Majaderas.
Publicado en Jan 17, 2020
Los Plásticos en los Océanos y las Parafernalias. Esta vez, quiero ser majadero. Somos testigos, y lo seguiremos siendo por muchos, muchos años más, tal vez nosotros no vayamos de este mundo y quienes queden seguirán siendo testigos por muchos, muchos años más, de la vergonzosa contaminación del ambiente con plásticos de todo tipo. Se conversa en foros y conferencias, se difunden videos, imágenes y artículos; incluso se legisla al respecto, pero los resultados son absolutamente nulos. Seguimos botando plástico al planeta sin que nos preocupe para nada dónde van a ir a parar, sin que tomemos al menos la decisión de no consumir productos envasados en plástico… porque eso sería renunciar al consumo ya que la totalidad de la oferta de alimentos, bebidas, cosméticos, detergentes, etc., viene en ese maravilloso material inventado genialmente a partir de petróleo. Tal como lo digo, el plástico es un material maravilloso por las ventajas que ofrece desde el punto de vista del costo, presentación, y facilidad de procesar; el problema es que esas ventajas se han vuelto violentamente en contra de nosotros mismos, en contra de la naturaleza, en contra de la vida que corre peligro si no se frena a tiempo este desenfreno. Según cifras recientes de ASIPLA (Asociación de Industriales del Plástico de nuestro país), solamente el ocho por ciento del plástico puesto en el mercado por esta industria, se recicla (un muy buen dato para un emprendedor inteligente) mientras que el noventa y dos por ciento restante, nadie sabe dónde va a parar. Según la misma fuente, en el año 2018 se incorporaron al mercado nada menos que seiscientas setenta y cinco mil toneladas de plásticos; si consideramos que el 48% de estos plásticos son direccionados a los embalajes, tendremos que en dicho año se tiró al ambiente nada menos que la sideral cantidad de 298.000 toneladas por concepto de embalajes. ¿Dónde están?... en el planeta; están contaminando y se están sumando a todos los años anteriores y posteriores. ¡Doscientas noventa y ocho mil toneladas por año! En el año 2016, durante el gobierno de la criticada señora Bachelet, se tramitó una ley en el congreso: la ley de fomento al reciclaje, que en lo principal obliga a los productores a preocuparse de lo que ocurre con su huella contaminante después del uso por parte de los clientes. Si no me he informado mal (y créanme que siempre he tratado de informarme bien para no mentir en mis escritos) dicha ley aun transita entre oficinas, consultas, paneles y todo tipo de foros para que se aprueben los reglamentos que ella genera. Reglamentos que una vez aprobados, van a tener que ser respetados por los productores… ¿o les irá a dar lo mismo? Lo peor de todo, es ¡que la utópica aplicación se ha estipulado para el año 2030! ¿Os imagináis? Se ha legislado pero la contaminación continuará por once años más, es decir, tiraremos al planeta 3.577.000 toneladas adicionales. Hace poco tiempo atrás, todos debéis recordar la lamentable parafernalia de las bolsas plásticas en supermercados y tiendas de retail. Los señores feudales analizaron sus costos y descubrieron que había un ítem de gasto demasiado alto que no representaba beneficios inmediatos aparentes y que podría ser eliminado. Se confabularon y, mediante el apoyo de autoridades que se prestaron para apoyar (previo depósito en cuenta corriente) con reglamentos, instructivos y leyes, eliminaron las bolsas. Resultado: los clientes tienen que comprarlas (a ellos mismos, los señores feudales) y tuvieron que renunciar a ocuparlas en la casa para botar la basura; ahora hay que comprarlas. ¡Negocio redondo! ¿Por qué no entregaron gratis a los clientes la misma bolsa que hoy hay que comprar, exigiendo que cada vez que se vaya al supermercado se haga exhibición de ella? El gasto habría disminuido y también la contaminación, mientras que los clientes no habrían tenido que gastar de su bolsillo. ¿Qué podemos hacer nosotros ahora para detener esta verdadera sangría de contaminación por plásticos? Poco, en realidad. En mi caso particular, ya no se consumen en mi casa bebidas si no vienen en envases retornables; nos tomamos la molestia de llevarlas, ponerlas en la máquina y pasar el vale para el descuento de su valor. Pero en el resto de los productos, desgraciadamente no podemos hacer nada. Las autoridades hoy deberían prohibir el envase desechable, deberían obligar a vender todo en envases retornables… ¡todo!... champúes, jabones, sal, detergentes, aceites… ¡todo!... pero todos sabemos que eso no va a ocurrir porque hay demasiados intereses en juego y porque sabemos que, si se legislara al respecto, la ley no nacería, por esa máxima que nos dice que todo hombre tiene su precio.
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Maria Jose L de Guevara
Toda tu denuncia iba muy bien conducida y bien apoyada con cifras super reales, hasta que te defines y cargas arbitrariamente las culpas a un solo segmento al que catalogas peyorativamente de señores feudales. No voy a defender a esa gente, porque sí, culpa tienen, pero por favor no exculpes al resto del mundo -- criaturas supuestamente víctimas de todo-- a las que nos "obligan" a cometer malas conductas. Ve al almacén de barrio a comprar el pan u otro enser simple... Solo un 8% lleva su bolsita de tela, el resto le pide al almacenero una bolsa de plástico las que mantiene tras el mesón, contrariando la recomendación de la ley.
Es la realidad de la humanidad... Fumarnos un cigarrillo cuando hay problemas (¿¿¿???)
Nada personal, Baldomero.
Un saludo cordial.
María José.
donbaldomero.
En relación com mi peyorata, habría que haber estado en algún momento, muy cerca de las cúpulas empresariales y conocer sus pensamientos al respecto para entender mi posición y yo sí he estado en esas instancias, por mi trayectoria profesional.
Un abrazo.
Maria Jose L de Guevara
Mejor toquemos temas que nos unan.
¿Amigos?
Saludos afectuosos.
María José.
donbaldomero.