Extraamos al oso
Publicado en Sep 02, 2021
La niña cerró la bóveda de oro con su corazón dentro para que no se derramara sobre de nadie.
El perro chilló, aún le dolía la inundación de sentimientos pasada. La garza se agitó. No le interesó ni tratar de ver la combinación. El oso gruñó. "¡Ábrela! ¡Soy fuerte, yo puedo!" La niña se enojó. Comieron oso a la parrilla. La niña reforzó la bóveda porque la puso mal comer carne de oso. De la noche a la mañana habían derrames por debajo. Corrió por un trapo con qué taparlo. El perro chilló. "¡No otra vez!". La garza rodó los ojos y lo tapó con un mueble viejo. "Ahí esta. Olvídense de esta vieja bóveda de una vez". Ese día pidieron comida rápida. La niña ve como el sillón no contuvo el derrame. De la nada todo está explotando y todo pierde sentido. Se ahoga. El perro chilla, "¡deja de dañarme!" La garza se extraña, "¿por qué explotaste?" La niña llora. La niña extraña al oso, pero más de un sentimiento en su estómago, el oso no volverá. Comieron niña hervida.
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Daih
Pez