La verdad de mi
Publicado en Feb 19, 2020
Tomé el lápiz, y mientras todo lo demás se iba desvaneciendo, las palabras que ansiaban salir de mi empezaron a brotar. Miles de ideas, que hacia meses peleaban por ser escuchadas mas no escritas, porque escribirlas las hace reales y no hay nada mas aterrador que vivir tus pesadillas sin poder despertar, buscaban el foco de luz que se encendía de manera intermitente en el enorme teatro que era mi cabeza. Buscaba sincerarme y he aquí el resultado.
Pensé en él mientras las letras se iban dibujando en el papel, en él, la creatura mas dulce que he conocido, mi lugar favorito para descansar, mi motivo de risas ilógicas y mi abrigo en los días más fríos. Él, que derrumbó mis muros, que con paciencia y cariño se quedó y observó cada una de las partes más bellas y oscuras de mí. Él, que se dejó querer y que me ofreció su mano mientras el miedo invadía algunos de mis días. Él, que soñó a mi lado, que reía con mis locuras momentáneas y que escuchaba cada una de mis ocurrencias, reales o imaginarias. Él, la persona por la que quería ser mejor cada mañana. Pensé en él, en su sonrisa, que me sacaba de orbita cada vez que le miraba disimuladamente mientras conducía, en sus manos que llegué a besar innumerables veces y al mismo tiempo insuficientes. En su voz que convertía todo en luz, que tenia la capacidad de mantenerme anclada a tierra y al mismo tiempo hacerme volar en las nubes de algodón, esas con las que soñaba de pequeña. Pensé en él y sonreí. Pensé en él y lloré. Lloré por ese al que extrañaba cada día desde aquella mañana en que desapareció, porque hay quienes que aun estando presentes desaparecen, dejando a penas pequeños rastros. Lloré por ese que robó mi paz, que me enseñó la crueldad que esconden algunos los ángeles, ese que me presentó un sentimiento tan ajeno a mí que fácilmente me desorientaba. Lloré por ese que se olvidó de mí, que se perdió en su ego y en su placer y dejó atrás los sueños de dos niños jugando a ser adultos. Pensé en ese, en él, que se robó mi inocencia, esa que envuelve a quien confia ciegamente en las palabras bonitas, solo porque calman las ideas revoltosas que se forman en los rincones de la mente. Pensé en todos los días a su lado, en como la vida nos arroja al abismo solo para divertirse, solo para ver nuestra lucha por salir de allí. Pensé y escribí. Por mí, por él y por todo lo que fuimos. Y pensé en como los acontecimientos que tomaron lugar no son enteramente su culpa. No busco justificar sus acciones o las mías, al final todos somos imperfectos y erramos mas veces de las que ganamos, sin embargo, hoy, con la mente mas clara y las heridas un poco menos abiertas, puedo asumir la responsabilidad que hay en mí. Nunca fui una persona fácil. Lo sé, siempre lo he sabido, fuera del estereotipo de lo que es una mujer y su supuesta bipolaridad, debo admitir que manejar mis cambios de humor y sobre todo mis pensamientos ha sido y es una batalla diaria. Y podrá resultar extraño para muchos de los que me conocen, esto porque siempre me enseñaron a fingir la sonrisa. No se de donde lo aprendí, no sé quién me lo enseño, pero lo hago desde que tengo memoria, nadie afuera de mi puede leerme con tanta facilidad, y es gracioso cuanto te tachan de maduro o mentalmente estable y no se imaginan que eso que ven es solo una fachada demasiado elaborada, una que permitió a una niña esconderse de todo lo que pudiera hacerla diferente. Él conoció esa parte de mí, esa que busco esconder, esa que no se comparte con cualquiera, esa que me avergüenza admitir, el conoció la totalidad de mí, los miedos, las constantes preguntas, conoció la maldad que me envuelve cuando siento que la atención no esta puesta sobre mi rostro, conoció mis llantos y mis enojos, mis ideas irracionales y persistentes, conoció los demonios que me abrazan en las noches y que algunas veces me siguen por las mañanas. Él lo conoció todo, no quedó de mi oculto, y hoy me pregunto si eso fue demasiado. Se la respuesta, pero no quiero escribirla, porque de nuevo, nadie quiere vivir una pesadilla sin poder despertar. Se que lo empujé a un extremo, sé que lo alejé, que lo agoté, sé que acabé con sus sueños y sus buenos deseos, y eso, hoy, es lo mas doloroso de todo. Porque a veces vives con una idea incrustada en lo mas profundo de ti, una idea que mantienes a raya porque es tan irracional que solo queda convencerte a ti mismo de que no hay forma de que suceda, pero eso no quita que la idea siga allí. Para mi esa idea se volvió realidad, creció lo suficiente para reírse en mi cara y hacerse notar, y hoy no hay nada ni nadie que la haga callar. Se que no soy fácil y es justo eso lo que me llevó a estar deseando alejarme de todo y todos. Todos tenemos derecho a la paz, a un amor sin complejidad, a un amor libre por el cual no haya que luchar hasta sangrar, yo no doy ese amor. Mi amor es extremista, no sabe de medidas ni de sosiego, quizá porque crecí pensando que el amor era una historia color rosa llena de detalles únicos y especiales, y no es así. No todo en la vida es especial. Mi culpa es no ver cada pequeña cosa por lo que realmente es, una cotidianidad que se comparte con muchos a través de la vida. Un primer beso, el sexo, todo esto pueden ser simples actos banales y eso esta bien, muy bien, pero para mi y mi maldita adicción al romanticismo, son momentos mágicos y llenos de la individualidad que se comparte entre dos. Una estúpida idea que me costó mis heridas, pero no puedo evitarlo, como mencione, mi amor no es fácil. Mi amor esta lleno de preguntas que no descansan hasta dar con la respuesta y que al tenerla dudan de ella por lo que vuelven a preguntar. Mi amor esta lleno de emociones, esta lleno de inseguridad, esta lleno de historias que se recrean en mi mente buscando los defectos… mi amor no es fácil. Yo, no soy fácil. Muchas veces he escuchado la palabra loca, una pequeñísima palabra que tiene tanto poder, y nunca he decido creerla, claro que me he visto tentada a dejarme llevar por ella, una etiqueta fácil de explicar, pero no creo que esta satisfaga todas las definiciones que me conforman. La mayor parte de mi vida creí no tener un motivo para mi manera de pensar, quizá no lo había, solo una desafortunada unión de genes. Hoy, luego de alcanzar mi punto limite tengo la respuesta, finalmente una respuesta que comprende todas las pequeñas rarezas de mi pensar: ansiedad. Esta pequeña amiga que me hace ir a mil por segundo, cuya idea de protegerme es mantenerme aterrada a todo lo que pasó o podría pasar, esta amiga egoísta que prefiere estar en constante alerta y que no descansa, nunca descansa. Cuando conoces a tus demonios por nombre y apellido se hace más fácil presentárselos a los demás. Y quizá en esto fallé por mucho tiempo, ese poder defenderme a mí misma, aceptando lo diferente en mi como algo natural y justificado, quizá para él hubiera sido distinto también. Lograr comprender que esta mujer difícil, obstinada y controladora no era más que una niña a la que nunca le enseñaron a manejar la carga que sostenía. Si pudiera decirle algo seria que lo lamento, por él, por hacerlo pasar por una guerra que no le correspondía librar, lamento que no lograra comprenderme y lamento no haber logrado explicarle. Me gustaría que supiera que lo perdono, que esta bien el rendirse y dejarse llevar por los paisajes hermosos, que no lo juzgo porque se que dio por mi mas de lo que muchos han dado y darán. Él se quedó, sosteniendo el timón sin saber navegar, y pudiendo correr en la primera tormenta decidió tomar mi mano, hoy la puede soltar y eso, al igual que sostenerla, requiere mucho valor. Le diría que le amo, y que una parte de mí siempre lo hará, porque amores como este, que aun en el dolor se convierten en una suave caricia, simplemente no se olvidan. Le diría que ame, que ame fuerte y con ganas, que no busque algo fácil, sino algo posible, algo sin tantos obstáculos como los que yo colocaba y coloco. Que busque quien le ilumine la sonrisa, como él iluminaba la mía. En resumen, que busque alguien que lo ame como yo, pero mejor que yo, que no acepte menos. Acabo de reír por escribirle algo así, hoy comprendo que el odio no forma parte de mí, nunca lo hizo y nunca lo hará, porque la nobleza de mi alma es proporcional a la ansiedad de mi alma, se complementan y nunca existirá una sin la otra, no se puede tener solo las partes buenas, la oscuridad es necesaria para que amanezca. Y quien quiera la luz en mi tendrá que amar la penumbra que me conforma por igual. Pero se que no es justo, porque la vida no es justa, la vida es vida y un día toca reír y otro llorar. Sin mas ni menos, la vida es un azar donde todos tomamos cartas sin querer. Hoy reconozco lo que soy, y quien soy. Y amo los caminos que he recorrido hasta llegar aquí, las lagrimas y carcajadas formar mi día a día, así como la dulzura de sonreír sin motivos solo para darle fuerzas a quienes amo, así como la ansiedad que me abruma hasta doblegarme, así como la inocencia y la ingenuidad de mis acciones, así como mi enorme capacidad de amar y mi enorme incapacidad de odiar. Así, imperfecta, pero real
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Alejandra Fregozo
Cuanto más amor propio menos dolor hay en la pérdida.
(Lo digo de dientes para fuera) porque te leo y siento ese mismo dolor en mí en este momento.
Que haya luz para ambas.
Saludos.
Lucia Alfaro
Maria Jose L de Guevara
Es imposible introducir más matices en la manifestación de tu sentimiento, porque definitivamente has plasmado ya todo lo que se tenía que decir y lo has hecho de una manera brillante.
Un beso de admiración.
María José.
Lucia Alfaro
Maria Jose L de Guevara
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Un relato doloroso, que nace de la profuncidad de un estado muy especial de dudas, frustración, abandono. Un relato donde hay reflexiones de culpas ajenas y propias, y generosas oferta al “el” para que encuentre en el futuro algo mejor y por ende hay una descalificación a tu persona que considero inmerecida. Creo que la primera medida es aceptar el hecho, la segunda revalorizarte como persona y la tercera es equilibrar las culpas del fracaso. No hay una persona en la relación, siempre son dos como mínimo. Tal vez, el futuro de depare otra oportunidad y seguramente que será distinto
Un relato sincero y doloroso, pero transparente y puro
Felicitaciones Lucia
Lucia Alfaro
Nada mas que esta frase para resumir todo una manera tan perfecta, gracias Gustavo por leerlo y por las palabras que me has regalado. Un abrazo.
Lucia Alfaro
Gracias por ser tan valiente amor mio.