Soando entre letras (Un bello periplo por los rincones de TEXTALE).
Publicado en Jan 25, 2021
No hace demasiado tiempo, debatiéndome entre la rebeldía provocada por algunas situaciones originadas en la dinámica de esta página y la innata pasión por graficar las ideas y sentimientos en letras, terminé escribiendo un breve texto que intentaba explicar lo anhelante que este sitio significaba para mí, recogiendo como resultado --una vez publicado -- el cariño sincero de muchos de ustedes que, de una y otra manera, en un momento establecieron vínculos conmigo, y ello me llevó a detenerme concienzudamente a realizar un particular y dedicado análisis de lo que ésta página contiene como esencia.
Desconozco absolutamente los orígenes materiales de su creación y de quienes sean sus artífices y no creo que éste sea necesariamente un dato demasiado relevante, pero lo que sí creo pertinente e interesante es tener la seguridad que a través suyo se cumplen nobles propósitos íntimamente ligados al sentir social, usando la legítima pretensión de expresar un conocimiento, un talento, o una opinión, todo dentro de un bien entendido marco de respeto. Creyendo y respetando lo dicho, sumado al poderoso afán por las letras que yo y todos los que aquí participamos tenemos, me he permitido la agradable aventura de ir saltando por sus innumerables matices ofrecidos y constatar cómo en su nutrido historial se pueden obtener momentos de gozo, entretención, amistades e importantes lecciones. Por el momento me había auto impuesto la restricción de una participación directa, vale decir, la publicación de textos, limitándome solo a uno u otro comentario que, tras leer concienzudamente lo escrito, lo ameritaba. Además, me he avocado silenciosamente a leer en su totalidad los textos publicados. ¡Todos! En este punto debo reconocer que siento una profunda pena al comprobar que de los participantes --en las cifras – se muestra un interés mayor en publicar que en leer – menos en comentar, o en responder a algún comentario --. Esto me preocupa por el supuesto destino de la página. Ojalá mi inquietud sea equivocada. También me he dado a la tarea de acudir a los flamantes archivos del lugar y me he encontrado con inimaginables sorpresas y me daría mucho agrado que ustedes lo emularan porque allí existen auténticamente tesoros rescatables, como temas brillantes que no son fáciles de imaginar, unos desde la perspectiva del talento y los otros desde la robusta imaginación. Por ejemplo, se puede descubrir que Leticia Salazar – eximia y vigente amante del verbo -- escribe desde muy antaño y ha sido capaz de alcanzar decenas de miles de lecturas (30.000 y algo), al igual que don José Orero de Julián, quien encabeza la lista con 41 mil y tantas lecturas. Por ahí también figuran maravillosas poesías de Gustavo Adolfo Vaca con promedios de 60 comentarios en cada una de sus obras y muchos, muchos likes. De la misma manera alguien de la talla de mi viejo profesor (Q.E.P.D.), Juan Carlos Reyes Cruz, cuyas sabrosas y bien escritas historias encantaban a bastantes lectores exigentes, según los propios comentarios al pié de ellos. Claro está que también se advierte el lado penoso cuando se ve el lado extremo de la lista y se aprecian los buenos y lindos trabajos que pasaron al archivo con muy pocas lecturas, o peor, sin ninguna. Quizás ustedes adviertan que de una y otra manera estoy indicando una preponderancia al número de lecturas que los trabajos publicados obtienen y no olvido que hace algún tiempo, desilusionada, reparé en el tema quejándome de la nimiedad de lecturas obtenidas en una de mis historias y decidí retirarla para posteriormente exponerla nuevamente y explicar las razones de mi actuar. Para entonces, el número de lecturas aumentó considerablemente, pero lo que me llamó mucho la atención fue el contexto de los comentarios en los cuales – mayoritariamente -- se pretendía establecer que la cantidad de lecturas no es lo importante, porque esto no se trata de una competencia. Fue un tenor que me defraudó, porque considero que al hacer alguien el digno esfuerzo por revelar públicamente sus ideas, conceptos, o sentimientos, es absolutamente legítimo soñar con procurar alcanzar el mayor número de atenciones, sin pensar necesariamente en ganar a otro, y que solo media el noble afán por comunicarse ampliamente. Pienso yo que para un artista de escenarios no debe ser lo mismo un gran auditorio con unos pocos espectadores somnolientos que una platea vendida a tablero vuelto que aplaude claramente. ¿A quién puede no tentarle el éxito? Este hermoso sitio si es sabiamente aprovechado en la conservación de su universo, nos puede dar infinitas satisfacciones. M.J.L.de G.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
“Recuerde que la poesía es música y una demora convierte la armonía en desgarro”. Zito Lema
Uno de los tres entrevistados decía que cuando la noche es luz, es cuando aparece el misterio del alma. ¿Cuántas veces hemos escrito en esas horas de serena oscuridad, o en amaneceres frescos de tiempos normales, con el sabor de haber escrito unas líneas nacidas en la profundidad del alma?. A veces, más allá de esa satisfacción, hemos querido compartirla y siempre se buscaba, antes de esta tecnología sin barreras, pequeños grupos de poetas o narradores en vivo, o revistas literarias, o poemarios limitados a la capacidad económica de cada uno. Sin embargo aparecieron estas páginas mágicamente en el mundo cibernético conde desde el humilde hogar de uno, lo escrito cruza mares y montañas y se insertan en páginas como es la de “Textale” que en este caso planteas. Hay muchas más; no soy para calificarlas, pero también encontramos esta calidad literaria o este compromiso solidario y tal vez esta ida y vuelta de lo que uno comparte- Es posible que muchas obras pasen el mes o el semestre sin ser comentadas, lo que significa que no hayan sido leídas. Se establecen en el tiempo, lazos muy fuertes y respetuosos encuentros, también hemos sentido el dolor de quienes habiendo compartido por años nuestra obra, nos fueron dejando para siempre al descanso final. Cuando ingrese a la página hace años, pedí ayuda. Y nacieron espontáneamente seis o siete compañeros y compañeras, que me estimulaban a seguir escribiendo marcando mis errores. Siempre estaré agradecido, siempre me gusto escribir, pero ahora era el tiempo de dejar el bisturí por la pluma; muchos textaleros en estos años, unos fueron tomando caminos distintos, y por allí aparecen con algún aporte que inmediatamente rescatamos. Este escribir de la soledad al espacio, es revolucionario, no hay barreras ni límites y es una maravilla cuando uno se reencuentra con una nueva obra o un nuevo comentario. Es magia. Una nueva figura mágica del autor al lector que llega sin horarios ni fechas y que a veces regresan con tiempos distintos o a veces permiten encuentros de lo virtual a lo real, pero en todo este tiempo, salvo muy pocos personajes, he visto irrespetuosidades, burlas, o quejas. Todas las críticas o comentarios son enriquecedoras. Y todos los silencios respetados. Muchos solo leen pero no dejan por ello de participar. En fin. Vos como profesional de la psiquis, sabes más que cualquiera, pero al menos para mí me es sumamente grato leerte y descubrir en tus letras lo no dicho, como un ejercicio rutinario. Me alegre inmensamente que resolvieras el regreso cuando hubo una despedida y que bueno que aún estés y con esta sinceridad y transparencia que te ha caracterizado, de manera que felicitaciones por este comentario que publicas y seguro que nos alimenta.
Un abrazo Marijo
(todo OK)
Mara Jos Ladrn de Guevara
Pocos tienen la verdadera capacidad de adecuar en letras y verbos lo que el corazón anhela expresar y tú, mi querido amigo, posees un don envidiable para ello, aparte de esa maravillosa facilidad para amarrar una frase, cita, o pensamiento de aquellos que también saben.
Gracias, Gustavo, por dejar tu testimonio en mi humilde espacio.
No me cansaré de decirte que te llevo en mi corazón.
Marijó.
**Leticia Salazar Alba**