Textale

Una prostituta sin opción

Publicado en Feb 07, 2021

                                                 Una puta sin opción.
“La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás…”   (Tales de Mileto)
                                                                                             (Escrito en segunda persona).
Entiendo que te cueste asimilar mi sentimiento y te costará siempre entender que es inmenso el dolor que hiere mi alma cuando me usas como puta y no como mujer.
Piensa que también pude haber nacido para ser una reina. Pude haber sido destinada para ser una digna dueña de un cálido hogar, haber tenido hermosos hijos, un esposo cariñoso y leal; o, como tantas, tener el legítimo derecho a una oportunidad para soñar.
Has de saber también que en la obscuridad todos pisamos en falso y es fácil trastabillar, porque cuando se acostumbra tener los pies descalzos no es impedimento para caminar igual y que pasos cojos o adoloridos no evitan que el corazón pretenda descansar, ni deje de aspirar con alcanzar una noble compañía que le aleje de la soledad… Porque siempre es necesario avanzar.
Oí muchas veces la pregunta “¿Por qué no —entonces—parar? “ Y, lamentablemente la respuesta nunca se hizo esperar: “ Para qué si la basura me seguirá igual…”
Una vez intentaron allanarme el camino, adornándome los sueños con promesas (¿?), perfumes y quimeras; ilusioné mi corazón, alargué mis faldas, me bajé por fin de esos malditos tacones altos con los que troté por las callejuelas nocturnas y me entregué ingenua y dichosa a un sentimiento de manera totalmente incondicional; pero no pasó mucho tiempo para que me diera cuenta que tras abrir gratuitamente las piernas, al otro lado de mi maravilloso sueño solo había un amargo despertar.
¿Qué pasó? Bastó la mirada lasciva de un desubicado desconocido que pasó por nuestro lado para que “El mio amore” abriera sus sospechas y muchos del resto de nuestro entorno – demasiados --me hicieran víctima de una acusación añeja e injusta…
Si se lleva en la vieja mochila la innegable evidencia, automáticamente será acreditada una culpa… Sin prejuicios; y en el infierno habrá, perfectamente asegurado, un escaño para quien la tenga.
Y en la Tierra, la calle vuelve a ser la única opción.

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