Descubrí que lo mío no son los textos felices.
Es gracioso para mi decirlo, y no me molesta en lo mas mínimo. No soy una persona que sepa expresar felicidad, será porque no soy feliz? La verdad no lo sé, ni me interesa tampoco. Es mucho más fácil hablar desde el dolor, desde la desesperanza, desde lo austero.
Intente escribir dos o tres textos que hablen de superación personal, inspiración o lo que fuere, no me gustaron.
Yo escribo desde la ira, el dolor, el enojo, los miedos, desde el yo verdadero, no el que finjo ser para la sociedad que me rodea. Y hay que decirlo no soy un líder social, soy una persona insegura, llena de fracasos, autoexigente, que cada paso en falso lo castiga como si fuese imperdonable.
Una vez pude escribir sobre los disfraces, esos que le solemos dar al mundo, esos que sonríen y aceptan todo, esos disfraces muchas veces inofensivos intentando lograr que nadie se moleste. Creo que mas de una de las personas que nos sentimos así, como si todo el tiempo engañásemos a todos, escribe desde la sinceridad, bueno o malo para un tercero es cierto.
Lo curioso es que uno podría pensar que somos seres solitarios, oscuros, sombríos, enojados con la vida o que no queremos a nadie. Pero no, se equivocan, yo amo y me aman, sonrío y me divierto, se ser una buena compañía, una amistad, un romance, un coqueteo, una emoción.
Soy una persona agradecida, que permanentemente reconoce al otro, y también que se enoja, grita, o es una fiera cuando la provocan.
Pero no puedo evitar pensar que lo principal que soy es una mentira. El que se encuentra a la noche con insomnio, pensando en todo lo que no le gusta de si mismo, o todo lo que cambiaría.
Somos seres perfeccionistas, todo el tiempo al borde del ACV, pinchándonos sin que nos pinche otro, porque con nuestra cabeza alcanza y sobra,
Hay que aceptar lo que somos, porque entre una de nuestras tantas mentiras esta eso de ser fuerte, de no dejar verse derrotado o humillado por nadie, y quizá esa es la mentira que más nos gusta…