La decepción, el miedo más grande que llevamos algunos.
Publicado en Apr 14, 2020
Pensar que cuando tu alma esta destrozada es cuando comienzas a escribir, es extraño, pero te nace la necesidad de hacerlo… Me encuentro entre la decisión de vivir con la decepción o morir para aliviar el dolor, en ocasiones es frustrante como en un segundo tus pensamientos vagan sobre mil maneras de morir, a este paso creo que mejor intentaré vivir con la decepción.
El dilema está en tomar las fuerzas necesarias para aceptar la realidad y afrontar el hecho de como le dirás a las personas que amas lo que te ha sucedido. Es difícil, he llorado tanto que mi boca se ha secado y aún con lágrimas en mis ojos no he sido capaz de confesar lo que pasó, es duro decepcionar a tus Padres, y sentir como se desmoronan internamente, acepto que no merezco su empatía ni mucho menos su compasión… Los he defraudado… Ah! Pero no se confundan, esto no es texto con tips de superación, ni tips de como afrontar la depresión, es solo la necesidad de intentar plasmar en palabras como me siento. Se preguntarán, ¿qué hice para sentirme así?, Pues… les explicaré un poco como soy para que puedan entenderme. A medida que iba creciendo se me facilitó aprender las cosas, fui becada toda mi primaria, en secundaria fui estudiante honorable hasta noveno, en décimo y undécimo me “revelé” contra el sistema, me pareció mediocre el hecho que mis compañeros que eran vagos y hacían trampa en los exámenes se iban a graduar el mismo día que yo y aplaudidos por todos los presentes; en resumen, al sistema le importa más una nota que el conocimiento adquirido. En fin, llegué a la Universidad y seguí presenciando lo mismo, la diferencia era que mientras yo me esforzaba por aprender y levantarme luego de un tropiezo estas personas tenían la suerte de continuar, avanzaban más rápido que yo, les iba mejor yo y eran “valorados” por mis docentes… Me sentía mal a veces bien, sentía que la vida me estaba impulsando a ser como ellos, pero desistí, seguí esforzándome, dando lo mejor de mí, pero cuando estas en la etapa final de la carrera cada tropiezo duele más, en uno de ellos conocí la depresión, supe que el suicidio era una solución muy viable, te ofrece alivio y ausencia. Como todos, tengo un factor importante que si no sabemos factorizar nos puede llevar a casos extremos, aquí entre nos, he cargado con el mismo peso en mis hombros toda mi vida, el decepcionar a mis Padres, a mi familia, a mi misma, soy un desastre hecho realidad que se siente abandonada por Dios. Todo el tiempo me pregunto, ¿Qué está mal conmigo? ¿qué quiere la vida de mí? ¿Tan mala persona soy? Por que cada vez que estoy a punto de cumplir un sueño la vida me arrebata todo y cuando estoy apunto de quitarme la vida, aparece alguien que lo impide, aquí entre nos, casi lo logró hace un año, la diferencia es que mi hermana me detuvo y me dijo: “Esta es la solución que siempre va a encontrar para los problemas, basta!”; en ese momento ella fue mi luz, luz que me iluminó la oscuridad que me estaba invadiendo la mente y el corazón. Pero hoy me dejé atrapar nuevamente de la oscuridad. Esta vez, todo es diferente, mis Padres merecen la verdad, debo pedirles perdón, debo afrontar el miedo más grande que tengo… perderlos. Debo decirles que cuando estaba a un pie de subirme a la tarima y dedicarles mi titulo, lo arruine todo, nuevamente perdí la última materia de la carrera, aquella que les había ocultado, aquella que tenía esperanza de aprobar, aquella que no supe priorizar como debía…me duele, me duele mucho este final, porque ya le estaba cogiendo amor a la vida, tenía planeado luchar por nuevas metas, tenía planeado trabajar tan duro para viajar por el mundo con mis ellos, me sentía viva. Ahora la depresión me golpeo más duro, las ganas de aliviar este dolor son más fuertes, la diferencia es que esta vez quiero hacer bien las cosas, dejar algunas notas con cosas que debo, quiero aprovechar estas últimas horas que me he dado para vivir más momentos con mis padres y hermana, y por último quiero charlar con Dios, quiero saber que hice mal desde que nací. Luego, me iré, me iré para siempre, no quiero causar más problemas, no quiero lastimar a más gente, no quiero hacer que mi familia se esfuerce por un caso perdido, no quiero verlos pasar sus días luchando por mí. Esta vez anhelo que nadie me detenga, no merezco más oportunidades, no merezco el cariño de la gente, no merezco el amor de mis padres, ni mucho menos el amor de Dios…debo irme a pagar por mis errores.
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Magnolia Stella Correa Martinez
Dios te bendiga, Yulli.
Luis Alejandro