Para qué vivir, por qué dejarme arrastrar por la belleza, por la música, por el descubrir; el conocer algo nuevo. El amanecer, el ver salir el sol; como todo se ilumina por su luz; como un prado de flores se arrebata de sublime hermosura, inundado por la tenue claridad de la mañana. Para qué vivir. Para qué amarte, para que quererte,  aún, sin conocerte.
Y por qué querer morir, si cada voz de niño me hace sonreír; si las lágrimas salen de mí, cuando frente a una pantalla de televisión me sorprende la Voz kids y ese pequeño querubín. Y para qué morir, para que perderme los primeros pasos de alguien menudo que esta junto a mí. Bendito seas tú, aún sin ti, bendita sea ella que me lo da a mí.  
Para amar sin medida ,para amar sin vergüenzas, para gritarlo al mundo .Para que no se sepa, para llevarlo dentro, para ocultar la mirada; para no ser descubierto. Para qué vivir, para soñar despierto recordándola; para amarla a ella, para ser querido por ella, para convertirme en ella y subir a los cielos, sólo por quererla. Y que no se sepa, que muriendo estoy; solo, por verla. Por sentir su olor, por notar su presencia. Para  llorar dormido porque no la tengo.
Para acompañar a mis padres, para verlos llegar al final de este maravilloso camino; terminar el camino; estar con ellos, para que no haya miedo. Subir a la cima nevada de grandes sueños hechos. De satisfacción, por lo logrado en familia. Secar sus lágrimas y limpiar sus miserias; que la soledad ni siquiera la huelan,  que ese último paso a lo eterno, a lo elevado, no lo sientan. Y no llorarlos después, quizás, echar de menos su presencia; recordarme de niño en medio de ellos subido a la  vespa. Las cosas bien hechas.
Para qué morir, si vivir lo siento. Para andar por mi tierra de brisas y espumas frescas y subir tus montañas y caminar tus playas. Para oír tus sonidos que hasta mi corazón llegan: folias, arrorrós; pito y tambor; pequeño timple sonoro; una isa y un canario cantor. Por saborearte: escaldón de gofio, queso de flor; jareas, pejines y zurrón; buen vino de volcán y picón, caldo millo; carne fiesta. Fiesta en mi corazón.
Sonreír de alegría por amar sin medidas, por no apabullarme, por querer abrazarte con tus idas y venidas. Para mirar hacia arriba y dar gracias a la vida. Para qué vivir me preguntas a mí.
 
 
Luis de los Reyes Mihalic Valdivia, viernes, 28 de abril de 2017