Presa del Cazador
Publicado en May 11, 2020
Ella era tan preciosa, pero no era su belleza física la que la hacía así, era su forma de ser tan delicada, tan sensible, tan solo hablar con ella sentías tanta confianza, de las pocas personas que se maravillan con un amanecer, contemplar la luna y las estrellas es lo que también sabía hacer, su sentido del humor era inexplicable, eran tan fluido y con un sentido sarcástico pero no de esos que molestan, sus ocurrencias te hacían sonreír, tan transparente con sus sentimientos, que podías leerla desde donde la vieras, pero yo la mate, mate a ese hermoso ser, con mi egoísmo, con mis inseguridades, mate su felicidad, cada día la ahogaba en tristeza, la sumergía en melancolía, no permití que entrara en mi corazón, por más que ella lo intentara, siempre deseare no haberla conocido, porque así lastimarla no hubiera sido su destino, como la extinción de una flama yo consumí su corazón, deje que mi fría alma la congelara, fue víctima de mi ser, como presa del cazador. Ella era una criatura preciosa y a final yo fui su depredador.
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Maria Jose L de Guevara
Es una verdadera lástima, porque cuando se tiene amplitud en el alma, respetar, admirar y preservar la belleza de la vida y el mundo se nos permite empaparnos con su esencia.
Un saludo y un abrazo
María José.