Amanecía...como los tantos días en los que en un abrir y cerrar de ojos puedes reproducir   apenas te despiertas, el proceso mental que determina que este nuevo día será idéntico al de ayer...o al anterior, y así hasta que terminas de desperezar tu mirada, y sientes aún los labios pegajosos con el aliento amargo de lo que fue quizás una pesadilla nocturna. Una ráfaga de frío me hizo percatarme que la temperatura había bajado considerablemente durante la noche, y recordé con nitidez el viento zonda de la tarde de ayer, que había hecho estragos en la enredadera de la galería donde se desprenden con ostentosa hermosura las ramas atiborradas de flores del jazmín del país, cuya fragancia me transporta a épocas pasadas , cuando en los anocheceres de mi otro jardín...el de la casona de mi infancia... colmada de glicinas entrelazadas con jazmines primorosos y fragantes, eran el marco adecuado para una cena en familia , y la Clara se esmeraba en poner la mesa y hacer de cada noche una velada única. Y mientras me desperezo pienso en ese personaje tan particular,  la perfecta empleada doméstica, perfectamente domesticada por su patrona (en este caso mi mamá), y me pregunto que qué habrá sido de la vida de la Clara , tan menuda ella , tan maternal y malhumorada , con sus manos callosas que derrochaban destreza culinaria...de ahí mi afición por las comidas con gusto a caserito...de los pucheros de los lunes, del guiso de lentejas de los martes, los ñoquis del domingo...etc. Y ahora comienzo mi rutina de estiramiento , mezcla de placer y de sesiones de tortura...y me digo a mi misma que no es el momento adecuado para robarle partecitas de mi infancia al recuerdo, porque cada hilito que se suelta de mi mente se va entrelazando con otros y tejen una cadena que me provoca una fatiga mental que no estoy dispuesta a desentrañar a esta hora de la mañana en que mis ojos no terminan de abrirse del todo y aun me queda la duda de si quiero despertar a este día gris , tal cual se ve tras la ventana, con mis jazmines caídos tejiendo una frondosa alfombra en mi galería, que en un instante siento que es la única magia que el despertar me proporciona. Me incorporo de la cama con un salto a manera de atleta rusa (siempre me pregunté que porque hago esa destreza todas las mañanas desde muy chica y aún no encuentro la respuesta ) y busco mis pantuflas tanteando con mis pies hasta que solos se acomodan en ellas ,  salvo los días en que mi perrita se las lleva y las deja tirada en los lugares más insólitos de la casa, entonces me resigno a arrastrar mis pies descalzos hasta el baño refunfuñando miles de palabrotas en contra de esa bestia peluda con forma de pompón de algodón, y disimulo mi enojo porque acá está ella moviendo su colita como quien ha estado esperando durante horas y con idéntica rutina, que le dedique la primera caricia del día. Con todas mis mañas a cuestas comienzo esta jornada y mi primer impacto frente al espejo me devuelve esta imagen catastrófica (la que cada día se repite y yo la miro de soslayo) de un rostro profanado por el sueño. Hago memoria de si en la noche anterior me saqué  el maquillaje o sencillamente lo pasé por alto , si fue así , esto que se refleja ahora en el espejo es consecuencia de ese olvido, pues detrás de una mancha negra que enmarca mis  ojeras puedo ver mis ojos que no se terminan de abrir del todo , como temiendo enfrentarse a un fantasma que los espante…y luego observo mi boca con restos de lo que fue un labial de marca ,  y que ahora se desplaza en forma de media luna hacia las comisuras dándole a mi cara el aspecto de una máscara de carnaval barata , esas que se consiguen en los cotillones…y sin ni siquiera querer analizar mis cabellos ,  pienso para adentro , mirando a mi perrita con inmensa ternura…que si ella está tan feliz con mi despertar , sin notar siquiera mi mueca de espanto, entonces tengo que ser solidaria con ella y reconciliarme con mi imagen, después de todo el bienestar que sienta a partir de este instante condicionará  el resto de este día, que en mi mente presumo  será distinto a los que lo antecedieron…algo conmueve mi corazón hoy y no debo esperar a un siguiente amanecer para  concretar mis pequeñas aspiraciones, que seguramente provocarán un cambio interior importante como granito de arena que acumule  mi ser y  mi mente ,  similar a un toque de magia que la vida  me regala, aunque dure  un instante , justo el que necesito para sentirme viva , como la mujer que creo  existe en mi interior y yo intento soslayar tan descaradamente , como negándole el derecho a  renacer… de  maneras distintas…las necesarias para conectarme con esa otra mujer que intento descubrir. Quiero emerger de mis casas en ruinas (las que edifico en mis sueños) , en las cuales me veo atrapada en espacios cerrados, sin puertas y ventanas que me indiquen el camino…esa soy yo , mi más siniestra enemiga, que hoy necesito desenmascarar para poder amanecer mañana , sin lluvias , sin mal tiempo , sin viento zonda, con mi galería brillante y el sol abrazando mi jardín en perfecta armonía con  mi ser.H oy es hoy, solo debo afrontar la responsabilidad de acudir a esa cita y me quedan dos horas para transformarme en esa mujer que me esmero cada día en parecer a los ojos de los demás, la imagen perfecta que intento reflejar a manera de aprobación,  como un examen que me tomo a mí misma…aún en mis días difíciles deseo que el maquillaje borre mis ojeras y mi cara se vea radiante aunque me pese la vida.  No me puse a reflexionar si esto es bueno o malo, si el disimulo es una máscara de mal gusto , prefiero pensar que es mejor ponerle un rostro lindo al infortunio, de esa manera siento que los demás no descubrirán mi vulnerabilidad, al menos logro engañar a una parte del planeta sin necesidad de provocar cataclismos que espanten al más valiente.  Es mi accionar diario y al que mejor me acomodo,  no pienso modificar mi conducta hoy,  muy en el fondo de mi ser presiento que no me equivoco en la elección de mi atuendo, pues va  acorde con mi personalidad. Y no lo dudo más, una última revisada de detalles, todo en orden y preparada para enfrentar sorpresas… sin duda alguna cerraré la puerta de calle con doble vuelta de llave llevándome  la intriga como única arma lúcida que guarde en mi corazón.
          Luego de abrir el portón corredizo con el control remoto, salgo con el auto y el camino me recibe como un laberinto y aprieto el acelerador para salir al encuentro de lo que creo que será  uno de los días más particulares de mi vida.