Actualidad
Publicado en Jan 21, 2020
Aquella tierra mundana llena de pantallas por doquier, pantallas que más que iluminar la vida de la gente lo único que hacían era mostrarlas como productos, algo que se consume se usay se tira a la basura, lejos habían quedado aquellos instantes y lugares donde aún se miraba a los ojos al hacer el amor y al decir la verdad, y yo estaba ahí, lejos de casa, era la tercera y esperaba que la última tierra a la que mi viaje me había llevado, lo más molesto de todo aquel espectáculo fue sin duda ver qué a mí alrededor no existían personas, lo único que quedaba eran máquinas infelices caminando con la cabeza gacha, llenos de desesperanza, con una sonrisa fingida como si unas pinzas sostuvieran sus mejillas haciendo que sonrieran en todo momento, habían desarrollado una especie de comunicación por señas pues ya nadie se veía a los ojos, era graseoso, macabro y triste pues todo se reducía a simples movimientos de cabeza, en aquel momento comprendí todo, tal vez no estaba viajando entre planetas o dimensiones, tal vez solo estaba navegando en el tiempo. Intenté comunicarme, parecía un idiota tratando de mover la cabeza tratando de imitarlos sin embargo, no funcionó, las pantallas ya eran una extensión de su propio ser.
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