LA MEJOR DESPEDIDA DE SOLTERA. MIA 18/06/2017
Hoy ha sido la despedida de soltera de Ana, la cuarta de nuestro grupo de bachiller. Quién nos iba a decir que Ana, la menor de todas, iba a ser la primera que se iba a casar con 27 años, mientras las demás casi ni tenemos novio formal. La despedida la hemos organizado sus amigas de toda la vida, un total de doce chicas, Julia no vino porque su novio no la dejó, como siempre. Y se unió también la tía de Ana, es mayor pero muy moderna; fue petición de la novia, se integró en la fiesta desde el primer momento.
Llegamos a primera hora de la mañana a casa de la novia, le hicimos un camino de pétalos de rosas hasta la limusina blanca. Abrió los ojos y empezó a gritar y dar saltitos de alegría, nosotras también, e hicimos un corro alrededor de ella para gritar que hoy iba a ser nuestro gran día. ¡Viva la novia! Todas con la camiseta roja “Somos las amigas de la novia” y Ana con la camiseta blanca y en letras rojas mayúsculas: ”SOY LA NOVIA”. Le pusimos una diadema de rosas blancas pequeñitas que quedaban muy resultonas y románticas. Ya de por si Ana es alta, con ese cuerpazo, esa melena rubia hasta la cintura y la diadema parecía una diosa griega. Dentro de la limusina abrimos un par de botellas de cava. Marga brindó por el amor y para que todas juntas pudiésemos vivirlo hasta el final de nuestras vidas, hubo un gran “si” y subimos nuestras copas. Su tía, Ángela, repitió un par de veces y eso que era por la mañana, temprano. No me extraña que luego se le soltara la lengua.
Rosa y Eva son las únicas que tienen novio y hacía que no las veía, siglos. Me acuerdo que el novio de Rosa siempre la estaba engañando, pero siempre volvía pidiendo perdón y con cara de morirse e incluso amenazaba con matarse si ella no volvía con él. Ella en cambio tan buena, tan generosa y casi una mártir al final le perdonaba. Hay que ser tonta, por Dios, tendría que darle pasaporte, que hay miles de tíos que se morirían por ella. Me enferma ¿No será que en el fondo le gustaba ese tipo de relación? El sentirse mártir, va a tener razón Marga, pues sigue con él y con la misma historia. Ya no nos extraña ni le preguntamos y ella se ha acostumbrado, cuando alguien pregunta por él responde que “con sus tonterías”. Eva en cambio tiene novio desde que entró en la Universidad, su propio vecino de escalera con el que también coincidió como compañero en la carrera de veterinaria, y han terminado siendo uña y carne. Los primeros años como pareja, parecían
Zipi y Zape, y por lo que me han contado, siguen igual. Donde va uno va el otro, solo que es ella la que decide todo, incluso su ropa, porque si él tiene una duda, ella baja a su casa y aun delante de su madre, le dice lo que se ha de poner para poder ir conjuntados como los gemelos del tebeo. No se cómo no se lo ha traído. Han pasado muchos años y siguen igual, no ha habido ni evolución ni cambios. ¿Dos personas están juntas durante años y justo las dos evolucionan en el mismo sentido? Tienen una clínica de veterinaria en la manzana al lado de donde viven y no sé a qué esperan para casarse.
Las dos, Rosa y Eva, poseen en común la satisfacción de tener lo que las demás carecemos: una pareja “estable”.
Llegamos a la fiesta. Marga le vendó los ojos a la novia y salimos todas rodeándola y gritando ¡Viva la novia!...
Era un gran chiringuito, en una de las playas más paradisíacas del lugar, aguas turquesas que ya quisiera el Caribe, arena finita de color gris brillante que casi parece plateada, resultado del origen volcánico del lugar. Radicado en una de esas calas del Mediterráneo donde el agua es una balsa de quietud casi todos los días del año. Cuando entramos, justo delante de la piscina llena de globos y con Disc-Jockey preparado, le quitamos el pañuelo de los ojos y la novia, otra vez, se quedó atónita y la música empezó a amenizar la entrada de los camareros con bandejas llenas de aperitivos. Ni que decir tiene, que, sin quitarnos las camisetas, pero con el biquini puesto, nos tiramos a la piscina después de lanzar a la novia al agua. Me ha encantado, como niñas, gritando, echando agua, riendo y en cuanto te sentabas en las tumbonas, aparecía un camarero o con bocaditos o con bebidas, la tía de Ana no les quitaba el ojo. Es una señora ya con sus años, pero estaba disfrutando solazando sus ojitos detrás de las formas de los jovencitos. La verdad es que todos tenían cuerpos trabajados en el gimnasio y alguno se te quedaba mirando a los ojos, provocando. Se les veía creídos. Esos saben de más. Conocen la noche y saben latín. Yo llevaba mi biquini
camel con bolitas de colores colgando en los laterales y unas discretas plumitas en donde el biquini cierra el canalillo, muy étnico. No me costó mucho, de unas rebajas de la tienda de mi prima. Y tenía otro de repuesto en la bolsa. A ver si aquí encontraba al hombre de mi vida, pensé, mientras echaba el ojo a un grupillo de chicos que se habían quedado mirando, gratamente sorprendidos, al ver que estábamos de despedida de soltera. Y este biquini me sienta de escándalo, mucho mejor que el de las otras, ni comparación, vamos. (Tenía que buscar alguna excusa para darme un garbeo por aquella zona)
A la hora de la comida Marga se subió al escenario para pedir silencio con esas dotes de mando que tiene, siempre había sido la delegada de curso. Lo suyo es dirigir y organizar, y que yo sepa, actualmente se encargar del departamento de recursos humanos de una gran empresa con más de 1000 empleados,
no es nadie la Marga. Si Marga se encarga de organizar algo, no solo sale bien, es que es inmejorable y nadie le rechista, bueno alguien si, su
amante, porque esa es otra, con lo dispuesta, abierta y echada “
palante” que es, transita por una tortuosa relación en la sombra con un hombre casado. Eso, solo lo sabemos sus íntimas. El resto de la gente no entiende como una chica tan simpática, con esas dotes y la verdad es que es muy sensual, no tenga ya una buena pareja estable. Ella dice que pasa… que no necesita al sexo “fuerte” para sobrevivir y tener una vida cómoda, algunos piensan que es muy rarita y empiezan a mirarla a medio gas dando a entender que seguramente tiende al “pescado”. Claro, que nadie la ve como nosotras, llorando a media noche y gimiendo de hombro en hombro de sus amigas, porque
él, otra vez, no ha dado el paso de terminar con su esposa, rebajándola de paso, a ser la otra, el segundo plato. Tan fuerte y capaz, profesionalmente, y como persona no tiene, lo que se ha de tener, para mandarlo más allá del infinito… En cambio, acepta sus peregrinas excusas y finge que son tan lógicas e irrefutables… Y baja la cabeza esperando esas miguitas de pan, que es el tiempo que
él le da para vivir su
secreta historia de amor. Nadie ve la corriente bajo el mar en calma.
Pues Marga nos anuncia la entrada de una macro paella de marisco hecha por uno de los
chefs más famosos de la zona. Ana, se tapa la boca diciendo. ¡No me lo puedo creer! Sois las mejores amigas del mundo y ¿Yo me merezco tanto? Entró el chef, presidiendo una gran paella traída en un carrito por cuatro camareros y con la música de boda. Se plantó ante la novia e hizo una inclinación con la cabeza. No estaba nada mal este hombre. Mayorcito, con sus canas, pero apuesto y con un brazo cuajado de tatuajes de colores que le favorecían, se mantenía fuerte y corpulento. Sí señor. Como la que no quiere la cosa, miré a Ángela, y sí, tenía ese brillito lascivo en la mirada. La tía de Ana rondaría los cincuenta y algo, estaba divorciada, dos veces, había llevado una vida clásica, se casó por la Iglesia muy joven y tuvo dos niños mellizos, su último marido la dejó por otra más joven al entrar en la crisis de los cuarenta, y se encontró sin marido y con los hijos fuera del nido. Ella dice que desde entonces ha vivido varias vidas en una.
La paella impresionante, fue fotografiada y filmada mientras el chef nos iba sirviendo pequeños platitos para poder llevarlos sin peso donde quisiéramos. No era un servicio en mesa, era más tipo bufé, así podíamos movernos y relacionarnos mejor. Después de servirnos, sobraba tanta paella que Marga, tan dispuesta, anunció por el micrófono, que se invitaba a los presentes, como obsequió y gentileza de la novia y la celebración de su próximo enlace. Consiguió que la gente se acercara y le diera la enhorabuena a Ana. Yo, aproveché, también, para lucir mi figura entre el grupito de los chicos que se acercaron para probar la paella, saludar a la novia y
ver lo que pescaban. Estuve hablando con uno de ellos, era interesante, con una mirada profunda y capaz de mantener una conversación de diez minutos sin hablar de fútbol o política (interesante, terreno por explorar), nos intercambiamos
whatsapp… Para mi desgracia, ellos se iban ya. Uf, llevo mucho tiempo buscando novio y nada. Ya tengo la treintena y no consigo alguien para formar familia. Mi sueño es tener hijos, un hogar y un hombre que me quiera. Marga se ríe de mí, dice que lo que yo quiero es la “casa de la pradera” y que he visto mucha televisión. Pero no. Nada de eso. Y nadie me lo va a quitar de la cabeza. Yo quiero una estabilidad, porque yo me he criado en una familia en donde al volver del colegio había una madre que nos daba la merienda a mis hermanos y a mí. Un padre al que esperábamos por las noches para cenar todos juntos y los fines de semana eran escapadas de toda la familia que disfrutábamos unidos. Yo quiero eso. Lo quiero y lo quiero. Y no hay forma. He tenido algún que otro rollito, pero nada. He conocido chicos por las aplicaciones de contacto, por mis diversas actividades también, pero en cuanto me siento a hablar con ellos y estoy un rato, no veo que me nazca un sentimiento o mariposas en el estómago, y la verdad, no quiero tonterías, quiero algo auténtico porque busco el pilar de mi propia familia. Yo sigo buscando, pero ya no puedo esperar mucho que el arroz se me va a pasar. Siempre es lo mismo, me ilusiono mucho, me arreglo, fantaseo y lo conozco… Me viene el bajón, unas veces por x y otras por z. Pero la maldita realidad es que me estoy muriendo de ansiedad, y lo único que calma mi zozobra, es escribir como me deshilacho por dentro, y eso es lo que estoy haciendo.
Ya eran las cuatro de la tarde cuando sacaron la tarta, una gran tarta de frutas que creo que era más grande aún que la paella. Era una de esas tartas de diseño que tenía la foto de Ana en varios momentos de su vida. En todas bonita, alegre y misteriosa. Y dispersadas en toda la tarta había como
chupa-chups que cada uno de ellos tenía una frase escrita por cada una de nosotras. Se emocionó tanto la novia que no solo se puso a llorar, sino que agarró el micrófono y estuvo comentando entre sollozos lo que éramos cada una de nosotras para ella. Hubo silencio y emoción. Despedíamos a una amiga que iba a cambiar su vida. Iba a empezar otro camino con alguien que ella amaba y era amada. Formaría un vínculo que con el tiempo lo abrirían a sus descendientes, el resultado de su amor. Tendrían que pasar momentos de locura, pero cada noche sentirían que su grupo era un hogar, donde se cocinaban todos los sentimientos para tener un futuro común y compartido. El ser humano lo había hecho así desde la prehistoria porque nace desde el instinto y se madura con el sentimiento, desde los orígenes, aparte de religión y sociedad.
Estuvimos comiendo tarta y bañándonos hasta que empezó a caer el Sol. Las chicas habían formado sus grupos para charlar, otras dormitaban en hamacas y nos quedamos juntas, Rosa, Eva, Marga, Ángela, la novia y yo. En un momento de osadía les propuse coger un par de botellas de cava, copas y la cubitera e irnos a la orilla del mar. No había nadie, podíamos ver el anochecer oyendo el rompeolas e incluso hacernos alguna foto para el recuerdo. En cinco minutos estábamos allí. Llenamos las copas, brindamos, y nos quedamos todas mirando el mar en silencio. Estuvimos muchos minutos en silencio y eso fue lo que nos despegó de la fiesta, fue como cerrarnos en nuestra intimidad. Una intimidad que se acababa de abrir para nosotras seis. La primera en hablar fue Ana, la novia, para explicar y recordar su historia con David, su prometido. Se enamoró de él en el mismo instante en que lo vio, en el colegio, cuando tenían nueve años. Ella supo que era su amor. Eso sí, tuvo que esperar que él viviera varios romances, verle partir a vivir aventuras en el extranjero y se conformó durante tiempo en ser su amiga del alma, hasta que ya cerca de los veinticinco, David, se dio cuenta por fin, que la amaba. No pudo impedir una sonrisa y, en un bonito gesto, nos animó a compartir su felicidad… A ver cuántas de nosotras nos animábamos a casarnos. Se había levantado algo de aire, pero estábamos tan a gusto que seguimos y Marga le contestó con una pregunta, ¿Casarnos por amor? ¿Qué es el amor? Y Ana sin dudarlo le dijo que imaginaba que para unos era la compensación de lo que le faltaba a cada uno, por ejemplo: protección, dulzura, cariño… pero que para ella era el sentido de su vida, que fue ver a David y supo que era estar junto a él y compartir la vida, durante mucho tiempo fue como amiga, pero estuvo incluso en esos momentos compartiendo la vida con él. Marga le soltó que eso no era suficiente para ella, y que lo sabía porque lo estaba viviendo en sus propias carnes. Amor tenía que ser un
feed-back, dar y recibir, que ambas partes dieran lo máximo para igualarse y un trabajo continuo, si no se moría el amor.
A esto Ángela soltó una risotada y con la copa en mano hizo el gesto de brindar, tomó un sorbo y dijo. ¿Y si la verdadera pregunta no es qué es el amor? ¿Y si la verdadera pregunta es ver si se puede extrapolar una constante en el comportamiento de los enamorados y ver si vale la pena la lucha o al menos que cada uno decida viendo lo visto si quiere o no ...? (Sus rojas mejillas indicaban que había bebido algo más de lo normal… Pero coordinaba perfectamente).
Veamos, constantes absolutas a lo largo de la vida, una, en la adolescencia, en los primeros contactos con el sentimiento de amar y el sexo, se mezclan ambos y uno va con el otro, el hombre por su amada no ve obstáculo terrenal ni no terrenal que le impida ir hacia ella. Un chico enamorado, sube montañas y cruza mares para estar a su lado ¿Eso que dura? Pues la adolescencia y un poco más, así que ese tipo de amor se calma cuando los dos se hacen adultos y aunque sigan juntos ha cambiado. Llega entonces el cariño, las ganas de unirse y formar familia, existe entonces un encuentro de un futuro juntos y objetivo común, ahí es la ilusión. Todo es ilusión, ilusión de formar hogar, trabajo y casa. ¿Qué pasa? Que cuando se tiene no es tan bucólico ni mucho menos. La casa es un trabajo constante, además de gastos y dolores de cabeza. Los niños no cumplen el patrón de lo que se ha imaginado y no existen cursillos para ser padre, no ya, buenos padres, unos progenitores aceptables. Y esto lleva al desgaste, porque llevar ambos este futuro y objetivo en común quema energías físicas, se llega derrotado a la noche, cada día. No hay nada como la rutina, el desgaste y el día a día para llegar a las famosas crisis. Y ya nos metemos en la madurez. Ambos se plantean su vida, y se miran su ombligo, la ceguera del amor por el otro no existe, o no debería existir. Y ya cada uno actúa según sus valores o sus propias fidelidades ¿Resultado? Muy diversos, unos hacen doble vida, otros rompen su relación, otros les puede el sentimentalismo de llevar tanto tiempo y acomodan su vida para estar con esa persona, y algunos incluso hablan con su pareja y hacen nuevos pactos, acuerdos de supervivencia. Así que según cada uno como haya salido de las crisis, así estará, solo, con su pareja, o con su nueva pareja. Conclusión: Todo son tiempos. Son tiempos y se sale de cada uno de esos tiempos según se haya optado y la actitud, el egoísmo, o el cariño de los cónyuges. Yo, votaría por adoptar mejor a una mascota, hacedme caso.
Nadie la interrumpió y todo lo soltó con tanta fluidez, soltura y cadencia que cualquiera hubiese tomado sus palabras por una lección de matemáticas o física, repetida por un viejo maestro... Pero, yo sentí, que se me desgarraba el alma, que frio todo, que calculador, que poco humano y romántico…
No pude evitarlo y salté: Eso es una teoría de muy poco peso, tan poco, como el peso de la resolución de una raíz cuadrada... una tontería con carácter científico y calculador que se caía por su propio peso, cero, ¿cuánto pesa una raíz cuadrada…? La base del amor, del amor humano, del amor entre personas que constituyen una familia, es la humanidad, y eso si es un argumento de peso, ante el que la lógica científica se derrumbaba por no tener en cuenta los sentimientos. Ángela me miró de reojo y torció su boca en un gesto de suficiencia irónica ¿Ah sí? ¿Seguro?
Me puse roja y salió de mi la guerrera que soy de las causas perdidas. Mira. Le dije. ¿Ves esa pareja de ancianos de ochenta años? Llevo observándoles toda la tarde, él está pendiente de ella cada vez que entra en el agua, y ella cuando él entra le prepara la toalla, son gestos amorosos que les salen a cada uno de ellos, sin ecuaciones ni fórmulas... Sin que el otro diga o se fije, sin contraprestación alguna, es simplemente la ternura de cuidarse, sin agradecimientos ni formalidades. Llevarán toda la vida juntos y sí, habrán tenido baches, pero claramente no han cumplido esos tiempos, porque siguen enamorados como el primer día.
Y en eso se levantan los viejos y se ponen a pasear viniendo hacia donde estábamos nosotras, y cuando llegan a nuestra altura a ella se le oye: “¿Pero tú te crees que yo soy tonta? Llevas toda la vida haciéndome creer que soy tonta, y te repito que no soy tonta, y si yo hubiera tenido mi sueldo te ibas a enterar. Que no sé cómo decirte que no quiero más pájaros de caza, que estoy harta que toda mi juventud me he quedado encerrada en casa mientras tú te ibas a cazar. Y te digo una cosa, en cuanto te mueras, con el ataúd delante tiro todos los pájaros fuera y empiezo a vivir. Lo juro por Dios” Y, fue decir esto, se apoyó en el brazo que él le ofrecía y a continuación le pasó la mano por la cabeza, peinándole los cuatro pelos que le quedaban al pobre hombre.
Se escuchó a Marga decir. ¿Y si nos vamos a tomar unos mojitos, nos emborrachamos y nos olvidamos de este tema? Se oyó la respuesta unísona:
Vale
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Un relato interesante con el análisis de la personalidad de cada una y algo de historias personales. Descripción de pasos progresivos del homenaje, algunas consideraciones sobre detalles en cada una de las sorpresas y finalmente a las orillas del mar, con unos tragos encima, la pregunta cotidiana de ¿qué es el amor? que tanto intriga a la humanidad; creo que el amor no se busca, uno se encuentra sin querer. Es un continuo descubrimiento espontaneo, una experiencia que es como una enfermedad que ofrece el menor peligro de contagio. y esa pareja de “ancianos” terminan de describir algo más interesante…Lo que la protagonista veía como su ejemplo de su sueño terminó, cuando ella pide de una forma u otra su propia libertad y peor aún…cuando “ella sea quien lo despide”. ¿Será así realmente? Amor/Dolor, son complementarios; a veces, predomina uno sobre el otro. Esta es en realidad creo…. una buena definición. La cita de Gelman ratifica un poco esto, “ella abrazaba a su hombre, sin embargo esperaba que por esa puerta entrara la ternura…” ¿SERÁ?
Felicitaciones Mar
Mar
Creo que cuando evolucionamos como personas también evoluciona la forma de sentir amor .
Maria Jose L de Guevara
Un abrazo.
María José.
Mar
FELIZ SANTO !!!!!!