para administrarlo; esto ha generado ganancias extras muy interesantes pero nunca dadas a conocer a la opinión pública. La otra ventaja es que cuando una persona está cerca de llegar al saldo negativo en su próximo pago de sueldo o de pensión, el chip le alerta con vibraciones que le avisan que hasta nuevo aviso debe dedicarse a hibernar de manera de llevar su consumo a un mínimo. Esto ha traído como consecuencia que los índices de obesidad han bajado considerablemente dentro de la población más proleta que es la mayoritaria, pese a que el producto interno del país bate todos los récords históricos. Finalmente, debemos aclarar que los peajes de autopistas, esos creados hace ochenta años, siguen vigentes pero con necesarios aumentos de tarifas estipuladas por contrato y que las aguas que consume la población ya cuestan más que el petróleo (el cual, pese a todas las políticas de ERNC sigue siendo el rey de la energía) debido a que se ha hecho necesario acudir a las aguas de los ríos del sur que pertenecen a los españoles a quienes les fueron vendidas por el señor Yuraszeck a fines del siglo pasado. Tampoco puedo dejar de mencionar que el consumo de aire de los deportistas de clubes de fútbol que son sociedades anónimas no queda registrado porque dichas sociedades poseen accionistas en el parlamento y, como es lógico, se han encargado de aprobar las leyes en dicho sentido. Como verán, mis muy queridos contertulios, la vida de nuestro protagonista se ha simplificado enormemente ya que no tiene que andar preocupándose de pagos o cosas relacionadas con el dinero lo cual le hace más feliz por eso de que el dinero no hace la felicidad.
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