El pescador
Publicado en Nov 23, 2020
EL PESCADOR
Giró la red sobre su cabeza con parsimonia graciosa, con los pies en equilibrio sobre el fondo de la piragua mecida con cadencia por el viento mañanero de aquellas aguas lacustres, el porfiado pescador aspiró revitalizado, su sentido del olfato ya no percibe aquel olor de vida que tenía antes el ambiente, ahora el lago le devuelve un hedor con presagio a muerte. Sin embargo continúa con el ritual de su oficio heredado de sus ancestros. El paisaje matinal parece contemplarlo con augurios siniestros. El pescador gira y tira, gira y tira su red aplomada con la ilusión de siempre colgada de su mirada. La mañana se va yendo de a poco como la esperanza, al no pescar nada. La monotonía de lanzar la red y el recobre de aquel apero de pesca tantas veces sin obtener presa alguna ensombrece el semblante del hombre pues piensa en los suyos, en la miseria atávica y el hambre que llevan atada. Ni al medio día, tampoco al empezar a caer la tarde ha logrado pescar algo. Impertérrito continua su labor de redada, sin embargo el temblor de sus manos cansadas son un augurio funesto reflejado ahora en la acuosidad de su mirada. A punto de desfallecer por el cansancio el pescador arroja la red al fondo de la piragua y desolado rompe en llanto, empieza a divagar, en su mente se entrelazan ahora sólo bellos recuerdos, le parece volver a mirar un lago de aguas cristalinas, prodigo en especies y circundado de magnifica vegetación. Agita entonces sus manos frente a la cara para ahuyentar la realidad que los ha alcanzado, ¡el lago ha muerto!, la naturaleza les cobra factura pues fue contaminada. A la media noche el pescador recobra el ánimo, busca los remos y dirige la embarcación hacia la orilla sin haber pescado ni siquiera una pieza. Ahora rema con desesperación nacida del fracaso, de pronto detiene el movimiento de sus brazos y observa algo moverse en la superficie, ¡una nueva especie acuática!, tienen forma de estrella que titilan cuando el viento frio de la noche mece las aguas turbias como la mente del pescador. En pleno desvarío arroja su red sobre los supuestos peces, al recobrarla la encuentra vacía, aquellos peces estrellas burlan al pescador, quien ahora enloquecido vuelve a tender la red y al recobrarla no encuentra un solo pez en sus manos encallecidas; una estrella parecida a un pez o un pez semejante a una estrella le hace un guiño desde el agua. En medio del paroxismo el pescador lanza un grito aterrador y se desploma agónico en la piragua, a punto de expirar hace un postrero esfuerzo sobrehumano, se incorpora y vuelve a lanzar su red al pútrido lago, entonces el cardumen de peces estrella se transforma en parvada y elevan su vuelo al cielo. El pescador tenaz en su oficio va tras de ellos lanzando y recobrando su red con el deseo inagotable de llevar el sustento a su familia.
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Francisco A. Baldarena
Magnolia Stella Correa Martinez
Un abrazo, amigo.
kalutavon
Jesus Eduardo Lopez Ortega
kalutavon