Sofía llega a la televisión en 2015. Una chica muy joven, muy guapa, pero que a simple vista no muestra una forma de ser que llame mucho la atención, lo cual ella tampoco pretendía hacer. Solo los que de verdad nos acabamos fijando en ella sabemos quién es realmente y cuál es su fondo.
 
Yo personalmente y al igual que gran parte de la audiencia, porque era imposible no hacerlo, me fijé primero en su madre. Todos sabemos cómo es Maite con sus defectos que son muchos y sus virtudes que también son muchas. Viendo una mujer tan potente y explosiva era imposible no tener curiosidad por saber cómo era su hija, entonces empecé a fijarme en Sofía.
 
La Sofía que empecé a conocer me pareció una de las concursantes de GH que más destacaba sin intentar hacerlo, con una naturalidad propia e innata, que es su sello de identidad, y que tampoco se esforzaba por explotarla ni por sacarla a la luz, sino que la traía interiorizada de casa. Sofía no ‘concursó’ en ningún momento, vivió el concurso como si su vida misma fuera, y de esta forma ganó el programa mucho antes de llevarse los 300.000 euros.
 
Lo que Sofía tiene es que por mucho que la conozcas y te hagas una idea de sus pensamientos nunca terminas de saber por dónde va a salir, y eso hace que cada vez que la veas no quieras dejar de mirar y te quedes pegado a la pantalla. Su sinceridad muchas veces violenta, la verdad que desprende y su fuerza mental son magnéticas.
 
Los que sabemos cómo es de verdad sabemos que tiene un corazón muy grande, pero también sabemos que solo se lo muestra a quien ella le apetezca, a quien considere que lo merezca o a quien no la juzgue. Y elegir ser buena persona con quien tú quieras serlo, que yo sepa no está prohibido. Y esto se puede argumentar más con los realitys en los que lo ha dado todo por sus amigos y donde siempre ha llevado por delante la lealtad. Por ejemplo en GH cuando se salvó y no podía parar de llorar al saber que dejaba en peligro a su amiga Marta con su mayor enemiga, o en SV cuando tenía que nominar a alguien directamente y se olvidó de sus propios conflictos para nominar a quién realmente hizo daño a su amiga Raquel (Romina). 
Sin ir más lejos, sus propios fans sabemos cómo es con nosotros y cómo nos cuida tanto en redes sociales como a los que conoce en persona, cómo habla tan bien de nosotros y cómo de agradecida es. 
 
Pero casi siempre lo más fácil es juzgar y no pararte a pensar en porqué alguien a veces tiene arrebatos que pueden confundirse con maldad gratuita. Hay personas que no dejan que nada ni nadie les pise porque así les ha obligado su vida y su cabeza. La infancia y la experiencia vivida marcan gran parte de la personalidad de las personas, y ella no ha tenido precisamente una infancia fácil hasta aparecer en televisión, fue más bien bastante jodida.
 
En resumen, Sofía para mí ha cruzado la línea de “personaje” para convertirse en una persona que quiero y que voy a apoyar siempre haga lo que haga, reconociendo sus fallos que como todo el mundo los tiene pero con algo muy importante que es la garantía y la certeza de saber que su esencia seguirá intacta y de que no me va a decepcionar nunca.