Dos mujeres entre la multitud
Publicado en Feb 29, 2020
La fecha había llegado por fin. Por las calles de la gran ciudad miles de mujeres y algunos hombres marchaban entre consignas, gritos incomprensibles y ademanes frenéticos. En la vanguardia de la multitud el grupo de mujeres que organizaron la protesta se mostraban desafiantes ante la prensa, la mayoría de ese grupo con poses bien estudiadas y aprendidas gritaban: ¡No a la violencia de género! ¡Ni una más! ¡Alto a los femenicidios! Eran sus consignas. María Elena marchaba eufórica a la cabeza del contingente, su protesta tenía fundamento en carne propia, Aurelio Tabares su marido siempre le había sido infiel y la maltrataba psicológicamente y de palabra cuando ella le reclamaba su actitud de mujeriego. El hombre solía negar sus amoríos, pero ella estaba bien segura de su infidelidad pues había sido tenaz en la búsqueda de “pruebas” contundentes, como los olores de su ropa, lo que decía al estar dormido, su demora para regresar a casa, su desgano sexual, eran las evidencias que la habían llevado a aquella manifestación. Las mujeres asesinadas de las que daban cuenta las noticias poco le importaban, —pobrecillas, debieron ser más cuidadosas— se le escucha decir. En medio de la multitud también marchaba cabizbaja y en silencio Altagracia Martínez, ella también creía tener suficientes motivos contra el maltrato a la mujer, ya que era una víctima más de la misoginia del hombre. Su situación era como la de cientos de mujeres en el mundo pues a pesar de su juventud y belleza su hombre Aurelio Tabares, la había convertido en “su reina de la casa chica” sin la posibilidad de legitimizar su relación, pues su hombre tenía esposa e hijos a los que se negaba a abandonar. Ella estaba condenada a vivir en la clandestinidad de los amores de tiempo compartido, donde nadie gana, todos pierden. ¿Los femenicidios? Pues que castiguen a los culpables, al menos esas mujeres no murieron lentamente de pena como yo, pensaba Altagracia. Y en un arrebato feminista se unió al coro: ¡NI UNA MÁS, Ni UNA MÁS!
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Mara Vallejo D.-
El relato compartío tiene mucha tela para cortar . . .
En mi país hay femicidio, feminicidio frecuentemente; los culpables son dejados en libertad y vuelven a lo mismo; realmente es una situación preocupante. " Ni una más" , pero solo es una frase . . .
Grato leerte.
Abrazos
María
kalutavon
Maria Jose L de Guevara
Gracias por ser uno de ellos.
Un gran beso
María José.
kalutavon
Enrique Gonzlez Matas
De hecho, se está produciendo una revolución femenina que ya será imparable.
Nosotros debemos ayudarlas en sus reivindicaciones, pero el cambio se está dando por su valor y empeño.
Enhorabuena Kalutavon.
kalutavon