Para ti Dios...
Publicado en Feb 06, 2021
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Tú presencia alimenta mi espíritu. Me da la gasolina que necesito inyectarle a mi motor, para poder transitar ante los penumbros y luminosos senderos de este mundo terrenal.
 
 
Tú eres mi brújula, cuando me pierdo ante la indecisión, ante la ira de injusticias percibidas, ante las desilusiones y decepciones; ante las tentaciones que tenemos que saber evitar para recordar nuestra esencia.
 
Tú me muestras la salida cuando las puertas se hallan cerradas y pareciera una fría y solitaria cárcel.
 
Tú me recuerdas que a pesar de las adversidades y de no haber conquistado todos esos terrenos que mi corazón ansiaba, el camino que he ganado desde mi punto de partida no es el mismo, es muy frondoso. Hice ramificaciones,mis hijos. Di amor, muy aparte si fui o no correspondida, di lo mejor de mi, lo cual me deja un grato sabor. Y así a ritmo de altos y bajos, me enseñaste a saber esperar por lo mejor.
 
Tú me has hecho descubrir que en lo más sencillo, en lo más natural, está la perla más hermosa. Que no es calidad ni cantidad, es compañía.
 
Tú me has enseñado la dulzura que puede tener una palabra y dar tanta paz a nuestro ser, o el veneno de la misma, lo que nos confunde y perturba.
 
Me has hecho valorar que aquellos seres que nos acompañan en los momentos desérticos son los que deben cuidarse toda la vida, son ángeles, son tesoro.
 
Señor tú me das tanto y yo en realidad tan poco o casi nada, pero para ti solo basta que los humanos tratemos de caminar siempre con la verdad, y para ello necesitamos de tu conexión que lleva por nombre oración; y aunque muchos te abandonen por carencia de fe, tú siempre permaneces allí, esperando tu tiempo, porque todos tenemos un propósito, porque todos somos tus hijos y cada uno viene ya con una promesa, la cual debe cumplirse. Gracias por consolidar cada día esa oración.
 
Tú eres mi refugio perfecto cuando quiero perderme del mundo entero, cuando quiero desarmarme y descansar ante tantas diarias batallas. Cuando simplemente quiero desconectarme de todo y de todos.
 
Tú estás allí... Tú me has enseñado que el llorar, el sentir tristeza, enfrentar los problemas, nos hace invencibles, nos reviste de una coraza única, que soporta tempestades, huracanes, maremotos, y así nos hacemos los soldados más preparados, más resistentes, porque al descargar esa energía negativa, nuestros polos se vuelven a recargar de positivismo, de amor, fe y esperanza conectada a la anterior. Y lo principal, la lección tal vez más dura, aquella que se aprende en la adultez; me enseñaste que esta vida no es fácil, pero podemos hacerla más llevadera de tu mano, de tu amor. Que viviremos muchas pruebas, pero que ninguna debe alejarnos de ti. Que las personas son en su mayoría una cajita de sorpresas y que solo depende de uno si el regalito nos afecta.
Tú me enseñaste a luchar y luchar por lo que se anhela y también hacer un stop cuando hay que recargarse.
 
Tú me enseñaste a ser prudente y sabio en medio del dolor y eso sirvió para minimizar mi ira y descontrol.
 
Tú me enseñaste a vivir en resilencia y cubrir de oro cada grieta grabada en mi corazón.
Tú me enseñaste a agradecer y agradecer, esa palabrita mágica que genera abundancia. Gracias Señor por todo, de mi tendrás siempre mi amor y confianza, como señal de gratitud, porque solo tú puedes manejar el volante de mi vida. ¡De tu mano siempre, ABBA! 
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Foto del autor Silvana Ledesma Trivio
Textos Publicados: 66
Miembro desde: Nov 16, 2012
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Descripción

Dios

Palabras Clave: Seguridad

Categoría: Poesa

Subcategoría: Filosfica



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