Joven princesa.
Publicado en Feb 15, 2021
09.11.03
Joven princesa. Mi pies me han llevado a un reino en el que al parecer no hay carencias, caminando al atardecer por entre las viejas veredas con mi cabeza gacha, producto del cansancio y de la necesidad de agua pura, una mujer se me acerco, muy amablemente me hablo y se produjo el siguiente evento entre los dos: - Forastero de tierras lejanas, ¿qué te trae por acá? -me dijo mientras yo levantaba mi cabeza para mirarla y contemplar una belleza, un encanto único en su joven rostro- - Bella dama, soy viajero en busca de algo inexplicable para seres diferentes a mi pensar y mis pies me han traído hasta estas tierras lejanas a mi hogar. - Pero estás cansado, ¿dónde piensas pasar el frío de la noche? - Mujer, mi techo ha sido el cielo desde que abandone sureñas pampas y la noche es fría, pero el calor de buenos recuerdos y viejas mantas no lo hacen notar tanto. - Te propongo algo viajero, te invito a pasar la noche en mi casa, pero no gratis, todo tiene un precio caminante -decía ella mientras, me miraba y reía tiernamente- - Lo siento dama, pero no cargo mucho dinero, apenas si me alcanza para un pedazo de pan añejo. - El precio no es dinero. - ¿Entonces qué puede ser? - Solo quiero que me hables de lo que hay más allá de las pampas del norte de donde ahora vienes llegando tú, yo no he salido jamás y no conozco más que estas llanas tierras. - Acepto, pero a cambio me gustaría un vaso de vino rojo para brindar a tu lado. - Lo tendrás, ahora sígueme. Y así la seguí hasta su hogar, al llegar mis ojos cambiaron de punto de vista, el respeto y la cortesía eran aún mayores que en principio. Ella era Dafne, la princesa de las tierras donde yo estaba, no lo podía creer y viendo a sus similares llenarlas de reverencias, cuando entramos al castillo le dije, arrodillándome ante ella: - Disculpe su majestad, de haber sabido quien era no habría sido tan descortés… - No os preocupéis, levántate y pasad, que me muero por saber de otras tierras y cosas nuevas. Estuvimos hablando gran parte de la noche, le conté de mi búsqueda, de mis sufrimientos y alegrías, ella escuchaba atenta y a ratos cerraba los ojos como para imaginar lo que yo le relataba. Esta joven princesa no era hermosa, era linda, su cuerpo común y corriente, pero me atraía algo que con mi sensibilidad no advertía. Ambos nos quedamos dormidos en la gran sala y al amanecer mi corazón no latía al camino, me sentí extraño y escribí esto para luego dejárselo de recuerdo: “Joven princesa, gracias por darme techo, comida y compañía, sé que es una forma incorrecta de despedirme, pero el sol sale de entre las montañas y mi camino esta delante para seguir en la búsqueda. Espero que algún día te eches al sendero y conozcas, no te quedes con comentarios, vete y vive, date cuenta de que existen muchas cosas por descubrir. Cuando hoy desperté el corazón no latía al camino, eso me hizo pensar que la búsqueda de la que te hable había concluido, pero luego pensé en lo mucho que hay por ver y conocer, tantas aventuras y me hice al camino. Joven princesa algún día nos volveremos a ver y ahí, otras historias te contaré” Y luego me marche, besando su mejilla mientras dormía, dejando atrás la más cierta oportunidad del fin de mi camino, pero aún queda mucho, mucho que recorrer.
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Mara Jos Ladrn de Guevara
Según la narración de tu sutil poema, se confirma que existen todavía nobles seres diseminando integridad.
Me complace leer exposiciones de semejante tenor.
Un saludo cariñoso.
María José.
Jonathan Ibarra