Dlar dolor
Publicado en Oct 09, 2009
La Corporación se queja subliminalmente de las leyes blandas porque quiere sillas eléctricas o inyecciones letales para vos, basura inmunda, que no sos nada más que un numerito que genera numeritos; si, así, con la misma y básica lógica talional de la violencia que engendra violencia, los tribunales enlatan a los pobres diablos que no tienen por qué luchar porque no tienen nada: sus padres ya lo habían perdido todo, incluso antes de que nacieran. Y ahora niños enfermos de base te liquidan por su vida. Inyectan muerte en sus venas, fumando los centavitos de paco que consiguieron descargando sus tumberas en la aterrada cabecita de un ingeniero que se las dio de pistolero en defensa propia.
Las ganancias aumentan. ¡Salud! ¡Brindemos por el éxito de los empresarios sagrados! Millones y millones se vuelcan en las virtuales mesas de pantallas planas. Aplausos. Éxtasis de felicidad. Pero yo, que soy un fantasma hambriento, no lo creo; en realidad no es más que miedo a las masas de millones condenadas por el hambre. El directivo de la Corporación, mirando la pantalla plana, dice: -¿ahora de qué se quejan? ¡que vayan a trabajar y que aprendan a administrarse!-. El mayordomo cambia el canal; en las noticias la viuda del ingeniero pide endurecer las leyes, exige penas de muerte. El directivo mutea el televisor, enciende un Cohiba, y termina explayándose con pies cruzados sobre el escritorio, esperando el asentimiento obligatorio de sus subordinados, acerca de la infelicidad en vivida en el socialismo de Fidel Castro.
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inocencio rex
Roberto Langella de Reyes Pea
Pobres tipos, en la primera de cambio se les muere Castro y vuelven a los tiempos de Batista, como si no hubiera pasado nada. Abrazos, Rex.
Oscar David Gomez Del Valle
inocencio rex