HOY NO ES EL DIA
Publicado en Mar 23, 2020
HOY NO ES EL DÍA
SEUDÓNIMO: MIA Hoy es el día, despierto en mi Sevilla que me vio crecer y sí, estoy nerviosa pero decidida, ya no voy a sufrir más ni voy a arrastrar más este lastre. Demasiado tiempo rezumando en mi interior, pesa, quema y sobre todo hunde. No puedo engañarme más tiempo con esperanzas, esfuerzo y siempre la desilusión: es la constante que nunca pierdo. Ya está, lo que reconforta es la decisión, no tengo que pensar, solo llevarlo a cabo y todo habrá terminado. La oscuridad y la absoluta falta de consciencia será una bendición. Lo que pase después, por fin, no será problema mío, ni me importará. Bueno, sí, tendré que despedirme. Me imagino. Siempre la gente se despide y deja una nota, pero no sé a quién dejársela. Mis padres murieron. Mis amigos ya hacen su vida desde hace tiempo y nos vemos en los cumpleaños para recordarnos que somos amigos y así no se nos olvida. Mis hermanos ni siquiera viven en la misma ciudad, el resto de mi familia hace tiempo que no saben de mí. En el trabajo lo que les voy a dar es una alegría y al recibir la nota no sabrán qué hacer con ella, lo mismo les creo un problema ético o moral, a la hora de valorar la carta, en qué tipo de código encajarla... A ver si ahora mi problema va a ser de quién y cómo despedirme. Bueno, lo importante, para no andarme por otros derroteros, es que por fin me he decidido y solo tengo que llevarlo a cabo. No me voy a calentar también la cabeza con pormenores. Ya está, envío un mensaje de voz al grupo de mi familia por whatsapp, y así todos lo sabrán y no habré tenido que decidir a quién… Venga, es fácil, aprieto el icono del micrófono: —" Querida familia, voy a hacer un viaje del que no volveré y necesito despedirme: No, no me he vuelto loca, pero sí que llevo mucho tiempo desde que pasó lo que vosotros sabéis que no he vuelto a ser la misma. Me siento vacía y sola, muy sola. Recuerdo mi niñez en la que tenía todo tipo de compañía, desde padres, hermanos, compañeros del colegio, primos... Eso era una constante cada día. Te haces mayor y cada uno hace su propia familia, el problema viene cuando a uno se le deshace y por su forma de ser, no sabe remontar y volver a empezar... Lo he intentado y lo he intentado muchos años. Seguro que me he equivocado mil veces en las distintas formas de hacerlo. Pero ya estoy cansada. Cansada de intentarlo y dar palos de ciego. Me he hecho experta en caerme y en levantarme, en luchar, en estar en constante pelea con el aire porque sé que no lo estoy haciendo bien. Pero ya me da igual, las frases de los azucarillos me resbalan, ya lo que quiero es irme de este mundo... Perdonad. Llaman a la puerta, vuelvo en seguida. Ya está enviado, luego si eso, ya sigo. —Angustias… ¿Qué necesita usted tan temprano? Angustias es mi vecina de la puerta de enfrente. Es la típica viejecita sola sevillana, viuda, cariñosa que siempre que necesita algo me llama. Es adorable y siempre intenta recompensarte todo lo que haces por ella. Tiene el carácter sevillano en sangre. —Ay, perdona hija que te moleste, pero con la cabeza que tengo, sin querer he dejado la puerta abierta y la gata se ha salido. Yo sé que tú siempre la encuentras y me la traes, y estoy preocupada. ¿Vas a salir? ¿Estabas haciendo algo importante? —No, no se preocupe, y sé dónde está, últimamente le gusta irse a la puerta de la vecina de abajo que se ha comprado una alfombra nueva para la puerta y a tu Kity le gusta afilarse las uñas ahí. Vamos… Ve, no se lo había dicho… Me parece que nos han oído y van a abrir la puerta. — Anda. ¡Hola! Si son las vecinas de arriba. La gata se ha vuelto a escapar y se ha venido a mi puerta ¿No?... Pues qué bien, porque necesito tu ayuda Ramona, por favor eres enfermera y tenía que salir a inyectarme al centro de salud, ¿Si quisieras hacerme el favor...? Ay, gracias. Entre usted también Angustias y les preparo a ambas un desayuno. Ella es Eduarda, está casada y tiene tres niños, pensaban tener dos pero el tercero vino sin que le llamaran. El último es siempre el hijo que decide venir se le llame o no. Muchas veces me pide favores sencillos porque no da abasto. Me gusta su familia —Vale, no hay problema si siempre te pongo inyecciones por tu problema... Pero me voy rápido que tengo cosas que hacer hoy y no puedo dejarlo para otro día. —Esta anciana — anuncia Angustias —, os va a preparar un desayuno de verdad, mientras que vais poniendo la inyección. Eduarda ¿Está tu marido para que le prepare también el desayuno? Su marido es Rogelio, psicólogo de la cárcel, siempre me he preguntado cómo debe ser su trabajo, pero nunca habla de él. Así que yo tampoco le pregunto. —No, aún no ha llegado de la guardia, pero prepárale también a él un desayuno, que debe estar al caer. —Unas torrijas siempre sientan bien y vosotras estáis muy flacas, os va a venir muy bien… Con el estómago lleno y con azúcar se ve la vida de otra forma… —Si lo dice por mí, la verdad es que llevo un tiempo mal con mi marido, hace muchas guardias y casi no nos vemos; intento comprenderlo, pero lo poco que nos vemos es para informarnos de los deberes de cada uno en la casa y de los niños. Algunas veces pienso que pasan los días y que no me ha mirado ni a la cara. Me siento como la criada del hogar y del trabajo ¿Tiempo para mí? Ya no me acuerdo, siquiera, ni lo que es eso… Peinarme es un logro cada día. Ramona, cuando vienes y me secuestras para merendar o para ir a comprar algo, me parece gloria. Te tengo que dar las gracias. —No le veo la gran cosa. Solo han sido momentos esporádicos y a mí me han venido bien. No tienes que dar las gracias. Después del desayuno me tengo que ir que tengo cosas que hacer… Llaman a la puerta; abro yo… —Hola, Ramona ¿Tú has dejado la basura en la puerta? Porque hemos bajado a pedirte que bajaras el sonido de la Televisión que va a despertar al niño y nos hemos encontrado que has dejado la bolsa de la basura en la puerta y me parece a mí que ya es pasarse ¿No? ¡Un poco de educación cívica! Mis vecinos de arriba, una pareja que se trasladaron hace unos años desde Alemania. Son muy estrictos en todo y siempre comparan lo bien que funciona Alemania con el descontrol de España, pero la realidad es que han tenido varias veces oportunidad de volver a Alemania y ni se lo plantean. Han adoptado hace poco un bebé y se han traído a la abuela a vivir con ellos Noto que los colores me salen, que el corazón me palpita, que la vergüenza me aflora por todos los poros de la piel. —Parece mentira que no conozcáis a Ramona; miradla bien, está como el granate. — Sale en mi defensa mi querida Angustias— Si sabéis que seguro que no se ha dado cuenta. Ya no os acordáis cuando entró aquel bicho en vuestra casa, la rata esa, y ante vuestros gritos ella no dudó en entrar, acorralarla y matarla mientras vosotros dabais alaridos. Tampoco os acordáis cuando a los vecinos del ático se les rompieron las tuberías del agua, y las cataratas de agua que bajaban por las escaleras... ¿Quién estuvo hasta altas horas de la noche recogiendo agua porque era verano y pilló a todos fuera de casa? Y la de veces que no le molesta buscar mi gata. ¡Seamos coherentes! —Tiene razón, señora Angustias. Perdona Ramona, pero el niño no nos ha dejado dormir en toda la noche llorando, que seguro te ha molestado a ti. ¿Por qué has dejado la basura fuera? ¿Es que te vas? —Bueno, sí, tengo que hacer un par de cosillas e iba a estar un tiempo fuera... Perdonad las dos cosas, no me he dado cuenta, e iba con prisas. ¡Qué vergüenza! Me noto la cara roja —Venga, venga, menos tonterías, que he hecho torrijas para un regimiento. Quedaros vosotros también y desayunáis como Dios manda. Mira, aquí viene tu marido. Rogelio ve la puerta abierta y todos los que estamos y su cara es de asombro: —Hombre, que veo. ¿No me digáis…? La reunión de la comunidad era hoy y en mi casa ¿No? Pues nos vamos a poner todos las pilas… Mirad lo que traigo, en la puerta de la escalera han dejado abandonado un cachorro. Es muy grande creo yo. Ya he llamado a Julio, nuestro amigo veterinario que viene de camino... Claro que no sabía lo de la reunión de la comunidad… Es broma. Doña Angustias haga más torrijas que seguro que viene con su mujer. Mirad que preciosidad de cachorro. Que tu gata no se acerque —No te preocupes por mi gata, es una bendita, nunca se bufa con los perros y lo mismo le lame. La conoceré yo. Acaba de llegar Julio, el veterinario, y su mujer. Aparecen también los vecinos de enfrente de Eduarda, son una pareja de homosexuales hipocondriacos, que creen que por ser enfermera tengo el título de médico, de adivina y de psicóloga... Mil veces me han tocado a la puerta para enseñarme el termómetro con décimas de fiebre para que especulara cuánto tiempo de vida les quedaba y qué pensamientos positivos debían mantener, para que la enfermedad no se cebara en ellos. A estos no los voy a echar de menos. —¡Dios Santo! Pero si es un cachorro de Gran Danés. Madre mía, a ver a quién encasquetas este bicho — Fue la primera reacción de Julio al llegar. —¿Cómo es un Gran Danés? — Fue la pregunta de Angustias, pero la realidad es que todos teníamos la misma curiosidad, callados en espera de la respuesta. Julio deja que el suspense nos devore y mirándonos, a unos y a otros, contesta: —¿Os acordáis de los dibujos animados Scooby Doo? Pues esa raza es. Hay que tener en cuenta que es costoso tenerlo y hay que darle largos paseos. Bueno, se me ocurre que puedo ponerme en contacto con Alemania para encontrarle una familia (son muy amantes de adoptar perros abandonados) pero esto puede tardar, al menos, un par de meses. Alguien se lo debe quedar en ese tiempo. Ni que hubiera levantado el dedo. Esto se estaba poniendo mal, yo tenía que llevar a cabo mi misión, irme para siempre... Rogelio toma la palabra: —Seamos lógicos, creo que todos hemos pensado en cómo es Ramona… Ella siempre nos da un algo, un pedacito de "alegría", es su forma de ser; cuando menos nos lo esperamos aparece y nos envuelve. Este pequeño Gran Danés va a necesitar ese "algo" que tiene Ramona, mientras se le encuentra familia — Y van y le aplauden todos, yo me he quedado muerta, ya quisiera yo… Pero no, ahora no, es imposible... Y la guinda la añade el veterinario. —Toma ya, pues hagámoslo a lo grande, una Asociación que recoja perros y que les busque familias, vosotros los que venís de Alemania podéis hacer de intérpretes, y todos podemos hacernos responsable de que esto funcione bajo las directrices de Ramona, que por lo que contáis sería perfecta. A esto sí que se añadieron gritos de alegría y aplausos, parecía un mitin político. Por Dios que me quiero morir, ¿tan difícil es? Y no solo eso, los pocos vecinos que faltaban fueron apareciendo, increíblemente, Angustias iba sacando torrijas para todos. Alguien exclamó, qué ya que estábamos todos juntos que escogiéramos presidente de Comunidad, así no habría que realizar la reunión de la semana próxima… Gritos de aceptación, todos a una, empiezan a gritar mi nombre para presidenta de la Comunidad. Lo tengo claro, esta gente se toma algo por la mañana con el desayuno y no son torrijas. De pronto al cachorro de Gran Danés me lo pusieron en mis brazos, uno de los vecinos que es abogado me dijo que no me preocupara que mañana él mismo se ponía a formalizar la Asociación. Y cuando levanto la vista aparece en la puerta la policía. Parecíamos el camarote de los hermanos Marx, pillados de in fraganti, ante los cuerpos de Seguridad del Estado: —Buenos días — hacen el saludo los dos agentes y se quedan mirándonos como si eso fuera una fiesta a buena hora de la mañana — Estamos buscando a la señorita Ramona… Su familia, nos han llamado… Están preocupados por un mensaje de Whatapp remitido por esta señorita… Por lo visto… Habían entendido el mensaje como una posible nota de suicidio… Decían que estaba muy sola… ¿Saben dónde la podemos encontrar? Y allí, en medio de todas las miradas. Yo, con el perro en los brazos, el abogado a mi lado, el veterinario y su mujer, y rodeada de todos mis vecinos, solo pude decir —Hoy no es el día
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gonza pedro miguel
Mar
Lucy Reyes
Me gustó mucho.
Cordial saludo
Lucy.
Mar
Maria Jose L de Guevara
Todos felices con Ramona, menos ella consigo misma.
Tus letras siguen siendo increíbles.
Besos
María José.
Mar