Diego Armando Maradona cumple sesenta años
Publicado en Oct 30, 2020
Por Roberto Gutiérrez Alcalá
1. Cuando Diego Armando Maradona era un niño de tres años y vivía con sus padres y hermanos en una paupérrima casa de Villa Fiorito –localidad ubicada a unos cuarenta kilómetros del centro de Buenos Aires, Argentina–, un primo suyo le hizo el mejor regalo que jamás hubiera esperado: una pelota. Dieguito no cabía en sí de gusto y lo primero que hizo fue salir al patio de tierra de su casa y patear aquella pelota con la zurda, y así, pateándola y jugando con ella, se pasó horas, hasta que llegó el momento de meterse en la cama. Entonces, según cuenta el propio Maradona en su libro Yo soy el Diego, “dormí abrazándola toda la noche”. 2. Maradona comenzó a jugar a los nueve años en el Cebollitas, un equipo infantil creado por un tal Francisco Gregorio Cornejo, alias Francis. De inmediato, aquel niño más bien bajito, con unas piernas flacuchas pero macizas, destacó de entre sus demás compañeros por su inusual capacidad para controlar el balón con la zurda y hacer con él lo que le viniera en gana: dribles, túneles, pases precisos, disparos a la portería… Bajo su liderazgo innato, el Cebollitas le ganaba a todos los equipos con que se enfrentaba. Pronto, la fama del pequeño Maradona se esparció por Villa Fiorito y llegó a Buenos Aires. Fue así como el 28 de septiembre de 1971, el diario El Clarín publicó entre sus páginas un pequeño recuadro en el que señalaba que había aparecido un pibe “con porte y clase de crack” llamado… ¡Caradona! Aunque su nombre salió mal escrito, aquella mención lo catapultó aún más. Tiempo después fue invitado para que, en los intermedios de los partidos de Argentinos Juniors, hiciera dominadas (“jueguito”) en la cancha (también se presentó en “Sábados circulares”, un programa de televisión muy visto en toda Argentina, haciendo lo mismo). 3. El 20 de octubre de 1976, cuando aún no había cumplido dieciséis años, Maradona debutó en primera división contra Talleres de Córdoba, vistiendo la camiseta de Argentinos Juniors, equipo que lo había contratado dos años y medio antes para que jugara en sus fuerzas básicas. Entró por Giacobetti en el segundo tiempo, con el número 16 en la espalda, y si bien Argentinos Juniors perdió uno a cero en su propia cancha, él hizo dos o tres jugadas que demostraron que era un futbolista fuera de serie. 4. Maradona jugó su primer partido con la selección argentina apenas cuatro meses después, el 27 de febrero de 1977, ante Hungría, en el estadio de Boca Juniors. Con dieciséis años, tres meses y 27 días era –y sigue siendo– el jugador más joven en debutar con la escuadra albiceleste. Entró por Luque en el segundo tiempo y estuvo a punto de anotar un gol... Parecía que Maradona podría jugar el Mundial Argentina 78, pero finalmente Menotti no lo incluyó entre los veintidós elegidos, lo cual le causó una profunda decepción. No obstante, en 1979, el mismo Menotti le brindó la oportunidad de sacarse la espina, y no la desaprovechó: con su portentosa zurda condujo a la selección de su país al título del Mundial Juvenil celebrado en Japón, tras vencer en la final tres a uno a la URSS. 5. Argentina llegó al Mundial España 82 como uno de los grandes favoritos para llevarse la Copa FIFA, sobre todo porque entre sus filas alineaba –ahora sí– Maradona, quien para entonces ya era considerado por muchos el mejor futbolista del orbe. Sin embargo, las cosas no marcharon como Menotti y sus pupilos lo habían planeado. Luego de perder ante Bélgica en el partido inaugural y vencer a Hungría y El Salvador, Argentina logró pasar a la segunda ronda, durante la cual sobrevino la debacle: primero perdió ante Italia y después ante Brasil. En este último partido, por cierto, Maradona fue expulsado por el árbitro mexicano Mario Rubio porque le propinó a Batista un infame patadón en el vientre. 6. Mundial México 86. Cuartos de final. Argentina-Inglaterra. Estadio Azteca. Olarticoechea le pasa el balón a Maradona, quien arranca desde la izquierda en dirección al centro. Primero dribla a Hoddle, luego se le escabulle a Reid y, justo cuando Fenwick está a punto de salirle al paso, le cede el balón a Valdano, quien está a la derecha. Valdano toca la pelota con el pie izquierdo y ésta vuela hacia atrás. Para evitar que el delantero argentino pueda alcanzarla, Hodge la patea hacia arriba, sobre el área inglesa. Mientras el balón cae, Shilton corre y con los puños intenta despejarlo, pero Maradona, quien no ha dejado de seguir su trayectoria, salta y aparentemente lo cabecea. El esférico entra botando en la portería inglesa. ¡Goool! Shilton y sus compañeros le indican elocuentemente al árbitro tunecino Ali Bin Nasser que Maradona no metió el gol con la cabeza, sino con la mano, y que, por lo tanto, debe anularlo.... El árbitro, no obstante, lo da por bueno. Este partido no es un juego, sino la continuación de una guerra que comenzó hace cuatro años en Las Malvinas. Y como en la guerra todo se vale, Maradona ha recurrido a lo que él mismo llamará “la mano de Dios” para golpear a sus enemigos. 7. Mundial México 86. Cuartos de final. Argentina-Inglaterra. Estadio Azteca. Batista recupera el balón y se lo pasa a Enrique, quien a su vez se lo da a Maradona atrás de la media cancha. Maradona pisa la pelota, gira sobre sí mismo y deja viendo visiones a Beardsley y a Reid, y con el balón dominado pega la carrera por la banda derecha. Metros más adelante elude a Butcher y se cierra un poco hacia el centro. A continuación dribla a Fenwick y, ya dentro del área inglesa, espera la salida de Shilton para esquivarlo y, con la marca de Butcher encima, puntear la pelota con la zurda. ¡Goool! ¡Golazo! Las tribunas del Azteca se cimbran. Millones de espectadores que ven el encuentro por televisión saltan enloquecidos o se quedan mudos, sin comprender bien a bien lo que acaba de ocurrir. Maradona ha metido el mejor gol de todos los campeonatos mundiales. Una obra maestra. 8. La enjundia y la casta alemana salieron a relucir en la final del Mundial México 86, disputada el 29 de junio en el estadio Azteca: luego de ir perdiendo dos a cero frente a Argentina, con goles de Brown y Valdano, Rummenigge acortó la brecha en el minuto setenta y cuatro y Völler emparejó los cartones en el ochenta y uno. Todo indicaba que se jugarían tiempos extras, pero la magia de Maradona se hizo presente una vez más. En el minuto ochenta y tres recibió un pase de cabeza atrás del medio campo y de primera intención –en medio de varios ingleses– le filtró un pase preciso y precioso a Burruchaga, quien, después de correr más de treinta y cinco metros, cruzó la pelota ante la salida de Schumacher para marcar el gol de la victoria. Argentina, con Maradona en el pináculo de su carrera futbolística, obtenía por segunda ocasión la Copa FIFA. 9. Una de las imágenes más impactantes que nos dejó el Mundial Italia 90 es la de Maradona llorando a lágrima viva, luego de que la selección argentina perdió la final uno a cero frente a Alemania, con un polémico penalti anotado por Brehme en el minuto setenta y tres. Y habría más lágrimas: en 1991, cuando dio positivo por cocaína en un control antidopaje en Nápoles y cuando, al cabo de unos meses, fue detenido por posesión de drogas en Buenos Aires, y también en 1994, cuando fue expulsado del Mundial de Estados Unidos por usar supuestamente una sustancia prohibida. A pesar de estas dolorosas caídas, Maradona sigue y seguirá siendo un ícono indiscutible del futbol.
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