Tiende sus emboscadas
Publicado en Oct 09, 2009
El día tiende sus emboscadas
sobre un manojo de hombres solitarios. El día fusila mi ascendencia más no quiero ampararme de matanzas. Los arreboles son tácitos y fríos y tienen los dolores de la sangre. La negritud ha poblado las plazas con sus yoyos y pabílos humeantes. Voy por las trochas agresivas del chivo aislándome en mis varias separaciones. Voy con prisa en el atropello humano a oír el graznido de aves extravagantes. A huír del estro que a veces me rodea y buscar la paz de los cañaverales: Ahí algún insecto picará mi calcañar y dejaré plantado a uno que otro gusano. Degustaré limones y hojas de perejil y seré comido gustosamente por la plaga. Allí huiré de pensamientos sospechosos, de supuestos amigos y malas malquerencias. Olvidaré a las mulatas hechas de ceniza y las damitas máximas que me dieron derrotas. Estaré a la vez altivo y cabizbajo derrochando desmemoria y recuerdos. Los hombres solos nos sentamos a mirarnos caer una y otra vez en la revolución de nuestra imagen para reconstituírnos de nuevo hacia el futuro una vez lograda la catarsis entera.
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