DON MANUEL GONZALES PRADA (ENSAYO PARTE 4)
Publicado en Jan 12, 2021
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                                  SUS ULTIMOS AÑOS

Al regresar de Europa prosiguió con más ahincó sus propagandas cívicas, colaboro en diversos diarios y fundo “el Radical” durante algunos años colaboro con el diario “los Parias” sobreviviente a la serie de periódicos que habían sucumbido bajo la imposición oficial; al mismo tiempo que en el seno de “la unión nacional” luchaba por mantener el partido dentro de las normas doctrinarias, este joven partido político había logrado influir bastante sobre el resto de la república, consiguiendo formar algunos comités departamentales, siendo el más importante el de Arequipa; esa multitud que lo miro con indiferencia y acaso con antipatía, en los albores de su campaña regeneradora, lo oyeron atentos y silenciosos, pasado su primer asombro y lo siguieron, lo aplaudieron formando corrientes tras el maestro, pequeña y débil en un principio; pero el gobierno de entonces, católico hasta la intransigencia, producto de los esfuerzos clericales, pensó que violentando y persiguiendo podía destruir toda expansión del pensamiento y la libertad, toda propaganda robustecedora del espíritu, que en pocos años haría avanzar al Perú, de su lamentable retraso de medio siglo, tañeron las campanas clericales propalando los consabidos argumentos del caso “ideas disociadoras” “orden social” para mantener a los individuos en un eterno estancamiento intelectual, el gobierno compelido por los sones alarmistas de los bronces, impidió la circulación y clausuro el diario “el Radical” a poco de haberse fundado, también se fueron contra Prada porque su opinión y su palabra era temida, pero había mucha juventud que lo admiraba y tenía a la unión nacional por apoyo, hablando de la falta de orientación definida en la política peruana, Prada dice:

“nosotros no clasificamos a los individuos como republicanos o monárquicos, radicales o conservadores, anarquistas o autoritarios, sino en electores de un aspirante a la presidencia”

Al agruparnos formamos partidos que luego degeneran en clubs electorales, o mejor dicho establecemos clubs eleccionarios que se arrogan el nombre de partidos, Prada como el miembro más tesonero del grupo dice:

“la unión nacional no pretende ganarse prosélitos merced a pactos ambiguos y solidaridades hibridas, rompe las tradiciones políticas y quiere organizar una fuerza que reaccione contra las malas ideas y los malos hábitos”

¿Por qué fracasaron los partidos?

Por falta de líneas divisorias, por la infiltración reciproca de los hombres de un bando en otro bando, no basta desplegar la bandera y lanzar el grito, para que los adherentes acudan en tropel; la unión nacional tenía pesadísimas tareas que realizar, tenía primeramente que mover la opinión pública y hacerla apta para que la secunde, tenía que afrontar los ataques de innumerables contrarios, tenía que guardar su independencia y unidad, y realizar los patrióticos y fundamentales fines para los que nació, solo eran en principio un grupo de hombres los que la formaban y no todos estaban poseídos de toda su doctrina, ni de todas sus aspiraciones, su fundador mismo dijo que:

“Para realizar los propósitos de la unión nacional, se necesitaba una juventud de fe y con corazón”

Estuvo algún tiempo en la presidencia de su partido, pero una serie de circunstancias impidieron a Prada perseverar directamente en su labor, la causa principal fue su renuncia, el consideraba su solicitud de retiro como la consecuencia de un último desengaño, toda su vida había bregado por una patria más grande y venturosa, por desterrar para siempre de ella muchos prejuicios y males sociales y políticos heredados de la colonia, tuvo visiones esplendidas del porvenir peruano, estaba convencido de una posible regeneración de la nacionalidad, que, olvidando para siempre el pasado infeliz y tenebroso del Perú, le dieran una vida más digna en el siguiente siglo que ya se venía, pero cuando se encontraba en el punto más interesante de llenar su programa en el seno de su partido, que había nacido al calor de sus ideales, al impulso de sus esperanzas, surge el escollo y la decadencia de sus principios organizados, en 1889 una revolución origino animosidades en la unión nacional, ya no pudo continuar con la compacta unidad de antes; Prada no se aviene a permanecer en un ambiente lleno de animosidades contrarias, dentro de su partido ya no pudo continuar teniendo la compacta unidad de antes, debido a esas discordancias que no fueron pasajeras, renuncia y nunca más perteneció a algún partido, esta época es también la de su aislamiento, al retirarse de la unión nacional disminuyo el número de personas que lo rodeaban, con el decrecimiento de sus actividades vino también la indiferencia, por parte de sus correligionarios y de quienes lo habían escuchado y aplaudido, silencioso y aislado del escenario público estuvo por un buen tiempo.

Para todo peruano de las próximas generaciones, cuando el Perú sea una nación que marche tras ideales, basado en un robusto organismo constitucional, será lógico que los escritos de Prada los entusiasme, tanto por la forma como por la idea, por la forma en que fulmino en “paginas libres” y en “horas de lucha” por ese entusiasmo y por la grandeza de la expresión y por las críticas de Prada; ya dije que la característica más general de aquella prosa es la claridad y el vigor, es una claridad que nace del magnífico uso de las figuras retoricas, las comparaciones admirables, las imágenes vivientes, los contrastes expresivos, colorido, fuerza y vivacidad, no son suficientes sus escritos para comprender la obra de Prada, es necesario conocer su vida, sus pensamientos y sus ideas, es necesario no olvidar el medio y la estirpe intelectual de hombres a la que perteneció, se debe interpretar su obra según estos factores importantísimos.

En 1912 al retirarse don Ricardo Palma de la dirección de la biblioteca nacional, Gonzales Prada fue llamado para desempeñar ese puesto, tenía 64 años y acepto el nombramiento porque era compatible con su libertad, porque nunca lo abandono sus pasadas energías, también porque proyectaba el desarrollo desde ese puesto de una provechosa obra de cultura, su primera intención fue reorganizar la biblioteca para hacer de ella un verdadero centro de actividad y divulgación científica, de extensión universitaria como son o deben ser todas las bibliotecas públicas, despojándolas de su carácter pasivo y único salón de lectura; Prada ve en la reforma de la educación el remedio más eficaz para densificar las ideas, quitándoles lo voluble y lo retorico, haciéndolas más filosóficas y consistentes, prácticas y aplicables al progreso nacional, ya en aquellos tiempos hacía notar el error de los gobiernos y la clase dirigente, de favorecer la instrucción intensiva en provecho de unos pocos, en lugar de hacerla extensiva; sus anhelos reformadores de los organismos nacionales, le hicieron también expresarse contra ciertas leyes antiquísimas, entre esas leyes estaban la de imprenta promulgada en 1823, el reglamento de teatros de 1849, el código penal de 1862 y la ley orgánica de 1823; creía que esas leyes no debían ordenar la vida nacional, que impedía el libre desarrollo de esta, que se oponía al espíritu del derecho político y civil.

En una de sus memorias presentadas al ministerio de instrucción dice Prada después de una detallada refutación a dos artículos que decían lo siguiente:

“es prohibido a los empleados que atiendan al público, proporcionar novelas y demás libros de entretenimiento sin la anuencia del director.

Los menores de quince años no serán admitidos en el salón de lectura.”

Juzgue el lector la calidad de estas disposiciones reglamentarias que subsistían aun después del año 1910, en un centro de cultura que forma junto con la universidad y con la prensa, el cerebro y el barómetro mental de una nación.

Una biblioteca bien organizada es el colaborador sucedáneo de la universidad y de la escuela, ejerce la misión de irradiar luz, de prodigarla generosamente, desde su fundación la biblioteca ha hecho una vida ignorada y silenciosa, era preciso activarla y hacer que cumpla su verdadero papel.

En su nota informativa acerca de la biblioteca nacional, Prada al mismo tiempo que demuestra poseer muchos conocimientos bibliográficos, deja establecido el estado de la biblioteca por eso prevé la costosa labor que se habría de realizar; Prada como nuevo director se hizo muy estimado en su cargo, por el espíritu democrático y caballeresco de su persona y por su laboriosidad y orden, los jóvenes intelectuales que a la biblioteca acudían, admiraban la figura respetable y la vez sencilla de Prada; en una ocasión se le pregunto a Parra del Riego el gran poeta limeño, sobre don Manuel Gonzales Prada y dijo “tiene blanco el cabello cubierto de canas, son el único estrago de los años y de las tormentas del pensamiento que han pasado por su cabeza”.

El golpe de estado de 1914, produjo en Prada tanta exaltación de ánimo y contrariedad, que al momento redacto su renuncia, no se fundó en ella en una melosa y premeditada disculpa, fue la expresión de la verdad viviente, la expresión franca de su pensamiento, su protesta respecto de aquel golpe político, fue el estallido de la conciencia que se indigna, al ver repetirse otra vez cuando menos se esperaba, un caso oprobioso de los que llenan la historia política del Perú ¿Qué hombre de su calidad? Habría visto impasible aquel militarismo asaltando al poder, que manchaba la cultura publica de la patria, haciendo sonreír compasivamente a los demás pueblos hermanos de América; en una entrevista que tuvo con el ministro de instrucción del nuevo gobierno, dio una prueba más de su carácter inflexible, invitado por su interlocutor a retirar su renuncia, Prada dijo no puedo, porque es un acto perfectamente deliberado el mío, está en armonía con mis ideas y doctrinas

el ministro dice ¿entonces su renuncia es irrevocable?

Prada contesta como todos los actos de mi vida

¿no podría modificar los términos de su renuncia? Dice el ministro

Prada responde de ninguna manera, tanto porque son la fiel expresión de lo que siento, cuanto porque he enviado copia de ella a todos los diarios.

Imperante nuevamente la constitución y tranquilizada la república, con la presidencia de don José Pardo, fue llamado otra vez en 1916 a la dirección de la biblioteca nacional, volvió a ese puesto con la esperanza de hacer provechoso los últimos años de su vida; Prada padecía de unas dolencias al corazón desde algún tiempo, jamás comunico a nadie que no fuera de los más cercanos, se cuidaba bien de ocultarlo, porque no quería que lo tomaran como un hombre débil, no quería el más pequeño vestigio de compasión de nadie, ya en dos ocasiones lo había sorprendido fuera de su casa el malestar cardiaco, una en el cementerio mientras concurría a los funerales de un empleado de la biblioteca, la otra subiendo la escalera de la casa de su médico cuando iba acompañado de su esposa, el día 22 de julio de 1918 a las 12.30 am horas, cuando don Manuel Gonzales Prada se disponía ir a su oficina de la biblioteca, mientras se anudaba la corbata ante el espejo, le sobrevino el ataque al corazón, se desplomo en los brazos de su esposa, su médico llego solo para dar constancia de su muerte; poco tiempo después la noticia se extendía como un reguero de pólvora por toda Lima.

Muerto don Manuel Gonzales Prada, muerto su poderoso espíritu, poco a poco iban llegando al domicilio lo más selecto de la ciudad, parecía que había perdido la ciudad literaria por un momento su carácter de costumbre, para adquirir la actitud estupefacta del que despierta de un sueño al percibir un rumor extraordinario, la federación de estudiantes, diversos centros culturales y asociaciones se plegaron en masa al duelo, el gobierno lo declaro acreedor a la gratitud nacional; a los 70 años se apagó para siempre aquella voz inmaculada, aquella alma vibrante, que cruzo por la vida desesperadamente tras el supremo anhelo de perfección.

Ha desaparecido uno de los viejos campeones de la evolución intelectual y social sudamericana, se ha marchado dejando una huella deslumbrante a través del sombrío desierto que atravesó, cubierta la cabeza por la nieve inmaculada que riega la ancianidad, ha descendido a la tumba, al corazón de la tierra madre que tanto supo respetar en su filosofía, aquel que esculpió en lengua castellana, aquel qué inflamo los espíritus con el calor de su verbo, aquel de cuya pluma partieron verdades catilinarias, que tuvo la fuerza de Cicerón contra el poderoso romano, cuya vida fue un eterno despertar y un incomparable anhelo de perfección.

Fue nacionalista como Taine, la exteriorización del patriotismo fue mucho mayor en el autor de “paginas libres” que en el de “los orígenes de Francia contemporánea” esa multitud que acaso lo miro con indiferencia en los albores de su campaña regeneradora, lo oyeron atentos y silenciosos, pasado su primer asombro y lo siguieron, lo aplaudieron, formando corrientes tras el maestro, pequeña y débil en un principio, grande y poderosa después, pocos hombres en este país ejercieron en la juventud la influencia que el ejerció, cada pensamiento era arrojado al instante al fértil campo de la juventud, lo hacía desde las columnas de la prensa, desde la tribuna, desde las academias y reuniones públicas.

Casi el mismo día que dejaba de existir Prada, al otro lado de los andes, el venerable poeta Argentino Carlos Guido y Spano, moría también, con ellos desaparecieron del mundo intelectual americano dos de sus caracterizados exponentes.

Gonzales Prada fue uno de esos hombres excepcionales y raros, por el ambiente y el momento en que empezó a actuar, el momento fue el de un país exhausto y desmoralizado, por el tremendo descalabro sufrido en una guerra fratricida, de una sociedad de insensatez y de morboso modo estacionario, de un ambiente de tres siglos de dominación extranjera, que habían extendido una espesa bruma ante los ojos del pueblo, ambiente impregnado de creencias contemplativas, de servilismos, mansedumbres y trivialidades; para surgir e imponerse ante este general estado de cosas imperante, para derribar y remplazar por otros los carcomidos muros del pensamiento que cubrió de polvo el coloniaje, se necesitaba ser por si solo grande, sabio e indomable y Manuel Gonzales Prada lo fue.

Su radio de actividad fue tan extenso, como extensos fueron sus credos y sus ideas, actuó en casi todos los campos del pensamiento; lucho en donde quiera que hubo lucha justa y digna, se destacó en el muy delineada la personalidad, como poeta y de graves filosofías, como dominador de una elocuente y robusta prosa, como maestro en la oratoria y como severo crítico literario; severo porque quiso destruir el plagio y la imitación vergonzosa de las literaturas europeas, pues siempre fue amante de toda independencia, se distinguió en todos estos ordenes de la actividad intelectual, fue como una descarga eléctrica sobre los corazones, sus escritos eran capaces de conmover al adolescente como al anciano, al hombre como a la mujer, al ignorante como al ilustrado, pero eso no le habría bastado para hacer de él, admirado y respetado, benemérito que figurara en la historia de los americanos ilustres.

¿Qué hizo Manuel Gonzales Prada?

Conmover, gritarle al Perú todas sus verdades a toda voz, sacudirlo bruscamente con todo el vigor del que era capaz “el durmiente ha despertado y empieza a meditar” he aquí el fruto de sus desvelos intelectuales.

¿Cómo lo consiguió?

Exclamando a cada momento en los oídos de la nación:

“en la orgia de la época independiente, nuestros antepasados bebieron el vino generoso y dejaron las heces, vosotros siendo superiores a vuestros padres, tenéis derecho para escribir el bochornoso epitafio de una generación que se va manchada con la guerra civil, con la quiebra fraudulenta y con la mutilación del territorio nacional, la mano brutal de chile despedazo nuestra carne y machaco nuestros huesos, pero los verdaderos vencedores y que fueron las armas que usaron nuestros enemigos, fueron nuestra ignorancia y nuestro espíritu de servidumbre”

Gonzales Prada fue la brisa fresca de más allá de los mares, de más allá de las montañas, que vino a despojar de paroxismo a los cerebros, fue el sol del mediodía que rasga las nebulosidades, el grito del adelantado en la noche de las conciencias anunciando un nuevo mundo de ideas.

Fuera lo inerte, lo viejo, lo inservible, lejos todo lo hueco, lo corrupto, lo falto de sabia, la vida para el que no quiera que se le arroje a la huesa de los inútiles, para el que no quiera ser la basura de la historia, ha de ser de sabiduría, de lucha y de producción, así el individuo en cuanto a la sociedad y las naciones en cuanto al mundo.

Prada fue la única bandera que entonces ostentaba los colores de una sincera y marcada corriente de pensamiento, fue la única voz reivindicadora de un gran destino que escucho la nación peruana, fue la primera ola erguida sobre la quietud durmiente de las aguas para impedir su petrificación, fue un relámpago y un trueno en una noche oscura y silenciosa, y que bandera, que voz y que ola, todo fuerza y sinceridad, se levantó para preconizar un Perú nuevo, formado sobre fuerzas físicas e intelectuales, formado sobre la moral del progreso, el más inmediato fin para estas republicas americanas; fue Prada el brazo poderoso que ante los espectadores soñolientos, arrellanados en sus butacas por años y años, descorre el cortinaje y deja ver un grande y bello escenario, iluminado con

las luces de un nuevo siglo en el que todos aquellos espectadores están obligados a ser protagonistas.

Creo haber dejado entendido el sitial de Manuel Gonzales Prada, entre los grandes pensadores de América, creo haber expuesto verdaderamente el significado de su personalidad, cuando emprende la gran tarea de modernizar al Perú, en el pensamiento y en la vida, su obra fue americana porque interesa y conviene a muchos países análogos de esta patria grande de América, todo lo bueno que nazca en uno de nuestros países convendrá a muchos, puesto que tantos padecen las mismas taras y se hallan frente a idénticos destinos.

Que bandera y que voz, que ola y que meteoro y que redentor, se levantó para preconizar un Perú nuevo, formado sobre fuerzas físicas e intelectuales, con una moral de progreso, el más inmediato fin para estas republicas americanas, Prada fue la única bandera que entonces ostentaba los colores de una sincera y marcada corriente del pensamiento, fue la única voz reivindicadora de un gran destino que escucho la nación peruana, fue la primera ola erguida sobre la quietud durmiente de las aguas para impedir su petrificación, fue un relámpago y un trueno para nuestra oscura noche silenciosa, fue Prada el brazo poderoso que, ante los espectadores soñolientos, arrellanados en sus butacas por años descorre el cortinaje, dejando ver un grande y bello escenario desconocido, escenario iluminado con las luces de un nuevo siglo en el que todos aquellos espectadores están obligados a ser protagonistas.

José Ingenieros hablando del “Facundo” la gran obra de Sarmiento, ha dicho que es el clamor de la cultura contra el crepúsculo feudal, de la obra de Gonzales Prada puede decirse, parodiando, que fue el clamor, el grito desesperado de una vida nueva contra un cuerpo invadido por la quietud y las tradiciones coloniales.

Gonzales Prada cuando aplica sus pensamientos doctrinarios a la política, llega a ser un idealista, pero no un teórico ni un contemplativo, pues en la vida nacional enuncia estos ideales, los propaga y lucha porque se adopten, pasando del terreno político a todo el amplio campo de la sociedad, es un modernizante, un evolucionista decidido, y no solo lo es profundamente en cuanto a las cuestiones religiosas, dada su tendencia anticatólica, manifestada en todos los momentos de su vida, sino también en otros sentidos, en las ideas, en la educación, en las instituciones, en las leyes, en todo aquello que huela a arcaísmo o que sea anacrónico o inútil, en todo aquello que estorbe el desarrollo de las nacientes energías nacionales.

Con que placer habría visto no la decisión lenta del tiempo, sino la inmediata de los contemporáneos, anhelo una pronta transformación social, un progreso inmediato en todos los centros de la vida, pues lo desesperaba el espectáculo de una patria joven, perteneciente a un grupo de pueblos del más bello porvenir, alimentándose en las marchitas mamas del pasado, bebiendo la sabia debilitada e insalubre de otros siglos.

Como todo aquel que avanza intrépido con la mirada penetrante hacia el futuro, no veía en las grandes conmociones reformadoras de las sociedades, más que simples y momentáneos trastornos en lo inmenso de los tiempos, es corriente que quien observa apasionado el porvenir, llega a participar en sí mismo de la vida que vendrá, y se hace entonces un utópico, un idealista un reformador, Prada sintió esa atracción de los días venideros, husmeo un porvenir y pudo concebirlo en sus pensamientos y participar hasta cierto punto de él, por eso fue la vida peruana como una brusca ruptura de la normalidad secular, por sus esperanzas, como todos los reformadores, todos los portavoces de cosas nuevas y desconocidas, siempre fuera de su tiempo, siempre combatido por las mayorías, siempre enérgicos inquebrantables, es el destino de todos los visionarios, desde que el hombre empezó a meditar ya en los desvelos de la noche, ya en los silenciosos aislamientos del día, cuando parece agolparse en el cerebro toda la historia de la humanidad, cuando los ojos contemplan la película multiforme de los siglos, cuando el roce de las ideas engendra el calor divino que incuba la producción.

La suerte del Perú era uno de los más poderosos incentivos, que lo impelía a obrar, si no hubiera tenido una acendrada idea de patria, nada le habría importado abandonar una sociedad y un país que en general le fue adverso, en el que se sentía como un extranjero por su psicología y sus ideas, su patriotismo estaba en la preparación del futuro, los frutos que esperaba en los hombres del porvenir, consecuencia de la obra y las reformas del presente, todas sus visiones triunfales, en las generaciones inmediatas que vendrían, llenas de vida y de inteligencia, a dedicar sus mejores esfuerzos a la grandeza de la patria, porque:

“En el mundo no hay oro para adquirir lo que debe producir una sola primavera del Perú”

Vasto e intenso es pues el ideal reformador que se personifico en Prada, concentraba una patria nueva con orientaciones e ideales en los ciudadanos, con pensamientos y norte definidos, con tolerancia y profundidad en las ideas y energías en los músculos, quiso poner fin al alma conservadora que mantenía a la sociedad cautiva del pasado, que embotaba su conciencia y le prohibía el alimento cerebral del siglo, alimento obligatorio para existir y necesario para triunfar, pues era un pueblo que en sueños discutía sus asuntos, en sueños condenaba o aplaudía, en sueños participaba de las revoluciones y seguía a los caudillos, en sueños se llenaba de efímero optimismo después del triunfo de una rebelión, en sueños todo no había razón consiente, ni luz que iluminara el cerebro de aquel cuerpo gigantesco.

La obra agitada que realizo fue propia del hombre que no puede contener su impaciencia, frente a la incuria y la ineptitud, propia del que no marcha con los que lo rodean, del que tiene para sus pasos nuevos senderos y para su conciencia nuevos valores, estos radicalismos hizo que los moderados, no ya los perfectos conservadores, vieran en sus campañas un peligro.

Porque consideraban que en todos los casos las transformaciones hechas en el curso de una generación, acarreaban anarquías o desconciertos, ellos hubieran querido que Prada realizara una labor suave, cuidadosa y lenta y no tan doctrinaria, así pensaban no habría conmociones ni violentos choques de opinión.

Inclinémonos jóvenes mentes, almas primaverales que recién irrumpen en esta lucha por la existencia, inclinémonos ante la memoria de este gran hombre que nos precedió, que vino al mundo para realizar algo en pro de las generaciones venideras, son hombres que aparecen en la vida atormentados del cerebro y del corazón, acariciando un algo inmenso dentro de sí y que traspasan los límites del sepulcro en que se encuentran, honor a tal hombre y a tal obra, la republica peruana debe a Manuel Gonzales Prada, un reconocimiento, que será una glorificación y un capítulo entero de su historia.

La figura de don Manuel Gonzales Prada, se erguirá siempre bello e inviolable en la historia intelectual de América, ante su memoria sabremos elevar el voto irresistible de nuestro aplauso, donde ahora se encuentra eternamente tras de lo desconocido, sonriendo en la aurora de todas las épocas, nublada la frente, ansiosa de porvenir en el crepúsculo de los apogeos ¡qué bello! ¡que tentador!.
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Foto del autor MANUEL JESUS LOPEZ GRANADOS
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Al regresar de Europa prosiguió con más ahincó sus propagandas cívicas, colaboro en diversos diarios y fundo “el Radical” durante algunos años colaboro con el diario “los Parias” sobreviviente a la serie de periódicos que habían sucumbido bajo la imposición oficial; al mismo tiempo que en el seno de “la unión nacional” luchaba por mantener el partido dentro de las normas doctrinarias

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Categoría: Ensayos

Subcategoría: Análisis



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