Hace un año te conocí en circunstancias que jamás me imaginé vivir. Llegué a ti sin querer y sin burscarte.
 
El primer día nada sucedió fuera de lo que se supone que debería pasar pero la segunda vez que te vi me miraste de una forma especial, te quitaste la máscara y sonreiste, en ese momento captaste mi atención.

Me curaste las heridas, me hiciste sentir humano y poco a poco nos fuimos acercando. El día 90, que se supone sería el último que te vería, me dijiste que al día siguiente estarías esperándome. 
 
Ese fue el momento en que me perdí. Ha sido un año lleno de sorpresas y cambios en mi vida y tú eres quien en cada abrazo me ha dado la estabilidad mental que necesito.
Me diste un regalo muy especial, se supone por mi cumpleaños, aunque 5 meses tarde, estuvo más cerca de San Valentín.
 
Un día sin esperarlo te acercaste y me besaste. No fue un beso tierno, no fue un beso dulce fue un beso lleno de intensidad, me hiciste sentir realmente vivo. Se repitió el beso dos veces más en esa semana, lo suficiente para volverme adicto, pero me torturas sin darme uno más. 
 
Estamos en el proceso de hacerte lograr unas metas muy relevantes en tu vida y te agradezco por permitirme ser parte de ello. 
 
Me seduces y te alejas, me besas y me dejas, juegas con mi mente.
 
Gracias por la intensidad, por la incertidumbre, por esta relación tan bonita.
 
TE QUIERO.