Diciembre de 2019. Las autoridades de salud de Wuhan comienzan a reportar los primeros casos de neumonía a la OMS, el virus aún es desconocido. Así parte el Covid-19, virus que hoy en día tiene en alerta a todo el planeta y que ya transformó una crisis sanitaria, en también una crisis económica a nivel mundial. Lo paradójico de esta pandemia es que China fue la cuna de ella, en el mercado mayorista de mariscos de Wuhan aparecen los primeros casos, sin embargo 3 meses después, el gigante asiático ya levanta la cuarentena total y en medio del caos compra 30% de las acciones que pertenecen a occidente en China.
 En base a los antecedentes ya mencionados, analizaremos porqué China se está mostrando como el gran ganador en medio de esta crisis a nivel global y cómo su cultura y la manera de sortear cualquier obstáculo le permiten seguir creciendo a pasos agigantados.
China hoy en día es la primera potencia comercial del mundo, mantiene relaciones con 124 países, y a su vez es la segunda potencia económica, quedando atrás de Estados Unidos quien ostenta la hegemonía desde 1872, pero se estima que en el año 2025 China podría ser la primera potencia económica, dejando atrás a los americanos. Esta idea no es una locura, ya que a través de la historia hemos visto cómo el país ha crecido de manera exponencial y han logrado cifras asombrosas en cantidad de años récords. En 1921 se establece el partido comunista en China, la formación política más influyente del país. Uno de sus fundadores fue Mao Tse Tung quien en 1949 proclamó la República Popular China, en medio de una economía precaria, sin desarrollo científico ni tecnológico y pobreza extrema. En la década de los 60 se origina la Revolución Cultural encabezada por Mao Tse Tung, una lucha contra el capitalismo y la administración burocrática del partido. Posteriormente en 1978 comandado por el viceprimer Ministro de China, Deng Xiaoping, se inicia una serie de reformas económicas y políticas que llevarían al país a una transformación radical en los próximos años.
 Jiang Zemin, presidente de China desde 1989 hasta el 2003, tenía un objetivo principal cuya finalidad era alcanzar la prosperidad común, él aseguraba que su meta era que toda la gente progresara, a fin de crear una China más fuerte. En esta nueva fase se impulsó la introducción de tecnología de punta, se reformó el sistema financiero, bajaron los aranceles y la inflación. En el año 2001 China ingresa a la organización mundial de comercio, pudiendo llegar la mercancía de todo el mundo al mercado más grande del planeta. Song Li, representante de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma asegura en una entrevista que “El ritmo de crecimiento económico de China entre 1981 y 2001 fue de un 10,1%”.
A través de este seguimiento, vemos que China en tres décadas logró llegar a posicionarse como la segunda economía del mundo, es una cultura milenaria que ha sorteado diversos obstáculos para pavimentar el camino hacia el anhelado progreso, y como era de esperar, el Coronavirus no iba a ser la excepción.
 El presentador de noticias de CGTN, Zou Yue habla sobre el virus en el país de oriente y asegura que “tiempos desesperados piden medidas desesperadas” y que justamente estas restricciones son las que van a lograr aplanar la curva de contagios en el país, ya que el virus no respeta fronteras, ni valores culturales, ni opiniones políticas. Inicios del 2020, las fábricas cerraron, el transporte público se detuvo y las personas tuvieron que quedarse en sus hogares. Todo indicaba que China, país en el cual se inició esta pandemia estaba en graves problemas. Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la producción industrial se desplomó en los dos primeros meses de 2020 hasta 13,5% interanual por el cierre generalizado de fábricas, su peor caída desde que a principios de 1990 comenzara a registrarse esta variable. Por su parte, la producción de la industria manufacturera disminuyó 15,7%, mientras que la producción y el suministro de electricidad, energía térmica, gas y agua reportaron una caída interanual de 7,1%. Sin olvidarnos que mientras estos índices caían, los números de contagiados y víctimas fatales aumentaban día a día. Todo el mundo expectante de lo que ocurría en Wuhan y sus alrededores, se había construido en tiempo récord (menos de 10 días) un hospital con 1.000 camas en dicha localidad para combatir el caos. Ya instaurada la crisis sanitaria, las medidas de paralización del país empiezan a tener sus efectos, por supuesto negativos en cuanto a economía. La moneda de la nación asiática comenzó a disminuir, pero el Banco Central de China no tomó ninguna medida al respecto para detener el devalúo. Incluso, los rumores de que la primera potencia comercial mundial ni siquiera tenía mascarillas suficientes para combatir el Covid-19 sumados a la decisión del presidente Xi Jinping de bloquear las fronteras, provocaron una caída del 44% en los precios de las acciones de empresas en el área tecnológica y química. Ante tal panorama, los gigantes financieros deciden vender sus acciones, que hasta ese momento nadie estaba interesado en adquirirlas. Una vez que las acciones ya estaban por debajo del límite permitido, Xi Jinping ordena comprar todas éstas a la vez, adjudicándose de esa manera el 30% de las acciones que pertenecen a occidente en China. Tras esta brillante maniobra, China gana miles de millones de dólares y logra convertirse en el accionista mayoritario de dichas empresas, por sobre los yanquis y europeos. El gigante asiático sin duda se ha visto beneficiado de una manera, hasta podríamos decir sospechosa, con toda la crisis mundial, compra acciones a bajo precio de mercado, aumenta su influencia a nivel mundial, socavando aún más en occidente dado que mantiene mayor presencia económica, se eleva también su buena imagen internacional, dado que todos alaban el prolijo y eficiente manejo de la crisis y sin dejar de mencionar que su principal contrincante económico, Estados Unidos, atraviesa uno de los peores momentos desde que inicia la pandemia, ya que a nivel mundial el país lidera en cuanto a víctimas fatales producto del Coronavirus, sobrepasando incluso a Italia.
 La pandemia se sigue expandiendo, es más, en algunos países esperan que el peak de contagios y fallecidos sea para fines del mes de abril. En cambio, China cada vez retoma con mayor normalidad sus actividades, el 8 de abril se levantó la cuarentena obligatoria en Wuhan, además ya volvieron a operar el 95% de las grandes compañías y 60% de las pequeñas y medianas empresas fuera de Hubei, la provincia donde se encuentra Wuham, la ciudad más afectada. Por lo que todo indica que el país comandado por Xi Jinping comienza una incipiente recuperación.
Conclusión personal Daniela Aránguiz:
Creo que el Coronavirus fue una jugada maestra de China. Desconozco si las teorías que tildan al país de Asia como creador intencional del virus son verdaderas, pero sí estoy segura de que la mayor potencia comercial del mundo ha sido la nación que ha manejado la crisis con mayor eficiencia y eficacia. La cuna de la pandemia fue China, todos los países del mundo tuvimos ventaja respecto a ellos en cuanto a tiempo, para ver qué acciones tomar y cuáles no. Sin embargo, quedamos al debe, e incluso hay autoridades alrededor del mundo que aún no le entregan la debida importancia al tema, un ejemplo evidente es Jair Bolsonaro, presidente de Brasil.
A mi parecer la variable cultural es lo que jugó un rol fundamental en cada paso que dio China en medio de la pandemia. Los chinos saben que para lograr la prosperidad en todo orden de cosas deben superar los obstáculos que se les presenten y que independientemente si fracasan o no, deben aprender, y ante todo poner en práctica las lecciones aprendidas de los fracasos. Respecto a la compra de las acciones a precio ínfimo, creo que eso netamente es porque los chinos son pragmáticos por excelencia, recordemos lo que dice el político reformista Den Xiaoping “no importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”. Xi Jinping no debe haber escatimado en especulaciones al momento de adquirir el 30% de las acciones de occidente en China, él vio lo práctico que resultaba comprar dichas acciones a tan bajo costo y las repercusiones positivas que éstas le traerían a futuro. 
Finalmente, al haber investigado en profundidad la historia de China y ver cómo llegó a ser la potencia que es hoy, creo fehacientemente que llegará a ser la primera potencia económica mundial en un par de años. Ellos lograron la urbanización en 70 años, mientras que en Europa se demoraron 150 años y en América Latina más de dos siglos. Por lo que el tiempo para ellos, no es un factor que condicione cuánto van a     crecer.