“Las palabras pronunciadas en voz alta construyen hacía afuera, las dichas en silencio alimentan y edifican el templo y al espíritu”
14.  
¡Un gran día verdad! He tenido dos conexiones cercanas con el espíritu santo y quiero plasmarlas en este libro; hace unos días atrás después  del trabajo me fui a casa, olvidando  el celular en el banco donde estoy de remplazo,  volví de muy mala gana elevando improperios a mi mente olvidadiza,  volví por una cuadra adyacente a la plaza de la ciudad, en donde una banda de música cristiana entonaba apasionados himnos a Jesús y a Dios, vine a buscar el celular al trabajo, luego decidí  pasar a sentarme a la plaza y escuchar las alabanzas. Entre estrofas como; Jesús me ha perdonado y ahora bebo el agua de la vida, o Dios me cubre en su manto y las tinieblas no me tocan, etcétera,  fue entre estas estrofas, el ritmo del pandero, la voz del vocalista y el acompañamiento de guitarra y otros que mi corazón se llenó de emoción,  el regocijo se hizo latente, las lágrimas llenaron mis ojos y la emoción se hizo un todo con la magia de la vida, la banda estaba situada en una glorieta de antaño, las palomas volaban en majestuosidad,  los niños bailaban en inocencia,  los perros vagabundos movían la cola a gente extraña que pasaba por el lugar, ciegos a la presencia de Dios en ese momento, yo bebiendo el amor de él en ese instante, con un corazón lleno y rebosante de amor. Era el pasar de un sueño, uno maravilloso, de esos momentos bellos que se presentan cuando sientes la energía de dios en tu presencia. La banda paro de tocar y me llamó al escenario a dar testimonio, subí con toda emoción como si ese momento hubiese sido planeado toda mi vida, hablé unas palabras bajo el efecto de sollozos y de un sentimiento arrebozaste que llenaba cada parte de mi pecho, sintiendo a piel el fuego de Dios, que maravilla, sé que las palabras que pronuncie a lo mejor no fueron bien articuladas, quizá no se logró interpretar lo que yo le decía a toda esa gente sonámbula que caminaba, pero mi emoción y sentir es testigo de la maravilla de ese momento. No importa lo que haya dicho, solo importa que eso ya lo había visto. Una mujer que quiero mucho una vez me dijo; Dios va a pintar un arcoíris en el cielo para ti… Yo guardé esas palabras, ese día después de salir en bicicleta de la plaza, aún lleno del espíritu santo, levanté mis brazos como quien gana una competencia de ciclismo, y miré a hacia la izquierda y al lado del sol había un pedazo de arcoíris, hermoso, el sol brillando y las nubes cantando, la única arenga que pronunciaba mi ser completo era; ¡Gracias mi Dios! Una y cien veces repitiendo lo mismo, agradecido de tan bello regalo, predicho en el tiempo como todo lo que se va viviendo en mi día a día. Hoy en la mañana estaba dando gracias a Dios como tantas veces al día, cuando decidí salir del banco, estirar mi cuerpo y mis brazos y dar gracias al todo, mirando al cielo fuera del banco y en ese justo momento pasa una paloma blanca, señores con manchas plomas bajo su cola, luego en cosa de segundos se le acercó una paloma más y dos más pequeñas, asumo que era un grupo familiar o algo así, quizá un señal de que estableceré una familia, o solo dios haciéndose notar, mostrándome su grandeza y su belleza a través de la naturaleza que él nos ha regalado. Y así tantas otras pequeñas señales de que él está en mi vida, puede que muchos al leer esto piensen que ya estoy loco, bueno les digo; que sí un loco de Cristo y de nadie más, si bien tengo una familia terrenal les dejo, como hijo, nieto, hermano, etc., ahora solo soy con dios y el mi único lazo, el divino y el verdadero, cuando tienes a dios el resto es solo por añadidura. El espíritu santo habla por él, los ángeles crean las señales, dios es todo, dios es lo bello y lo hermoso de esta vida, dios está aquí para todos, solo quiere que lo veas con el latir de corazón, que sientas su energía y él se enlazara a tus vibraciones para proveerte de bella energía y disipar todo tipo de dispersión, el será tu comandante de batalla, una vez limpio ya podrás ser un soldado digno de él que vaya por el mundo esparciendo su palabra y su ser, vibración armoniosa pura. effro