TIC TAC.
El reloj que corría en el living marcaba los segundos.
TIC TAC.
No se detenía y él seguía esperando.
TIC TAC.
- El tiempo te lleva por delante- pensó, preocupado, mientras miraba el reloj sabiendo que en cualquier momento llegarían.
TIC TAC
Corre el tiempo. Corre la vida. Vida que venía armando cuesta arriba desde el principio. Hacía poco había vuelto a perder un empleo culpa de la ineficiencia de sus compañeros. Si tan solo ellos... un reflujo le subió por la garganta. Si tan solo ellos... ya no importaba. De cualquier forma estaba todo perdido.
TIC TAC
Lidiar con eso y con la muerte de su madre semanas antes había sido demasiado. El tiempo no tiene piedad, ¿no es cierto?- observó- pero ella llegó a salvarme. Llegó en el momento justo que más necesitaba. Llego a frenar este reloj de vida que sólo me destruía a cada segundo que pasaba.
TIC TAC
Ella tan desenvuelta, ella tan alegre, tan simple. Oh si pudiera haberla mantenido para siempre en una cajita de cristal. Ella sólo ella. La vida con ella. Ella que había estado junto a él cuando perdía todo, ella que le había jurado amor eterno... pero ahora... ¿cómo pudo?.
TIC TAC
Repetía a cada segundo las palabras en su mente.
- No quiero estar más contigo.
Y con cada repetición su alma se resquebrajaba un poco más. ¿Cómo pudo?. Había sido culpa de ella. No había tenido opción.  Ella le había armado un mundo de cristal para romperlo en mil fragmentos que se evaporaron con esas simples palabras. No podía permitirse otro sufrimiento. Ella tenía que entender, iba a hacerla entender.
TIC TAC
El primer golpe contra su rostro sonó al compás del reloj. Del resto no tuvo noción. 
Sólo cuando la vio ahi tirada entendió. Sufrir es vivir.
- Ahora si estaremos juntos para siempre.
TOC TOC
Silencio.
- Policía! Recibimos un llamado por un homicidio.
 Silencio.
TIC TAC
Se oyó un disparo.