Verdades y mentiras.
Publicado en May 07, 2020
Verdades y mentiras.
“Solo sé que no sé nada…” (Sócrates) Ha sido mi alma un libro abierto, escrito intensamente y para ser leído con deleite; pleno con luces radiantes, con escenas emocionantes, con placeres y cariños exuberantes y, además, con tantas maravillosas personas presentes… Ello, por una parte, pues por otra, hubo lánguidos e inciertos matices originados por sombras oscuras que, penosamente, se arrastraron entre sus morigeradas páginas. También hubo veces de largo y soso ocio que ni siquiera se anotaron en alguna parte, porque transcurrieron sin ninguna pena y sin ninguna gloria, malgastadas aburridamente. Es así la vida, un correr azaroso que en el camino de los sueños pretende encaramarse en los generosos destellos que se exhiben gratuitamente en el horizonte… Algunos, al albur, se consiguen; otros, inevitablemente, se destrozan contra el muro de la contingencia. La fortuna no está destinada para todos, es sencillamente una lotería y aquello de ser nosotros mismos los dueños y conductores del porvenir, es la mayor de las mentiras, porque repentinamente en la ruta se te cruza el pelmazo que jamás, siquiera, conociste, que venía ebrio de una fiesta y no fue capaz de advertir la luz roja que tenía enfrente… ¡Plaf..! Sin merecerlo se te troncha la vida. Se puede seguir y continuar sumando, porque lo inesperado de un accidente puede no ser la única causa, también se deben agregar nuestros propios errores, las sobrestimaciones de nuestro intelecto, las malas intenciones del resto de la gente, la tormenta que se avecina en lontananza… y hasta el adoquín que permaneció tanto tiempo suelto en la calzada. No obstante, juro que no me estoy quejando, porque, como comencé diciendo, en mi templado libro están escritos todos los dulces verbos y poemas que reflejan mis pletóricos sentimientos, los que han dejado nítidas imágenes en mis recuerdos… Como así, por ejemplo, también en la huella recorrida, dejé sembrada la semilla de un durazno que hoy día se luce orgullosamente en mi patio trasero convertida en majestuoso árbol frutal, con sus ramas frondosas y sus millares de florecillas color rosa, profundamente perfumadas… Ahora le gozo… Entre planos, luces y sombras, como todos, he construido mi insignificante tránsito por la vida sin parar de sembrar y cosechar incesantemente con una infaltable sonrisa por delante. No obstante, entre todos los esfuerzos, he de reconocer que una de las sombras ha sacado de la ruta a mi velero y lo ha arrastrado a la deriva, hacia el vasto océano de las indecisiones, donde se confunden torpemente las nostalgias, las aventuras, los sueños, las equivocaciones… (Aguas revueltas que no me producen confianza). Y, para colocar la fresa sobre la crema del pastel, ha llegado cocoroca* a joder la pandemia y me ha sumido en cuarentena, me ha envuelto con cintas grises de soledad y ha hecho que me apoye con morriña en el vano de la ventana a esperar, igual que una adolescente, el amanecer que sustente mis esperanzas. Supongo que ahora tengo tiempo sobrante para escuchar en silencio los latidos de mi corazón y oír cómo claramente el ritmo de su pálpito declama una oración diciendo: “De todos mis matices, escoge uno solo, penétralo con devoción y quédate en su centro, para que enciendas dentro mío una clara hoguera que alumbre un perfecto camino hacia un bello mañana”. (*) Chile –Desfachatada-descarada-altanera.
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Magnolia Stella Correa Martinez
“De todos mis matices, escoge uno solo, penétralo con devoción y quédate en su centro, para que enciendas dentro mío una clara hoguera que alumbre un perfecto camino hacia un bello mañana”. Sin duda María Jose, encontrar ESE motivo le da a la Vida su Razón de ser.
Felicitaciones por tu magnífico relato. Un abrazo.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Bueno, como puede advertir he tomado esta última frase completa tuya al final de tu profunda y transparente “carta de una mujer reflexiva”….como yo le diría a este relato magnifico que has hecho.
Un repaso ajustado sobre una vida que ha transitado épocas “radiantes, con escenas emocionantes, con placeres y cariños exuberantes”, a el “hubo lánguidos e inciertos matices originados por sombras oscuras…”
Pienso que debe ser muy pobre y triste a todas aquellas almas que se les arrancó de una u otra forma la capacidad de sentir, ya sea alegría o pena. No importa cual. Es como una amputación al alma y de esa mirada la escritora reafirma su existencia plena y sana que lógicamente puede impactar por la tristeza y hasta una acusación, pero con esa carga y la pandemia sumada, la protagonista aún se asoma a su ventana porque en ese lugar la noche que escapó entre las rejas, albergó la luz radiante del día y entre esas muchas tribulaciones ella sola encuentra su camino porque su alma sigue sedienta de reencontrar y reencontrarse, porque en el reconto de los hechos vividos NADA FUE INTRASCENDENTE, al contrario, fue una sumatoria de experiencias que enriquecieron la vida de la protagonista
Felicitaciones Marijo
Tenía en deuda este comentario
María José Ladrón de Guevara
Como siempre, colmas de gozo mi alma con tus palabras y adhieres tus sabios conceptos a mis locas ideas.
Has de permitirme siempre que te plasme en mi imaginación como un noble caballero, montado en fulgente corcel de luz, señalando el horizonte pleno con verdes campos de dichas y esperanzas: Lo que trasmiten tus verbos.
Cariños
María José.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
saludos y cuidate
Marìa Vallejo D.-
Puedo decir que escribes bien, que me ha encantao.
Un abrazo y, a cuidarse!!
María
Maria Jose L de Guevara
Gracias por estar conmigo.
María José.
Raquel
Maria Jose L de Guevara
Muchos entienden y valoran lo que una dice, pero tú no te conformas con solo eso, sino, haces notar los puntos que podrían ser solo cosméticos y ue no lo son. Gracias por ello.
Cariños, Raquel. Cuídate.
María José.
Raquel
Lucy Reyes
Muy grato leer y releer tus magníficos textos.
Un abrazo de felicitación querida María José.
Lucy
Maria Jose L de Guevara
Gracias por tus palabras.
Un beso.
María José.
Enrique Gonzlez Matas
Cuídate y ánimo para estas situación especial.
Un fuerte abrazo.
Maria Jose L de Guevara
Gracias, querido Enrique, por estar siempre presente.
Un gran cariño.
Maria José.