"Más verdad es decir que la fueron a despoblar............Asolaron la tierra matando infinitos indios, los demás repartiéndolos entre sí".
                                                                            Fray Bartolomé de las Casas
_ ¡Papá, papá!,  se oían voces lejanas.
_ ¡Papá, papá despierta!, ecos de la nada que aguijoneaban sus oídos.
         Ahora percibió la voz con mayor claridad, de una    imágenen sin rostro.
_ ¡Soy yo, tú hijo!, le gritó desde el  profundo infinito de la noche eterna.
_ ¡Muchacho donde estas que no logro verte! exclamó desesperado.
_ Estoy atrapado en el tiempo, en el pasado, en la América prehispánica.
_ ¿Que haces allí, como llegaste? pregunto angustiadamente.
_El experimento, el experimento, atino a decirle con una voz que se debilitaba en el tiempo-espacio.
_ ¿Porque no te puedo ver, donde estas? exigió respuestas más claras.
_Estoy en un atrapa sueño, de los nativos del América del sur, ¡ven a buscarme, ven a buscarme!
         Fueron las últimas voces que se diluyeron en la penumbra de la noche. El profesor Pablos Barrios se despertó exhausto de aquel espejismo, se levantó y fue al cuarto de su hijo. Lo encontró inmerso en su sueño, gesticulaba y se movía como queriendo salir de las redes que lo tenían prisionero. Sobre la mesita de noche, un libro abierto sobre la historia del descubrimiento de América por el navegante genoves, Cristóbal colon. Al lado un papel con un mensaje" voy hacer el experimento del viaje en el tiempo, al momento de la llegado de los españoles a Venezuela, A través de mi mente, pondré a prueba tú teoría de que la mente actúa como un agujero de gusano; un puente entre el pasado y el presente, entre el presente y el futuro. Papa, quiero acercarme a la verdad de nuestra historia, lo que nos contaron no es totalmente cierto, espero que este experimento funcione por el bien de las futuras generaciones. Chao Viejo, de no regresar quiero decirte que te quiero mucho, y se que encontraras la manera de llevarme nuevamente a casa. Por siempre juntos Carlitos".
         El profesor se movía desesperadamente tratando de encontrar una solución, su teoría de la mente como un agujero de gusano a través del cual se podría viajar y cruzar el espacio -tiempo, se basaba en los trabajos de Carl sagan y la teoría de la relatividad de Einstein. De manera circunstancial le ocurrieron hechos,  que luego le permitió desarrollar un método alcanzando un relajamiento total, esto le permitía ofrecer poca resistencia al flujo de energía quántica que rodea al cerebro y lograba concentrarla en el lóbulo frontal, creando entonces un torbellino de electrones que generaban la fuerza necesaria para formar los agujeros de gusanos y cruzar el espacio-tiempo, conectándose así con el pasado, el futuro y posiblemente con el universo.
         El y su hijo Carlitos de quince años, habían experimentado pequeños viajes, la disciplina y el entusiasmo por lo desconocido los motivaban por aquel experimento, que aparentemente no vislumbraba peligro. Hasta hoy, once de octubre, víspera de la celebración de lo que en el pasado se le llamo el día de la raza. A carlitos se le aventuro la idea, de cruzar el espacio tiempo, en una longitud más amplia. Sus temores ahora eran una realidad y su hijo estaba atrapado, por alguna razón en algún lugar de la Venezuela de la América indígena.
         Observó su reloj. Eran las cinco y dieciocho minutos de la madrugada, un nuevo día; doce de octubre. Otro año más que marcaba la triste historia  del genocidio a manos del imperio español, quizás el holocausto más grande que se ha visto en el planeta, a la par de las desventuras de la  Alemania de Hitler.
         Ahora su hijo se encontraba viajando en el tiempo, tratando de verificar la historia. Para rescatarlo tenia que ir hasta allá y sacarlo del atrapa sueño. Fue a su cuarto, despertó a su mujer y le informo de los sucesos, esta se sobresalto y comenzó a llorar, mas él la tranquilizo diciéndole que saldría a buscarlo. Se dirigió al cuarto de su hijo, cerro la puerta y se acostó a su lado. Inmediatamente comenzó el proceso de meditación y relajamiento, en pocos minutos percibió desplazarse por una masa etérea que lo empujaba en un vuelo balistico por la nada, de pronto se detuvo, sus ojos observaron la espesa vegetación que cubría una inmensa montaña, ahora comenzaba a desplazarse en alti-bajos a pocos metros del follaje de los árboles. A lo lejos vio un inmenso valle, de donde emergían columnas de humo, se detuvo a pocos metros y sintió sus pies sobre la tierra.  Grandes árboles de inmensas raíces  que sobresalían a más de un metro de altura, se desarrollaban en abundancia perdiendo su inmensidad entre las copas de los árboles aledaños. Entre ellos los arbustos y plantas de flores desconocidas crecían abundantemente, los bejucos y las lianas se entretejían desde lo, alto de las ramas, armando un puente para los monos, arditas que cruzaban a cada momento. Dantas, venados, vaquiros y paujíes. Aves que cruzaban en zigzag las ramas buscando el color amarillo de las musáceas maduras y el olor tropical de las frutas silvestres. En lo profundo del valle,  el canto fuerte y pausado de algún ave campanera, se mezclaba con el trinar de pequeñas avecillas de plumas multicolores, así como de los gritos de los monos y araguatos. De pronto el silencio. El profesor piensa que es por él, pero luego se da cuenta de la presencia de un felino que sigilosamente se desplaza en procura de la presa, que levanta las orejas y las mueve en señal de peligro, el silencio de la selva le anuncia un enemigo cercano.
         Mientras esto ocurre, los tambores le señalan el camino a seguir. Atravesó quebradas y riachuelos y aquello que parecía cerca, ahora se oía más lejos. Encontró lo que parecía un camino real, lo siguió y más adelante se sentó sobre una gran piedra. Desde allí vio a un viejo indígena que lo miro y luego se perdió entre la arboleda, salto desde allí y lo siguió. A cada momento veía su silueta para luego perdérsele  detrás de un árbol o un arbusto, Al fin lo vio entrar a una cueva, él se acerco llanamente y pudo notar que se trataba del curandero o piache de aquella tribu.
_ ¡papá ¡escucho desde lo profundo de la cueva.
_ ¿Hijo donde estas? respondió.
         El indígena anciano señalo con su vara, a lo alto; allí pudo ver arcos, flechas y lanzas dentro de un cuenco de cuero, adornado con un manojo de espigas de maíz a ambos lados y plumas multicolores en el borde de la boca del carcaj. Vio al curandero hacer un ritual religioso, y al momento salir del carcaj, el molde eterico de su hijo. Al terminar les dijo:"Están pisando tierra suruapay, donde  guaicaipuro; cacique de los indios Teques y caracas. Es el jefe de la resistencia indígena junto a los caciques Naiquatá, Guaicamacuto, Aramaipuro, Chacao, Paramaconi y su hijo Baruta". Todo esto sucedía en la recién fundada santiago de León de Caracas, por el año de 1567. ·"Están aquí para que sean  testigos de la verdadera historia, pero no les corresponde a ustedes intervenir en ella" les dijo. Luego los condujo hasta un punto de observación secreto, que resguardaba celosamente, "desde aquí, les dijo, observaran todos los acontecimientos yo me marcho al lugar que me corresponde, pronto entrare en batalla. Muy pocos tendrán la oportunidad de ver esta verdad así que llévenle un mensaje  a nuestro futuro pueblo de lo que aquí verán".
         Ante sus ojos el tiempo y espacio se convirtieron en imágenes, de saqueos, robos, asesinatos, muertes sangrientas y horribles con el fin de acobardar el espíritu guerrero de los indígenas de esta parte de América. La locura se apodero de aquellos invasores  que armados con arcabuces, espadas y dagas filosas. Y protegidos con corazas, cascos y escudos de metal. Se enfrentaban a unos indígenas belicosos y feroces que vistiendo solamente guayucos y armados de arcos, flechas y lanzas. Causaron terror a los españoles, haciéndolos huir y atrincherarse.
         Aquellos heroicos antepasados resistieron por más de diez años los embates de los conquistadores de sus tierras. Púa aguda jamás se rindió, lo vieron morir luchando valientemente, mientras las llamas de candela consumían su bohío. A lo lejos su hijo, el cacique Baruta,  sintió el grito de libertad que gorgoteaba de la garganta del líder de la resistencia indígena.
         La sangre de los primeros próceres de la independencia, bañaban el suelo patrio bautizando aquella maldición inmerecida, que habría de perdurar por más de quinientos años.
         Vieron regresar al curandero, mostraba valerosamente su herida. "he aquí mi muerte "les dijo.  "Esta  es una pesadilla que durara muchos siglos hasta que los pueblos de estas tierras se unan, y formen una gran resistencia contra los conquistadores, que hoy son los españoles, mañana serán otros". Su visión era clara como, aquella mañana. No había miedo en su semblante, sola había tristeza y rabia de ver morir sus mujeres y niños bajo la brutalidad de aquellos hombres que traídos por el demonio solo buscaban oro y riquezas, causando un sacrificio de más de dos millones de indígenas que murieron a lo largo de toda la América del sur y central. "digan que es mentira que nuestras mujeres se entregaron a ellos para el goce y el placer, fueron violadas ultrajados y asesinadas vilmente. Díganle a nuestras futuras generaciones, que  tampoco éramos come niños y asesinos de mujeres embarazadas, Explíquenle que  todo lo inventaron para justificar la matanza, barbarie y locura cometida contra una raza de hombres que vivían trabajando, la tierra y la agricultura, en paz y armonía con la naturaleza, hasta que llegaron aquellos barcos cargados de muerte y desolación para  nuestros pueblos"
         Lo vieron bajar la cuesta y antes de despedirse les dijo "ven ese montón de cactus de largas espinas, entremezclados con plantas de flores coloreadas intensamente, es un regalo del eterno; que simboliza nuestra gente con sus flechas resistiendo a los invasores por siempre y sus mujeres hermosas, al lado de ellos, como las flores de Helicórneas que son fuertes y resistentes, pero llamativas; exóticas de variados colores".
         Era el momento de regresar, alzaron el vuelo rasante sobre toda la América del sur y central y los muertos pululaban  por millones. Los vencedores celebraban con licor hasta emborracharse y entonces comenzar el macabro ritual de violar a las indígenas sobrevivientes y asesinar a sangre fría, solo por diversión, a los hombres que le resistieron hasta la muerte porque jamás entregarían su libertad. Estos insensatos de la vida, cruzaron las costas de nuestros pueblos llenando las límpidas y brillantes arenas, de huellas de sicópatas, criminales, pervertidos, de carniceros, de exterminadores. Que sembraron de crueldad a nuestra América en nombre de la corona.
        
         Despertaron, eran las siete y media de la mañana. Se dieron un abrazo y fueron al encuentro de la mujer que los esperaba para el desayuno. Encendieron el televisor, allí el presidente Chávez comenzaba su discurso llamando a la unión de los pueblos, de Latinoamérica. Conmemorando una vez más el día de la resistencia indígena de la nueva América. "Hoy tendremos un acto cultural en el liceo, dijo Carlitos, a hora si se la verdadera historia, le contare a mis compañeros  sobre lo valiente que fueron nuestros nativos ancestrales, cuando se enfrentaron al imperio español defendiendo su libertad. Les diré que la sangre de nuestros primeros próceres independentistas, los indígenas, también tiñen de rojo la bandera nacional mezclada con la sangre de los próceres que en 1850  al lado del Libertador Simón Bolívar, acabaron con el yugo español.  Les explicaré a mis amigos la razón por la cual el presidente cambio el caballo blanco mirando hacia atrás por el caballo blanco, brioso, indomable; mirando de frente y corriendo a la izquierda,  que muestra con orgullo nuestro escudo nacional, como emblema de independencia y libertad.  Por que, ¡papá! yo quiero ser como ese caballo ¡libre, fuerte, relinchando en el viento! para recorrer toda la América ¡gritándoles! la verdad a nuestros pueblos. En cada rincón les gritare ¡levántense de la miseria donde nos enterró aquel viejo imperio ya extinto!,  ¡saquen de sus mentes la herencia maldita de la esclavitad, a la cual sometieron a nuestros abuelos aborígenes! busquemos juntos nuevos sueños, nuevos caminos de libertad. Busquen la herencia dejada por la resistencia indígena, silenciada históricamente, a lo largo de nuestras costas. Busquen  los  gritos ¡libertad! ¡Justicia! Ahogados en las riberas de los océanos. Y que todavía vuelan en las puntas de las flechas y  lanzas."
         Se abrazaron a los hombros y salieron a caminar por las calles de su pueblo,  eran libres, jamás sus mentes volverían a ser atrapadas por los demonios del pasado. Enfrentarían el futuro con el coraje heredado del cacique Guaicaipuro, el legado libertario de Simón Bolívar y las enseñanzas sembradas por los caminos de América, del ilustre educador Simón Rodríguez.