Desde mediados de junio hasta hace pocos días, se llevaron a cabo los dos torneos de fútbol más importantes a nivel continental, en Europa y Sudamérica. Como se trata del mejor fútbol del planeta, o al menos eso es lo que se dice, el planeta en pleno tuvo la oportunidad de seguir desde sus casas los distintos partidos. Uno con público (Europa) y el otro sin público.
Y no importó nada que se estuviera en medio de una tremenda pandemia que ya ha matado a cuatro millones de personas, los torneos se llevaron a cabo igual porque los dineros involucrados en contratos publicitarios son muchísimo más importantes que un millón más o un millón menos de muertitos.
Y los europeos esparcieron los riesgos por todos sus países mientras que en nuestro continente, se decidió llevar a cabo el torneo en el país con las mayores cifras de infectados diarios y de muertos, no solo de estas latitudes, sino que a nivel planetario.Son las locuras en que estamos inmersos de un tiempo a la fecha; es más importante el fútbol, el aviso publicitario, el mercado… y las coimas.
 
¿Y el fútbol? ¡Bueeeno!… si tuviéramos que hablar del fútbol, tendríamos que decir que no hubo grandes diferencias con lo que se ve a nivel de clubes y que anduvo por ahí no más: jugadores especialistas en volteretas impresionantes para engañar a los árbitros y sacar ventajas, peinados, cortes de pelo y tatuajes de payasos, especialmente por estos lares, equipos que se clasifican sin haber ganado el partido solo gracias a los errores en las tandas de penales, árbitros que dependen del VAR, el cual ha demostrado que sirve harto poco pues no elimina injusticias, pero de fútbol, de estrellas, de partidazos de esos que nos mostraban los Pelé o los Beckenbahuer o los Ronaldo Nazario, naca la pirinaca.
 
El fútbol espectáculo, el fútbol que agrada mirarlo, el de la gambeta y del engaño pícaro con la pelota, ese fútbol, amigos, se murió, lo mataron, ya no existe… una pena para quienes queremos este deporte.Tandas de penales en que las “estrellas” se equivocan de manera infantil y ponen la pasión en llorar una vez consumada la guaneada en lugar de ponerla al chutear el penal, en lugar de matar al arquero con mi chute… si me la ataja, no importa, igual lo meto al arco con pelota y todo… una final con un gol hermoso pero el que al final recibe los aplausos no es el que lo convirtió… papeles picados desparramados por una máquina, tratando de hacernos creer que hay jolgorio de gentes en las celebraciones, celebraciones mismas en que los celebrantes exageran emociones… en fin, una mierda de espectáculo que para lo único que sirvió fue para llenar ciertas arcas y ciertos bolsillos con platita de la publicidad, con platita del patrón de los tiempos modernos.
¡Putas que te extraño, Pelé, oh!