Afectos Desubicados.
Publicado en Dec 09, 2019
Esta es, desgraciadamente, una historia real; una corta, cierta historia que ocurrió y sigue ocurriendo en un colegio de nuestro país y que, probablemente, puede estar también ocurriendo en muchos otros en estos mismos momentos.
Se trata de un colegio municipalizado de nuestra capital, en cuyos recreos se destaca una pareja de adolescentes femeninas de cuarto medio que son pololas, es decir, son lesbianas, es decir, pertenecen al grupo de los miles y miles de víctimas del desgranamiento progresivo a que se encuentra sometida nuestra sociedad que con sus descariños, empuja a niños y adolescentes al mundo de la homosexualidad tan defendida en estos tiempos. El hecho de que haya jóvenes homosexuales debemos aceptarlo se me dirá, y yo concuerdo con eso, pero con lo que no concuerdo en absoluto es con las conductas vitrinezcas que profesan algunos de estos fenómenos. En efecto, en los recreos ellas pololean y se demuestran sus afectos a la vista de todo el mundo, no les importa que las vean niños más pequeños, todavía normales, ni les importa que sus superiores, de manera tímida (por temor a los defensores de la “inclusión”) los vean y hagan pseudo intentos de llamarles la atención. Se acarician ellas… se besan ellas, se toquetean ellas como si estuvieran en la plenitud de la pasión de un acto reproductivo que, obviamente nunca cuajará en reproducción de la especie porque ello es imposible. Una profesora, recién llegada las vio y se decidió a reclamarle a la Directora del establecimiento para evitar ese lastimoso espectáculo. ¿Saben qué obtuvo como respuesta? Pues… una reprimenda por exageración... ¡contra la profesora! “Hay que dejar que las niñas se expresen” le respondió la persona responsable de las normas de comportamiento de este colegio. ¿Y saben ustedes por qué le dio la respuesta que le dio? Porque ella, a su vez, también es lesbiana y por lo tanto carece de convicción (y de calidad moral) para enrielar a quienes se descarrilan. Ser anormal no es motivo para ser desacreditado, reitero que eso yo lo acepto, pero resulta que esta directora es una persona (según la opinión de sus subalternos) que administra demasiado pasionalmente su organización; administra por el método de la culpabilidad y la reprimenda , un día llega amorosa a extremos y saluda a todo el mundo… otro día llega y parece un verdadero mastín que va a morder al primero que se le acerque… pasional la señora… y en su staff tenía una polola que la engañó con otra mujer, así que ahora ella pololea con una tercera. ¡Liiiindo! Según me comentan, en las reuniones nadie se atreve a aportar ideas, nadie se atreve a discrepar, nadie se atreve a decir las cosas por su nombre, porque el sueldo de fin de mes es mucho más valioso que las convicciones propias. ¿Cuántos colegios u otro tipo de organizaciones habrá en condiciones parecidas? ¿Cuántos miles de niños habrá en los miles de colegios, con sus afectos desrielados? ¡Triste! ¿Verdad? Pero es la pura y santa realidad de nuestra hedionda sociedad de siglo veintiuno. P.S. Detrás de cada homosexual, se esconde un trauma o un drama de tipo familiar y/o afectivo (salvo algunas excepciones de tipo genético).
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