Hoy vuelvo a ti, página en blanco
luego de la liquidación de mis ayeres.
Tenía abandonado tus epítetos,
tus interrogaciones y tus sugerencias.
Mi corazón se ha despertado claro
liberado de cualquier anomalía.
El ha amanecido de sus amaneceres
y trajo de vuelta lo que con él anduvo.
Sólo quiero consumir los enunciados
y descifrar sus códigos de fuego.
Hoy renazco a través de mis poros
y dejo atrás quereres borrascosos.
Atravesé vallados y cumbres
y fuí herido por miríadas de espinas.
Mas es sabido que un día se despierta el sabio
y sólo encuentra ante él sus manuscritos.
Fragores y luchas se borrraron
y lo de fuera le es pasajero y réprobo.
Se hunde en el placer de la lectura,
nadando entre las líneas de lo insólito.
Yo ya he superado mis incoherencias
y pienso, página, llenarte con mi pluma.
Trataré de poner en ti entendimiento y arte
y hacerte un cuerpo vivo y trascendente
mientras bebo los agradables vinos del olvido.