VISTIENDO FANTASMAS
Publicado en Aug 31, 2020
VISTIENDO FANTASMAS Aquel sujeto empujaba meditabundo con paso cansino el carrito del centro comercial. Era un hombrón así de grande, de esos que provocan enojo tenerlo cerca, daba coraje estar junto a él y sopesar su fuerza. Un tipo cejijunto, de párpados hinchados y de mirada dura, aunque apagada. Narigudo, de nariz tan roja como la de un payaso, seguramente por la ingesta constante de licor. Recorría los pasillos entre los anaqueles rumiando sus exacerbados pensamientos: — ¡Le compraré un vestido en color azul, creo es su tonalidad preferida! —Pues el que trae puesto por las noches cuando viene a verme se ve horroroso con todas esas rasgaduras y manchas de sangre— —También le compraré unas bragas de cualquier color, porque ahora no recuerdo como eran las que llevaba aquella vez cuando la hice mía en medio del forcejeo y de sus alaridos de terror— — ¿Un sujetador?, —no, ya no le hace falta, al menos que volviera a renacerle aquella teta que terminó en pedazos entre mi dentadura— De vuelta a la pocilga donde habitaba se dispuso a esperar la llegada de la media noche, era el momento en que ella emergía del socavón que estaba en una de las esquinas de aquel lugar. Mientras eso sucedía, el sujeto fue colocando sobre el desvencijado colchón las prendas adquiridas en el centro comercial, también colocó muy a la mano un cuchillo aún con rastros de sangre seca, por si encontrara otra vez oposición de su amada. Esperándola quedó dormido. El amanecer de un nuevo día lo encontró en el fondo del socavón vestido de mujer y con el cuchillo bien enterrado en el pecho.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Un relato corto, contundente y bien llevado hasta su trágico final “El amanecer de un nuevo día lo encontró en el fondo del socavón vestido de mujer y con el cuchillo bien enterrado en el pecho”. De aquel hombre robusto y desaliñado de mirada helada y actitudes despreciables que compra prendas de mujer para arropar a su castigada “pareja” por lo que describe, se puede insertar en los casos que seguramente todos hemos leídos como obras literarias de excelencia de los casos Del doctor Jekyll y el señor Hyde, novela escrita por Stevenson donde Gabriel Utterson, investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el odiador serial Edward Hyde. O sea, padece tal como se la define “un trastorno psiquiátrico que hace que una misma persona tenga dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí”. Es un TDI (Trastorno Disociativo de la Identidad) La magnífica obra literaria de Hermann Hesse “El Lobo Estepario”, marca también una personalidad disociada del personaje que en algún momento se pregunta que será mejor: “si matar al lobo y vivir como hombre, o matar al hombre y vivir como Lobo alguien extraño, salvaje y sombrío”. El desarrollo de ambas novelas, tratan de describir ambas personalidades con diferentes enfoques y resultados. En este caso, va por similar camino el hombre rudo agriado, asesina a su otro yo vestido ya de mujer a la hora en que ella aparece, con el puñal clavado. Seguramente su gran tragedia que martiriza y ensombrece fue cómo hacer para eliminar uno u otro porque ese día fue consiente que ambos no podían convivir, pero finalmente en este relato ambos mueren con el mismo puñal.
Felicitaciones Kalutavon
kalutavon
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
“¿Un sujetador?, —no, ya no le hace falta, al menos que volviera a renacerle aquella teta que terminó en pedazos entre mi dentadura—“
Esta pequeña acotación le quita la posibilidad de encontrar esa patología del protagonista porque el lector piensa… ¿Cómo si mordió una teta….había entonces una mujer?
Excelente…. porque con eso se desvía la interpretación del final.
No, no soy psicólogo ni psiquiatra,
Estetoscopio y bisturí son mis herramientas
Saludos
Magnolia Stella Correa Martinez
Saludos amigo.
kalutavon
raymundo
kalutavon