Oscarcito y su sombra.
Publicado en Feb 26, 2020
Oscarcito tenía 6 años. Era inquieto y curioso. Todo le llamaba a atención, deseaba saber,conocer, es por eso que investigaba cada cosa que representaba una duda para él. Una mañana, muy temprano se despertó, vistió y levantó como nunca lo hacía. No le gustaba madrugar. Antes de desayunar salió al patio, el sol salía vigoroso frente al niño que, enceguecido por el brillo,giró para proteger sus ojos...entonces la vio. Allí estaba, concreta y clara. Algo alargada, la veía deforme pero estaba seguro: era su sombra! Fue en ese momento que comenzó su idilio con su propia sombra. Su madre lo llamó a desayunar sorprendida por el madrugón, Oscarcito entró a la casa sin dejar de mirar como lo seguía su nuevo amigo. Sabía que lo conocía de antes, pero nunca lo vio en todo su esplendor como esa mañana. Se admiró de las habilidades de su nuevo y misterioso amigo. No importaba si se escondía, siempre lo podía hallar. Si corría lo seguía tan rápido o más que él. Y cuando saltaba, su compañero saltaba con él. Era el amigo perfecto, nunca lo abandonaba. Estaba feliz. A veces, deseaba alcanzarlo para abrazarlo, pero le resultaba imposible. Necesitaba eso. Ideó muchas maneras para sorprenderlo y lograr asirlo. Nada funcionó. Durante todo el día jugaron y se divirtieron como los mejores amigos nunca vistos. Pero cayó la noche y su amigo se volvió esquivo. Dentro de la casa y sin el sol como aliado su amigo parecía estar y no estar al mismo tiempo. Parecía irse y volver a aparecer en los lugares más extraños...sobre la mesa del comedor o detrás del televisor. No entendía porqué su mejor amigo lo evitaba de esa manera. Muy enojado y sin cenar fue a su habitación y se acostó. Se había ido. La luz del velador incidía justo sobre sus ojos. Pensó que eso le impedía que su amigo lo encuentre.. -Debe estar cansado, mañana lo buscaré- pensó. Se durmió con una sonrisa. Apenas abrió sus ojos,salió corriendo sin vestirse a buscar a su amigo. Lo halló nuevamente en el patio. Oscarcito creció. Supo qué era una sombra y vivía una vida plena. Pero nunca dejó de mirar hacia atrás para verlo, o para el costado...ya podía predecir dónde estaría con sólo ver la fuente de luz. Mucho tiempo atrás supo que sin luz no hay sombra. Mucho tiempo atrás supo que la luz era la clave de su existencia, su inseparable compañero de juego primero y de la vida toda luego, no podía existir sin la luz. Siempre se aseguraba de moverse en lugares luminosos. Había mejorado su relación a un grado inimaginable. Aunque parezca mentira, logró que su sombra se adapte a su estado de animo. Cuando se casó, con el amor de su vida, su único amor, fue el día más feliz de su vida. En su interior era casi comparable a esa mañana que descubrió a su secreto amigo. A nadie le podía decir que tenía ese tipo de amistades, sobretodo porque odiaba los internados siquiátricos. Su esposa no conocía su relación, y él a escondidas pasaba su tiempo con su sombra que a esta altura de su vida ya era parte de sí. Los tres vivieron felices durante treinta largos y felices años, hasta que un día ocurrió lo impensado. Su esposa descubrió la terrible, perversa y odiosa relación secreta de Oscarcito ( aunque mayor, así lo seguían llamando) y se enojó mucho. Se sintió despechada y envidiosa. Celosa y todo su amor se transformó en odio hacia su marido, a su sombra y a esa relación obscena y abominable. Deseaba vengarse por todos y cada uno de los momentos que su esposo pasó con su sombra. Ella pensaba en todo lo que habían disfrutado juntos furtivamente, y más rencor le generaba. Hasta que un día se animó, y decidida, comenzó una fogosa relación con un desconocido, alguien que no tenía cara, no le importaba...era su propia sombra, y haría con ella lo que deseara. Como es de prever, el hombre se enteró, mucho más rápido que su esposa lo hizo de su relación con su su sombra, su verdadero amigo. La decepción y el desasosiego vinieron de inmediato. Y la depresión lo alcanzó al poco tiempo. Ya solo, solo con su desganada sombra, quería morir. Ya no lo seguía tan velozmente y casi ni aparecía, buscaba esconderse en la oscuridad, su peor enemigo, de brutal poder hacia él. Tanto poder que lo hacía desaparecer. Se sentía tan mal como su amigo humano, parecía sufrir junto a él. Y así era. Emulaba sus emociones aunque sea con gestos y hasta a veces se tomaba la cabeza mientras el hombre dormía o trataba de hacerlo. Oscarcito sabía que el final llegaría pronto, y no podría salvar a su sombra, lo seguiría hasta el infierno si así fuera necesario. No quería cometer una locura porque su amigo quedaría solo. Pero pudo más su severa melancolía. El hombre subió al altillo y se arrojó a la calle. No gritó...miró a su alrededor para ver caer a su amigo. No logro verlo jamás. Murió en el acto mismo de tocar el asfalto. Los testigos, quienes pasaban desprevenidos por le lugar, aseguraron haber visto una “especie” de sombra caer junto a la víctima. Cuando el desdichado fue llevado por el servicio de emergencia, en el lugar de la caída, claramente se notaba una sombra algo alargada, casi deforme....juraron que era su sombra!
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GAINEDDU CLAUDIO
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