Relato 2
Publicado en Apr 19, 2020
Cierro el viejo grifo de la ducha, ya no tengo más agua caliente así que dejo que el agua se escurra por todo mi cuerpo, hace días no tengo toallas limpias, miro al piso y doy dos pasos y uno más, levanto la mirada y miro el espejo roto y empañado, quién es ese que veo, en qué me he convertido, en qué momento han pasado tantos años, por qué sigo viviendo en un pequeño apartamento con un baño color rosa, o bueno fue rosa, ya está tan acabado que parece salmón, la tasa del sanitario lleva años despicada si mal no estoy, desde que vivo aquí, algún día con dos o tres botellas de whisky de más me cortaré el culo al sentarme ahí, creo que eso me daría placer, morir desangrado en un baño color rosa que siempre odié.
No sé si es de día o de noche, hace más de una semana no salgo, mis persianas están cerradas desde entonces y por ratos intento prender la TV, no sé por qué lo hago sí hace más de 3 meses que se quemó. Recuerdo cuando la compré, fue en un centro comercial de cadena, iba a comprar huevos, cereal y leche para el desayuno y terminé comprando una TV, el por qué la compré aún no lo comprendo, la diferí a 60 cuotas en mi tarjeta de crédito y se preguntaran por qué tantas cuotas… eso tampoco nunca lo entendí. Mis finanzas nunca fueron las mejores, siempre viví con lo justo, mi sueldo siempre me alcanzó para pagar el arriendo de este pequeño apartamento, comer un par de veces al día y mi botella de whisky, que falte todo menos el whisky en mi mesa. Hay noches en las que tomo de más (casi todas las noches) siempre en el último trago recuerdo a Charlotte, es la mujer más inteligente e inocente que conocí, era tanta su inteligencia que en una tarde de noviembre cogió todas sus cosas y se largó, me dejó por su jefe, un elegante señor dueño del ArtGallery, o en otra palabras un puto afeminado que vende arte moderno. De Charlotte extraño su sonrisa y su copa 36B, nunca ví unos senos más perfectos, eran como los de una porno star, lo hacía como las diosas, era de iniciativa propia, lo cogía y se lo metía todo, con esa destreza va a llegar muy alto, hasta presidenta puede llegar a ser. Conocí a Charlotte en la librería del centro, solía ir con frecuencia, nunca compraba ni un libro, mi dinero no me lo permitía y siempre quise más el whisky que leer, un domingo con pinta de miércoles a mediodía estiré mi mano para alcanzar un libro de Bukowski y por azares del destino, segundos antes de que mi mano llegara al libro, ella lo tomó, de una dirigí mi mirada hacia ella, en mi cabeza estaban ya por salir un par de madrazos, ¿cómo va a tomar el libro que yo quería?, pero no pude, al verla me congelé. Era hermosa, era como una chica Almodóvar, creo que a ella también de alguna manera le gusté, no la culpo, hay personas que les gusta lo feo, lo desaliñado. Al verla, y al verme ella, de una me dijo, ¿eres aries, cierto? no,no,no, ¡Eres piscis! a lo que yo me quedé callado y ella dijo si, eres piscis, yo le dije sí sin saber que era, la verdad nunca creí y me río de quienes creen en la astrología, cómo voy a saber mi signo zodiacal cuando ni recuerdo mi cumpleaños. Ella comenzó a hablar, yo solo asentía con la cabeza, después de unos minutos ya estábamos sentados en la cafetería, y después de dos cafés la interrumpí por primera vez con voz temblorosa y le pregunté, al final y al cabo cómo te llamas, a lo que ella dijo ¡Charlotte! entre sonrisas y coquetería, esa noche terminamos así, yo sabiendo su nombre y ella sin saber el mío, nunca lo pregunto, para ella era el señor piscis. Por varios días seguí asistiendo a la librería pero ella no aparecía. Una noche en el bar de jazz de mi amigo Allan yo estaba lleno de whisky, un par de botellas ya habían pasado por mi garganta, de un momento a otro escuché una voz dulce diciendo hola señor piscis ¿cómo va?, apenas escuché eso voltee mi mirada y la ví, era Charlotte, y sin responder nada y como pude me levanté de la silla, la besé y le dije hola, ella quedó sorprendida por mi acto pero le gustó, dijo bien y me volvió a besar, esa noche fueron más las folladas que las botellas de alcohol que tomamos, esa noche ella conoció mi pequeño apartamento con baño color rosa, bueno ya salmón por el pasar del tiempo.
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