EL CORTE DE PELO DE MARÍA
Publicado en Mar 19, 2020
EL CORTE DE PELO DE MARÍA -MIA
Tenía mi cita como siempre en mi peluquería y entré saludando a Menchu y a Carla; las conozco desde que abrieron el local, así que me siento como en casa. Me senté esperando mi turno, sabiendo que no tendría que esperar mucho. Fue Menchu la que me indicó el cambio. Su primo estaba esa semana en su peluquería ayudando y cogiendo practica, había dejado un tiempo ser peluquero y volvía a ponerse otra vez en acción. No entendí muy bien si es que quería montar su propio negocio en otra ciudad o en el extranjero, pero allí apareció David, un cuarentón que no tenía pinta para nada de afeminado y con una imagen bien distinta del peluquero. No muy alto, más bien regordete, con una melena rizada sin estilo y que los rizos del flequillo casi le tapaban los ojos. Una barba mal cuidada y mal rasurada que le daba pinta de haberse despertado en ese momento pero a la misma vez hacía destacar esos ojos grandes de color miel que según la luz se volvían a ratos verdes a ratos amarillos, y una sonrisa de madurez, de ya vengo de todo, de ya me lo sé y ya os entiendo a vosotras las mujeres. Le indiqué a Menchu que me parecía bien ponerme en sus manos, teníamos confianza y siempre estaba dispuesta a cualquier cambio. Con la sonrisa puesta y a medio susurro me indicó que lo acompañara para lavarme la cabeza. Era la parte más alejada de la peluquería con cinco sillones para lavar cabezas y no había nadie más allí esa tarde. Yo esperaba que me empezara a contar su vida o a preguntar por la mia pero en vez de eso cambió la música, puso "El bolero de Ravel " y le dio volumen. Me acomodó y me puso en el cuello una toalla caliente y en las piernas un posa pies para que estuviera lo más a gusto y relajada posible. Se me acercó al oído y con una voz ronca me susurró -Cierra los ojos, y déjate llevar por la música. No pienses. Ni contesté, me había cogido por sorpresa esa situación y callé para otorgar. Cerré los ojos y sentí el chorro del agua caliente que se filtraba poco a poco por el nacimiento del pelo desde la frente hasta la nuca. El masaje con el champú empezó también desde el nacimiento del pelo en la frente al son de la música, o al menos a mi me parecía, a la nuca. La música llenaba mi mente y la presión de los dedos de David dando masaje se estaba convirtiendo satisfactoriamente en un relax. Me daba apuro relajarme del todo, como una vergüenza por si se notaba mi deleite, pero fue la voz de David en mi oído la que me aconsejó que no pensara y que disfrutara. Sentí el masaje, aclaró el pelo con esos pequeños escalofríos que proporcionaba el cambio de temperatura del agua, y el bolero de Rabel recorriendo todo mi cuerpo. Me obligué a volver a mi cuerpo cuando me secaba con una toalla pequeña que la dejó envuelta en mi cabeza como un turbante. Ya abría yo los ojos cuando oí: _No te levantes aún. Queda lo mejor_ y empezó a masajear las cervicales. Ya me había ganado. Delante del espejo, con toda mi larga melena lacia mojada miraba a David con admiración, él se me quedó mirando en silencio con esos ojos tan llenos de vida y de sabiduría que no pude aguantar la mirada. Y volvió a susurrarme al oído _Atrévete a confiar en mí y déjate llevar por mis tijeras. No te prometo que sea algo que tengas en mente pero si te prometo que serás distinta y te cambiará la vida. Repito me tenía ganada y si me hubiera pedido rasurarme la cabeza y tatuarme " I LOVE YOU ", ningún problema. Asentí con la cabeza. Mientras me media la longitud de mi pelo e introducía sus dedos en mis cabellos , me explicó que lo que cada uno de nosotros llevamos dentro podemos armonizarlo con nuestra imagen. Era sacar nuestro "yo" en imagen para darnos más fuerza . Su voz, sus palabras, su mirada directa a través de sus rizos y el movimiento de sus manos en mi pelo me hipnotizaban. No tuve miedo del ruido de las tijeras, no sufrí por saber el cambio. Filosofó un poco de la vida pero nada profundo, era vivir con la fluidez sin intentar oponerse, ser agua, llegar a tu destino, a tu equilibrio sin enfrentamientos ... A cada corte que iba dando un poco más de equilibrio me transmitía, me sonreía y nos mirábamos a través del espejo, uno al lado del otro. Me secó el pelo revolucionando con la mano todo el cabello, me lo dejo en melena corta y cuando me dejo ver, vi una mujer segura, corte de pelo alocado, moderno que realzaba mi cara pequeña. Lo que vi fue mi seguridad en imagen. Puso su cara pegada a la mía y dijo _Esa eres tú, solo había que sacarte _ y realmente así me sentí. Se acercó Menchu con una sonrisa de oreja a oreja a comprobar el resultado de David; me dirigió una mirada para asegurarse que estaba satisfecha y una vez confirmada se puso a comentar con su primo el buen trabajo hecho. Ya había pagado y fui a dar las gracias por el buen trabajo cuando sus ojos me advirtieron que iba con intención y sí, se despidió dando un par de besos. Primero uno en una mejilla y al pasar a la otra mejilla lo hizo rozando sus labios en los míos muy despacio para que no hubiera duda. Nadie se dio cuenta, estaba camuflado por la rutina de una despedida. Ninguno de los dos dijo nada ni gesto ...un adiós y me fui.
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Maria Jose L de Guevara
Pero también debo explicarte que en el momento de leer la mención que la melodía "el bolero de Ravel" intervenía en el cuento, detuve transitoriamente la lectura y busqué en you tube dicha obra interpretada por la orquesta sinfónica de Munich, y comencé a oírla junto con terminar tu sabrosa historia. Creo entender tu sensibilidad para atreverme a pensar que imaginas perfectamente el maravilloso efecto que circuló por mi ser toda esta puesta en escena; por supuesto lograda por ese buen talento que colocas a tus líneas.
Te felicito y envío cariños.
María José.
Mar