27.09.02
¡A la mierda!
Serán las 4 o 5 de la madrugada, aquí estoy sumido en la rabia y en el dolor por tu culpa, Pamela, estoy recién despertando de una borrachera solitaria que me mande en tu nombre, ahí está la botella vacía de menta y los innumerables cigarros que me he fumado en mi dolor, incluso esa botella y esos puchos ahora significan más para mí que tu existencia.
En el aire se respira el dolor y el olor a alcohol, me duele la cabeza y no puedo sacarte de mi mente, ¿por qué mierda?, me lo pregunto y no encuentro respuesta, pero mis intenciones no son terminar contigo, pero mi cariño a disminuido y seguirá cayendo en un precipicio hasta que conversemos.
Este es el escrito número 100 que te dedico y veo hacia atrás lo estúpido que fui al dedicarte tanto sin en realidad solo te merecías un poco, pero hoy prometo sobre mi inspiración, no dedicarte ni un solo escrito más y esa promesa la cumpliré aunque en el fondo me duela, que así sea.
Lean este último he insignificante escrito que le he dedicado a mi bella princesa, lástima, ya que pensaba que el escrito número 100 sería el paso a un gran mundo de poesía dedicado a tu honor, ahora esos cien son muchos, pero desde este punto en adelante ya no hay más inspiración para ti.