Los Cuentos de Textale. Captulo 8 y ltimo: El Receso del Proceso.
Publicado en Apr 06, 2021
Sonaba la música que llegaba del gramófono en la habitación.
El pensador miraba embobado a la señora y el señor “Tempo” también. Ambos miraban su escote como gavilanes que estaban pendiente de su presa. Y la señora haciendo como que no los veía, los seducía, … Ellos, en un receso de sus miradas, se miraron y dijeron en voz baja: ¡Pues sí que son enormes! Y volviendo a atender a las palabras de buena señora. Como les iba contando, mis credenciales son innumerables, ya lo saben. Igual soy buena estudiante, que mujer independiente, … Saltó el pensador y le dijo: Está bien señora, aunque no entiendo muy bien eso que dice, de que siempre la ponen de paisaje, … Sí hombre, se lo explico muy rápido, no se que manía tienen los escritores y las escritoras que cuando recurren a mi es como actora secundaria, o como figuración. Y la verdad, yo creo tener buen porte, para estar en primera plana. Pues sí que es verdad señora, tiene usted toda la razón. Aunque sí les cuento la verdad, también tengo yo mis quejas, como el señor “Tempo”, porque unos dicen, cuando me mencionan como espaciosa (espacio), que soy muy grande; otros, cuando me mencionan como nanopartícula, dicen, que soy demasiado pequeña. Y sí eso les pareciera poco, otros, van por ahí diciendo, que no hay recursos para todos, cuando yo brindo y abastesco el mundo. Yo pródigo la riqueza y alteza de miras, y unos bobos, pretenden darme un papel secundario, como si fueran algo más que unas buenas risas del señor “Tempo”. Eso es cierto, señora, le apostilló el señor “Tempo”. Dicen: Que, es, de bien nacido, ser, agradecido. Bueno señora, no se nos ponga quejosa, que entre el señor “Tempo” quejándose, y ahora usted, esto parece ir transformándose. En ese instante, sonó el teléfono de la señora. Lo cogió rápidamente y respondió: Sí en serio, venís también hacia aquí, qué alegría, pues ahora nos vemos. No tardéis. El pensador intrigado, mirando al señor “Tempo”, le dijo, señalando con la barbilla hacia la señora: ¡Ésta ya nos ha liado! Y le preguntó, a la señora: Señora ¿quién era? Y respondió muy altanera: Son mis primas, que dicen que se han enterado que estaba en la prueba, y que vienen para acá. Ambos, mirándose con cara de desconcierto, dijeron a la vez: ¡Sus primas!. Sí, sí, mis primas, son 12 hermanas y están en un coro de Semana Santa. Muy cerca de aquí, en una Academia de danza. El pensador inquieto ya sin parar de moverse en la silla: Pero haber señora, ¿qué me está diciendo? Que vienen para acá “12 locas” a ponerme la cabeza hecha un bombo. Hombre, son muy buenas cantoras, no creo que le vayan a recitar aquí el: “Réquiem por un campesino español”, y tampoco desafinan tanto, como para ser tan grosero llamandolas … No es eso señora, lo digo, porque somos 3 ahora mismo, y esto tiene pinta de transformarse poco a poco en una jaula de grillos. Y yo tengo que entrevistar a los demás, no puedo estar atendiendo aquí, las quejas de más. Al poco, sonó la puerta fuertemente. Y los 3 mirando hacia ella dijeron: ¿Serán ellas? Pues sí que llegaron a prisa, estarían muy cerca. El pensador, se levantó, se aproximó a la puerta abrió. A prisa, con cara blanca de asustado, cerró. Y dijo: ¡Válgame Dios, pero que esto! La señora y señor lo miraron con una sonrisa en la cara y le dijeron: ¡Pareciera que le hubiera a usted dado un aspaviento señor!. Corriendo se fue a la mesa cogió sus papeles y le dijo al señor “Tempo”: Necesito que me ayude, que esto se va de madre. A lo que el señor “Tempo” le respondió: ¡Sí, por Dios, faltaba más! Y mirando a la señora le dijo: Señora usted también tiene que ayudarme, que la marabunta está en la puerta y usted, ¡gracias a Dios!, tiene mucha fuerza. Y necesito que sea nuestra defensa. ¡Uy, encantadísima! ¿Qué tenemos que hacer? Explíquese. Verán, yo no ando acostumbrado a las multitudes, y aunque la mesa es larga, no se si van a caber, por lo que hagamos una cosa. Tomé señor “Tempo”, tome este papel, salga ahí fuera y siga la cola; cuente cuanto hay para leer. No haga una estadística, pero al menos, cuente las pistas. ¡Ah, bien, bien, lo entendí perfectamente! Y señora, usted, necesito que haga una lista con sus nombres, para ver quien opta al papel. ¡Sí, estupendo! Pero antes, una duda, que quiero que me resuelva, señora, sobre usted: ¿Porque decía que es usted a veces paisaje y a veces persona? Pues es sencillo, porque cuando hago de Naturaleza Humana soy persona y cuando hago de Naturaleza Floresta, soy cosmopolita. ¡Ah, muy bien, ya me quedó más claro! Pues señor, salga usted y haga lo que le pedí, por favor. De buen agrado. Salió el señor “Tempo”. La señora le dijo al pensador: ¿Y yo le acompaño? Sí, también, salga usted. Durante algunos minutos, la habitación quedó tranquila, incluso la música del piso de arriba se había desvanecido. El pensador tiritando, escucha el discurso de su mente, que le decía: ¡Y ahora que vas hacer!. No hay tantos papeles en el cuento. ¡En menudo lío te acabas de meter!. Y mordiéndose las uñas, se sentaba. Y ahora se levantaba, y no sabía dónde ponerse. Y ya sonó la puerta y abrió. Eran el señor y la señora; y detrás una inmensa cola. Pasen, pasen, rápido, no se vaya a colar alguien. El señor “Tempo” le dijo: mire conté una cola que baja hasta la calle los tres pisos. Hay personajes de todo tipo: hombres, mujeres y seres. No sabría cuántos decirle, pero muchos más de los que caben en esta sala. Ya, ya, eso imaginaba. La señora, continuó y le dijo: Pues yo por mi parte le informo de los nombres de la primera cola, que no me veas la que tienen formada, entre los vecinos y las vecinas, los que vienen a la entrevista, los que se conocen y los que dicen que van con prisas, … ¡Uy, usted no sabe! Sí, supongo, señora, me hago cargo. Pues bien, hay dos que son las primeras, una dice que es alegoría y la otra metafísica. Después, ¡he visto a mis primas!, que son: mi prima abril (tan alegre), vi a febrero (siempre resplandeciente con bello manto), vi a septiembre (tan bella como siempre), …; también, están presente, por lo que me dijeron son de un grupo roquero que se le llaman las virtudes: paciencia, gratitud, amabilidad, esfuerzo, bondad, perdón, esperanza, serenidad y sentido del humor (el manager). También llegaron a la puerta: Belleza, Genio, Experiencia, Inteligencia, Optimismo, Valor y Talento. Pero los más escandalosos son esos que les llaman vicios. Ya por último, han llegado otra remesa de personajes: Acción, Cambio, Destino, Silencio y Verdad. Hasta donde yo he llegado. El pensador, ya un poco más calmo, por el buen trabajo realizado, dijo: Bueno, pues, ¿ahora por dónde empezamos? Bueno, pues que pasen tus primas y que pasen las dos primeras chicas. Y luego iremos avanzando. Y la señora, se fue a la puerta, abrió y dijo: adelante señoritas, pasen hasta la última de mis primas. Lo demás tendrán que esperar. Pasó el tropel, y las señoritas ocuparon su sitio. El señor se sentó en su sitio, la señora en el suyo y el pensador en el suyo. Sin saber bien como, la conversación fue avanzando, hasta llegar el momento en que efectivamente, como había pensado, la habitación se había transformado en una jaula de grillos. Las primas no paraban de hablar de sus días, alegoría conversaba con metafísica y el señor “Tempo” oía las quejas de las más. El escritor por su parte, desesperado, porque no sabía cómo poner en orden la prueba de trabajo. Intervino y dijo muy seriamente: Por favor, orden, silencio. Apareció por la puerta otro hombre asomando la cabeza y dijo: Sí paso ya, me ha llamado usted. El pensador, que no sabía cómo atinar lo miró, se levantó fue a la puerta y le dijo: No hombre, todavía no es su turno, espere fuera. La sala, tras ver que el pensador se había levantado para acudir a la puerta, quedó en calma, porque pensaron que el señor se marchaba. Entonces, él volviéndose rápido dijo: A ver si entendí, algunas de las señoritas. Ustedes vinieron aquí pensando que esto era una terapia colectiva, y no una entrevista de trabajo. Y que yo era el terapeuta que tenía que resolverles sus problemas. ¡Pues no! Pero viendo, que tienen tantas quejas, les recomiendo algo: Vayan ustedes y recojan a sus autores y autoras, los que las crearon en sus obras literarias. Recojanlas a primera hora de la mañana y llevenlos al juzgado. Que allí, se aclarará todo: eso de cómo las han tratado, a unas con tristeza, a otras con alegría, a otras con enfado, … Y si les parece poco, manden esta misma tarde a que la autoridad pertinente, el narrador con buena suerte, las detenga y las traslade, para que aprendan a los calabozos, hasta que mañana todo se resuelva. Porque no les quepa la menor duda, el juez será implacable, porque por sentencia en firme, ustedes serán los personajes y sus personajes los autores; y en las mazmorras, sus remordimientos estarán como un fantasma presente (su propia conciencia). De ahí, que haya hoy aquí tanta gente, porque un buen hombre, se dedicó a ir por la ciudad divulgando lo que le había ocurrido a su personaje; tras irse de acá y sentarse en un banco; donde conoció a alguién, que se sentó a su lado y dejó caer el periodico que estaba a su lado. Y le dijo: hombre de poca fe, que creíste que desaparecerías de la literatura marchando por el mar como un pez. Y hoy aquí te vez, soñando o despierto otra vez. Y ahora señora, dígale la verdad a nuestros lectores, diríjase a ellos y ellas: ¿Por qué este es el último capítulo de esta obrita? Pues verán, queridas y queridos lectores, me ven, porque ando mirando desde la habitación de la hoja, hacia ustedes. Se me ve bien, me saca bien el primer plano. Pues verán, la verdad es que andamos mal de tiempo, y por eso hemos de acabar el cuento. Pero ¡Sabe Dios Bien, que tal vez, el cuento siga, en otro momento, tal vez! Sólo el tiempo lo dirá, para Gloria de los más. Y para finalizar el cuento, sólo les cuento: Visto, lo visto, ¡me voy a tomar algún tiempo! Hagamos, pues un receso en este bello y creativo proceso.
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juan carlos reyes cruz
Ahora, una vez leídos todos los capítulos, mantengo la misma opinión, pero no puedo dejar de considerar que en la historia se agregaron interpretaciones sobre las esencias de personajes y sus intenciones, cosa cuyo valor no es menor.
Sin embargo, por ser éste un tema digno, a mi juicio no fue elaborado con las herramientas meritorias porque las desarrollaste con múltiples fallas literarias que -- aseguro -- desembocaron en que muchos no concluyeran, o no entendieran.
No negaré que tus temáticas son interesantes y que habrán unos pocos con capacidad para valorizar la intención, pero me atrevo -- a riesgo de ser desagradable por decirlo -- que el hilván de la narración deja mucho para desear y una gran parte queda arriscando la nariz.
Es muy probable que alegues en tu defensa que eres un aficionado en la materia; sin embargo, al tomar en cuenta ( yo ) el nivel intelectual demostrado en tus otros aspectos, creo que debieras mostrarnos un mejor esfuerzo en tu prolijidad.
Saludos cordiales.
Daih
Daih
Esperaremos después del receso.
J. C.
Daih