MANSIONES VERDES de GUILLERMO ENRIQUE HUDSON.
Publicado en Dec 02, 2020
Guillermo Enrique Hudson hijo de padres norteamericanos, nació en agosto de 1841, en Argentina, en una hacienda en la localidad del gran Buenos Aires, donde hoy se encuentra el Museo que lleva su nombre, ubicado en Ingeniero Allan, partido de Florencio Varela, a mitad de camino entre la ciudad de Buenos Aires y La Plata. Allí transcurrió su infancia, en un permanente idilio con la naturaleza. A los 34 años debido a una enfermedad, viaja a gran Bretaña, donde se establece hasta su muerte, en 1922 A los 44 años comienza a escribir su vasta obra literaria donde reivindica los paisajes rioplatenses, la vida gauchesca y su relación con la fauna y la flora, a través de su estudio y observación con una visión ecológica y fascinante casi mística, que llevo a decir a Joseph Conrad, “Hudson escribe como crece la hierba”. En 1904 escribe Mansiones Verdes, la novela de Hudson de mayor éxito en Inglaterra, incluso en Estados Unidos, y que aún hoy es de consulta en el sistema educativo. Mansiones verdes es una obra de una gran belleza sobrenatural, donde el autor busca un personaje que integre, finalmente, al hombre con la naturaleza, Abel es un muchacho venezolano que huye de la revolución para salvar su vida, y convive con los indios de la Guayana, donde conoce a Rima, la niña pájaro, un personaje, según los críticos, único en la historia de la literatura, Abel se enamora de Rima, que pertenece a una raza extinta, se comunica con los animales, habla un idioma que suena como el canto de los pájaros, ella se diferencia de los indígenas del lugar, porque protege a los animales y evita la muerte de estos a mano de los salvajes. Hudson la describe como un ser de una levedad etérea, que aparece y desaparece, de un modo extraño, representa el nexo con la naturaleza en estado puro, Abel es la civilización, y en el transcurso del relato, esta dicotomía, demuestra que, finalmente el progreso de la civilización corrompe toda fuente de felicidad y pureza. Los indígenas le dicen a Abel que Rima es hija de Didi, la diosa del río, y la ven como una enemiga que actúa en contra de su cultura. Rima salva a Abel de la mordedura de una serpiente, y lo lleva a conocer a Nuflo, su abuelo. Se establece una relación donde el autor desarrolla su admiración por la naturaleza y su amor por Rima, en un lenguaje delicioso donde integra a ese ser con el paisaje, y la vuelta a un mundo sin maldad, de un idealismo fascinante. Rima quiere conocer el país donde murió su madre, para encontrarse con su identidad, y parte en compañía de Abel, pero al no encontrar a nadie, regresa sola presa de una gran tristeza. La influencia indudable entre ambos personajes, tan disimiles, logra que Abel se aísle de la sociedad y Rima se vuelva vulnerable, y esto desencadena la tragedia. Rima muere quemada por los indios que la consideraban un espíritu maligno, y Abel toma venganza exterminando a la tribu. Esto demuestra finalmente la imposibilidad de una convivencia ideal entre el hombre y la naturaleza. Esta novela afianza a Hudson como el gran escritor de la naturaleza y su visión ecológica, rescatando el misterio de la selva en las márgenes del río Orinoco, y el avance implacable de la civilización, en una historia de amor inolvidable. Como dijo Edgardo Dobry, “Esta novela sigue irradiando una luz muy pura, que no ha perdido un ápice de su fresca novedad” Mansiones Verdes, fue llevada al cine, en estados Unidos, dirigida por Mel Ferrer, y protagonizada por Audrey Hepburn y Anthony Perkins, en el año 1959.
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