EN TIEMPOS DE CORAZONES IMPERMEABLES
Publicado en Jul 25, 2020
En tiempos de corazones impermeables
I Tu corazón fue impermeable A cada beso puro, Impensable Que mi lluvia fuera Tu silencio seco apenas Que apartó mi risa De tu tarde mezquina. Hoy en este acto solemne Te declaro impermeable: A mi beso puro, A mi abrazo nocturno, A mi fuego, Simplemente impermeable… Me declaro inútil Las rocas no me necesitan, No necesitan mis primaveras. II Amar en estos tiempos, Es como olvidar el nombre De las flores, Dejar de ver las luces De una amanecer Anaranjado. Silencioso corre, Recorre las calles de este tiempo Como un río que en su cauce Va perdiendo peces, El amor Cada vez más lento. Como una margarita Creciendo lánguida Entres piedras negras, Así de costosa Es la tarea de amar. Se abre camino, Con penosa marcha Lejos de vergeles, Romances alegres O astros celestes, Solamente se abre camino Con las manos. III Cada vez más débil, Es este impulso de amarte: No hay tiempo para el suspiro, Y si sobra un segundo Lo regalo al sueño o te lo regalo. El día repleto de nada Se lleva mis años, Y vos sin mirarme cada día: Ahora son jóvenes mis manos Que hacen malabares Con miles de escombros De pasado, ecos o silencios. Esta soy yo, Tan simple como un puñado de tierra Fértil, Con dulce perfume A lluvia y cerezas. Y vos sin mirarme: Con los ojos abiertos A los astros lejanos, Y yo con este débil Impulso de amarte y que me ames. Micros, monedas o trenes Rolando siniestros Entre nuestras manos, No me acaricias Las mejillas pálidas, Amarte, amar, amor Cada vez más débil. IV Ya no te espero, Espero el amor Pero sin rostro, Sin nombre, anónimo. Devuelvo las pupilas Al contorno de un abrazo Tibio, esperado. Ya no te espero, No te regalo mis minutos. Un regalo no se regala, Y me regalaste Como un regalo regalado, Ahora espero amor Pero ya no te espero. En el espejo me abraza Una sombra blanca Y yo sonrío, Ya no espero que sean tus dedos Arqueados, mezquinos. Aún son tibios mis labios Al beso puro, Al amor casi infantil pronunciado Que tu lengua de acero Acarició en silencio. Ya no te espero: Hoy tengo un mapa Y para encontrarte lo descifro. V Baste decirte que es cómodo el silencio, tu palabra muda a veces me toca pero quiero que el sonido me sacuda . No temo, tú temes y yo desaparezco. Tus labios adhesivos, Y yo que quiero Que nades sin saber Si el agua te llenará los pulmones, O el cuerpo flotará Plácidamente. No quiero poemas medievales O Frases acodadas, Quiero la espada empuñada, La embestida. Ya queda poco tiempo, Tu trono se hace estrecho, Incómodo: Yo no interpreto los presagios, No descifro símbolos, Estoy al otro lado Sosteniendo el vado Fuerte y simple, Joven Como un puñado de tierra fértil. VI Parece que alguna noche La estrella del este Te acunó, Adormecido, sonriente Permanece tu rostro. Quisiera que despiertes, No soy Blancanieves, No hay cuentos de final Alegre, Pero despierta Deseo que despiertes. Siguen pasando Los duendes del bosque, Es amarga la manzana Y no hay ciervos amables Pero quiero que me mires, Que abras los ojitos Como hojas brillantes Por el rocío. Deja de soñar Simplemente sueños, Toma tus herramientas Y construye, Mi vientre plano suspira. Ahora es tiempo: Habrá días de lluvia Pero hoy el sol espera, Yo estoy despierta Ya no sueño Más que con mis manos Abiertas. VII Toma mi corazón, Como un préstamo Hipotecado. Ya no hay ninguna flor En las minas, Endurecidas Las criptas, Tráeme un escarabajo De amatista. Yo permaneceré Sin corazón, Descorazonada. Tú permanecerás Con el corazón Latiendo Doloroso. Mira tu reloj De agujas Empetroladas, Y camina Con mi corazón Latiendo poderoso. Yo permaneceré Impasible, Mientras tu risa Se esconde. Ya no volverás a ser el mismo, Ahora devuélveme mi corazón: Toma tu escarabajo. VIII Una gota Minúscula, espinada. Dos parpadeos Y se suelta: Huérfana, desnuda, Escarchada Es poderosa. El reflejo tornasol De su paseo Te corta las manos Y los ojos. Quien trata de no verla, La escucha deslizarse Y teme: Cierra los ojos, Se ajusta las sábanas Al cuerpo abrigado Y le duele el olvido. Quien abre las manos Regala un abrazo Y siente dolor Por el frío ajeno: Una gota se hace miles, Crisol esmerilado. Y más triste aún Quien no la ve Porque la inercia Ha borrado los colores De los amaneceres: La gota es sólo un rastro como la huella invisible de un caracol. IX Piedra libre, Sal del escondite. Uno, dos, tres… Yo te miro aunque me veas, Te sostengo la mirada: No me inquietas. Pareces un niño pequeño: Mis números no son infinitos Quiero encontrarte. Uno, dos… Es solamente un juego. Acaso el peor premio Es mi abrazo tierno, Quizás debas hacer ruido O dejar que te vea Acurrucado debajo de la mesa Esperando. Mientras te busco Mi cabello largo Se enreda sin caricias, Mi risa cambia De color. Uno. Me miras desde tu escondite, Es cómodo mirarme Sin que te mire. Te hiere mi urgencia, Tienes miedo. Es ahora el momento Deja que te vea: Piedra libre Y el tiempo es generoso, Corre hacia el abrazo Llega tú primero Y ambos ganamos. O te quedas acurrucado Uno, dos, tres ya no juego. X Caminaste hasta el margen, Hasta donde tu pie Conocía la huella Y te quedaste Temiendo, pensando, Sosteniendo el cuerpo. Diste la vuelta Sin llamarme. Adelante Yo me dejé envolver Por el silencio Que tiene tu nombre, Por la marea que trae Caracoles Y me coroné de espuma. En el margen Regalaste tus sueños a los flamencos anaranjados. Yo conocí el coral Negro de los tiempos, Los espasmos de la luna Movediza, Confundí la sombra De los pescadores Con tus brazos fuertes, Me enredé en sus redes Repletas de peces. Sin llamarme, Llegaste hasta el margen Solamente Yo adelante. Sin llamarme Te anclaste. XI Si esperas el impulso De un tornado Puede que te quedes quieto, Gira con los brazos abiertos Impúlsate. No esperes que la lluvia Haga crecer las amapolas, Corre al río dulce Llena tus manos de agua. No esperes el momento adecuado, Manipula el reloj Y sus agujas, hazte tu tiempo. No busques las palabras apropiadas Deja libre los sonidos Que se apiñan en tu garganta. No esperes crecer para usar Pantalones largos, Deja que tus rodillas permanezcan Tibias. Ahora estoy Y lo que tengo Es este instante en que te miro, Pero no me detengo Mucho tiempo 5 segundos más Y abro los brazos, Comienza el giro, me impulso. XII Tu mirada Es un silogismo Inconcluso: premisas quebradas, digo, afirmo, refuto. Frente a frente, Me abrazas sin tocarme Y cuando amenaza el contacto, Cuando el paso nos guía Hacia la danza, Das tres pasos hacia atrás. Y yo Abandonada al impulso Abrazo el aire, Pierdo el equilibrio. Así es siempre… Hoy llueve Y ya no quiero abrazos invisibles, No es mi tesis comprenderte: Quiero olvidarme de tus ojos, No ver tus sentimientos Permanentemente Refrenados. Estoy sobre las manecillas De un reloj inmenso En equilibrio, Pronto correrá hacia el doce, Yo brincaré de golpe A la aguja más delgada, Sesenta movimientos Ligeros, Ya no te dedico más hipótesis, Deja de pensar en silogismos. XIII Te escuché: En tres líneas Dijiste y no dijiste Nada. En tercera persona Te escondes, Piensas que lo sé y lo sé, pero me falta que te escapes de la estructura. Yo voy suave, Con los dedos tibios Sobre tu espalda Y te estremeces, Yo lo sé. Tu boca cerrada Con la lengua encadenada No deja escapar Ni una consonante. Se disuelven los sonidos. Anoche desperté Vomitando palabras abandonadas, Los labios me dolían Cuando las letras los atravesaban, Me sangran las heridas. Sabes que lo sé Y te conformas, Puedes vivir con el silencio. Yo voy colgada de la noche Que me habla de tus sueños Olvidados, Tus cuentos en tercera persona Son monocromos. Sólo tengo un lápiz, No puedo escribir y escribirte, Yo lo sé Y te escribo en primera, Vocativos en mayúscula, Olvido lo que sé Y si no lo dices, Ya no lo sabré Ni aún sabiéndolo. XIV El café sin aroma Sobre el mantel Helado. Se abrió la puerta Muchas veces Pero ninguna figura Dibujó una sombra En mi frente. La calle mojada Esperaba De perfil. Los sobres de azúcar Derramada Repletos de agujas Se arrastraron por mi garganta. Era la octava tarde De abril Sobre la mesa Y mi café sin aroma Era atacado Por implacables saleros de marfil. En mi batalla No había heridos, Una sola herida Tal vez, Sobre la mesa Un café sin aroma, Unos saleros, Mi corazón en jaque Y la calle mojada De perfil. XV No puedo dormir Quiero buscarte, Silencio en el reloj, En la cartera No hay voces. Mi cama de agujas Me obliga a levantarme Quiero buscarte, Hay un mapa: Con tres tazas de café Resisto el sueño Y descifro la primera pista. Falso, espejismo, Ilusión óptica: Un fantasma. Quiero buscarte, Una gitana me muestra Mis líneas, Te señala. Yo salgo de la oscuridad Viendo tu sombra: Un fantasma. Bajo el puente, Los gnomos ambiciosos Cambian mis tesoros Por mentiras. Alguien me enseña A trazar caminos Con las constelaciones, Y en el centro de Orión Me detengo: Son angostos los caminos, Ajustados Estoy encerrada. Hay un dibujo De tu rostro austero, Ya no recuerdo si te soñé O me soñaste, Cada vez más incierto Tu perfil, ya no duermo Quiero buscarte Tengo frío. XVI Magos conjurados, Libros viejos De tiempos olvidados, Busco filtrarme En el susurro. Busco el conjuro Que despierte Corazones, Quiero el latido repetido Y ardiente. Hay pociones, Me faltan ingredientes Pero quiero que vuelvas A este mundo, Aunque el dolor Sea parte de tus días. Símbolos ilegibles, Pequeños escarabajos Moribundos, Enfrento el sortilegio De brujos poderosos. Quita las manos de tus oídos, Mi voz te rodea. El corazón petrificado, Mi corazón en mil pedazos Te he tocado, Midas. XVII Voy a tocarte, Mi mano será más dura Si tu piel me hiere. Voy a llenarte De mariposas pequeñas, Las sentirás dentro Haciéndote cosquillas De colores. Ahora pequeños anhelos Despiertan, Mis dedos se congelan Hendiendo el agua De los glaciares. No hay sangre, Un flujo invisible de amargura Te tiñe la camisa Sin color. Hay una transfusión: Apenas respiro, Comienzas a vivir Llorando. Te resistes, Empujas, Me lastimas con los labios. XVIII Ayer viste Fotos enmarcadas Quemarse, Y hoy duermes plácidamente. Envolviste falsos regalos Con papeles finos Como lienzos, Dentro: retazos e historias, Cartas interminables. Y hoy duermes. Nos separan los techos Plagados de flores Grises, Dibujos de estrellas Con lápiz negro, No puedes verme Pero me ahogo Mientras duermes. Ayer mi voz Quebraba tu espacio, Tejía canciones con lirios Y malvones, Mi rostro se llenaba De luciérnagas Y hoy duermes, ¿Cómo puedes? XIX Si sumo los caminos, Las noches, Los insomnios Que recorrí, no sé si sería justa alguna cifra. Si sumo las tristezas, La amargura, La decepción No sé si soportarías El dolor. Por suerte Ya recuerdo poco, Ya he perdonado mucho, Siento un silencio cándido. A veces quizás Oigo el zumbido De monstruos desdentados Que me estremecen. “Si estoy acá sentada Es porque tengo un motivo” El corazón desnudo, Latiendo apenas. “¿Vos tenés algún motivo?” El corazón petrificado, Quietos los labios. XX La frente afiebrada, Estaba solo. Mis manos hirvieron En sus mejillas, Ardió mi espalda. Me acordé de mi mamá Y sus caricias suaves, perdí algunas lágrimas. Estaba solo, Me quedé sentada Sosteniéndole el mundo Pesado. La habitación a oscuras, Y mis manos Seguían apilando Sus soledades silenciadas. No me importaba El fuego que quemaba Mi cabello largo, rubio; Ni el dolor del pecho Entumecido. Él estaba solo, Sumido en un sueño De delirio Y mis manos sostenían Sus mejillas. La vida me regalo Su mirada, un saludo. ¿Quién te ha dejado solo? Temblando, debajo de escombros. XXI Te miraba pestañando Rápido, Sosteniendo el suspiro. Más de una vez Escondí notitas Llenas de ternura Dibujada. Me congelé los dedos Acariciando Tu rostro austero, Invernal. Una tarde siniestra Quitaste mi mano, No sostuviste el telón. Tus ojos en mi espalda, es lo último que recuerdo y mis pasos huyendo hacia el destierro. XXII Gamulanes y paraguas Se multiplican La lluvia es roja. Yo camino plácidamente Desnuda, Nadie me mira. Detrás de cristales Hay risas congeladas, Ya he llorado mucho. Golpearé alguna puerta Más tarde, Pero no entraré aunque la lluvia No cese: Cantaré dulcemente Una canción de amor Bajo las gotas rojas. XXIII Sólo romances de la “a” a la “z”: En los vaivenes de las combinaciones, En los atajos mezquinos de las letras Simplemente silenciadas. Recorremos varias veces el camino, Pasando mil veces por “a” Sólo algunas por “z”. Romances en abecedario Con pequeñas puertas, Apenas nos miramos los cuerpos: Somos un dibujo sin trazos Escritos con los dedos. Tendemos puentes A prueba de rutas y andenes, A prueba de caricias y calor. Quizás no son romances Sino ficciones En primera persona De la “a” a la “z”. XXIV Vas por el río Sin usar remos, Impulsado Por la corriente mezquina. Ignoras los puentes y los vados, los resquicios peligrosos donde se esconden los miedos y los sueños. No hay peces en tu río, Ni redes apretadas Sólo navegas en el remanso, Giras en pequeños círculos Sin usar remos ni timón. XXV Temes al polen derramado Por las abejas, Al rocío salado, A las golondrinas. Temes al humo Huérfano del fuego, A las palabras Dulcemente repetidas. Temes al temblor Del trampolín bajo los pies, A tu sombra duplicada, a la metamorfosis de las mariposas. Vives temiendo. ¿Vives si temes?
Página 1 / 1
|
Mara Jos Ladrn de Guevara
Marie, Marie... Francamente he quedado impresionada con la maravillosa fluidez de tus versos, los que en cada tramo me iban ilustrando imágenes de tus sentimientos, como así, también, situaciones de la vida de todos. Porque en muchas oportunidades varios de los matices por tí hermosamente señalados, me tocó sentirles reflejados en mis propios sentimientos: Quizás, un amor injustamente correspondido; alguno equivocado; otros dirigidos a ilusiones vacías... En fin, nada de lo descrito aquí por tu mano me ha dejado indiferente y no me he detenido en saborear cada momento de la lectura, dando una gran frescura a mis emociones.
Hubiera querido, al momento de encontrarme con tu poesía, acusado en el dígito de lecturas que hubiesen sido muchas más de lo notado, porque, sinceramente, es lo merecido.
Incluso, creo, que lo que te digo es poco.
Te envío un abrazo con ganas de que fuera real.
María José.