Ya casi 3 Hola, ya les dije como soy, ¿recuerdan? De pelo rojo, pecas… pero falta que sepan mi nombre y algo de historia de mi vida antes de continuar compartiendo algunos cuenticos. Me llamo Rolando, no he conocido a mis verdaderos padres, soy hijo adoptivo de una pareja que desea hacerme feliz. Mi niñez empezó un poco triste, viviendo en una casa de familia, con una señora a la que tenía que decirle tía, con otros niños y niñas convertidos en amigos, a ellos yo los quería, pero pronto dejaba de verlos porque les conseguían padres que los acogían como hijos. Yo también quería tener una familia que me amara. A mis cinco años supe que pronto tendría una familia. Antes de conocer a mis padres en persona, las psicólogas de Bienestar Familiar ayudaban, me contaban que ya pronto tendría una familia, me mostraban fotos de los que serían mis padres, me tomaban fotos y videos para que me conocieran mis padres y de ellos igual recibía fotos y videos, ellos me querían conocer, me mandaban regalos y mensajes cariñosos, también mensajes y fotos de todos mis familiares. La señora tía cuidadora me enseñaba a ser obediente, a comer comidas y bebidas sanas, pero era brava, me castigaba pegándome con un cinturón cuando yo desobedecía. Mi deseo era que vinieran pronto los que serían mis padres. Pasaba mucho tiempo sin conocerlos. Por fin llegó el día en que conocí a mis padres, ellos lloraron de emoción al recibirme, me alzaban me consentían. Me llevaron a una ciudad en la que vivían los que serían mis abuelos, ellos me recibieron con cariño, me ofrecían jugos, comidas, pero yo estaba tímido, no me atrevía a responder lo que me preguntaban, me sentía como un bicho raro, admirado y consentido. Era extraño que una señora y un señor que acababa de conocer fueran mi papá y mi mamá, pero bueno, los conocía en foto y videos, además me mandaban regalos y mensajes cariñosos, no me atrevía a decirles mamá y papá, ellos me parecieron bonitos, buenos, generosos y cariñosos. Yo prefería llamarlos “bonita y bonito”, a los abuelos les llamaba “Hola” No quería hablar, cada vez que me hablaban volteaba la cabeza y nada respondía. Pasé la primera noche en un camarote, yo arriba y mis padres abajo, me tenían muchos regalos, juguetes y ropa. Yo pensaba ¿por qué me dan tantos regalos? ¿Tanta gente será mi familia? Pasaron ocho días bien, me consentían y me daban comidas deliciosas. Mi mamá y mi papá me vestían con ropas nuevas y me alistaban con maleta y juguetes para ir al aeropuerto, montar en avión y llegar a Bogotá, donde viven mis padres. Montar en avión me gustó, pero me asusté, cuando un montón de gente nos recibía en el Aeropuerto, todos hablaban, decían: soy tu primo, tu prima, tu hermano, tu tía, yo sentía miedo, a nadie saludaba, mis padres se despidieron pronto de la gente y comentaron que de nada servía haber advertido que no vinieran a recibirnos en el aeropuerto, porque me asustarían y así fue. Seguí conociendo el camino, todo me parecía hermoso, cuan grande sorpresa fue cuando llegué a la casa que también sería mía. Lo primero que vi al abrir la puerta fue mi foto con adornos y letreros que no sabía lo que decía por no saber leer, y como si fuera poco, cuando mostraron mi alcoba, mi cama estaba llena de regalos, colección de carritos, carros de bomberos con luces, andaban y sonaba como sirenas, motos, barquitos, trenes, avioncitos, instrumentos musicales, reloj, radio, rompecabezas, tantos juguetes, muchas cosas más, mi alcoba adornada con afiches, una linda lámpara en mi mesita de noche. Me distraje con un piano de juguete que tenía el sonido de animales, pájaros, perros, gatos, loros y música, luego jugué con una serie de soldaditos. Me dieron comida, mi mamá me vistió con una linda pijama, retiró y ordenó los juguetes hasta dejar libre mi cama, mi papá me consentía y me leyó un cuentico. Recordé que me enseñaron que debía dar las gracias, entonces dije “gracias bonita y a mi papá gracias bonito” abracé mi conejito de peluche que me regalaron, estaba cansado y dormí toda la noche. Al día siguiente mis padres me despertaron con un beso y un delicioso desayuno, mi mamá me baño, me alistó para visitar al médico, mi papá manejaba el auto, me sorprendió que, desde antes de llegar, mis padres ya habían pedido cita con médico pediatra, para que examinara mi estado de salud. Igualmente, ya estaba elegido muy buen colegio en el que yo estudiaría Poco a poco conocía mi familia, mis otros abuelos, mis tíos, varios primos, amigos de mis padres. Todos me consentían, me tomaban fotos, me invitaban a muchas casas de la familia. Empecé a ilusionarme al enterarme de que mis padres querían que yo conociera el mar, que conociera la ciudad de Cartagena, Santa Martha, San Andrés y más ciudades, entonces resulté preguntando cómo era lo que conocería, sentí confianza porque hacían bromas y me hacían reír mucho, jugábamos con los juguetes regalados. Yo los acosaba, “Quiero ir ya a Cartagena” Ellos me decían tranquilo “Rodando” jajaja, no me decían Rolando, Mucha broma mucha risa y me volví tremendo preguntón. Mi mamá, muy disciplinada y exigente, mi papá me enseñaba a montar en bicicleta, en patines. Los dos me enseñaban muchas cosas de mi agrado y aprendía. Era molesto ir al odontólogo o al médico, a las vacunas, nada que fuera inyección, pero después me acostumbré. Empezó mi nueva vida, el preescolar en un pequeño jardín escolar, luego estudiar en un colegio bilingüe, en inglés, me hicieron repetir transición para empezar bien con el inglés, el colegio era grande con muchos niños. Ir a controles médicos, no me gustaba, pero tenía que obedecer, era por mi bien. Me aburría que me llevaran a muchas visitas, lo que si me hacía feliz era los muchos viajes. Conocí otros países, otras costumbres, distintas personas y nuevos amigos. En la medida que conocí a toda mi familia recibía más y más regalos, bicicletas, patines, patinetas, atares, juegos, ropa, dinero, me invitaban a restaurantes, a fiestas, al circo, a cine. Mi timidez se perdió, por el contrario, dicen que me volví muy avispado. Todo muy bien, pero nada perfecto, porque al llegar a mis trece años me volví rebelde, quería mandarme solo, estar a la moda como mis amigos y compañeros de colegio, protestaba por gustos de ropa, de costumbres, de obediencia a mi mamá. Al papá si le obedecía porque me daba libertad controlada, no tanta presión de mi mamá, que es estricta, corrige, critica, pero no me pega. En el colegio yo era el mejor en matemáticas, en dibujo y en inglés. Terminé bachillerato, mis padres me premiaron con un viajé por Europa con un amigo y una amiga, no quise con mis padres. Ya voy a cumplir 17 años. Mis padres quieren que mi profesión sea ser médico, pero yo no quiero, me interesa ser biólogo, entonces ando como en contravía con mis padres. Me gusta estar sólo, porque hago lo que quiero, dibujo, leo, escribo, veo películas, voy al gimnasio. Hace tres meses mis padres me invitaron a viajar a México, no quise, ellos están allá y yo aquí solo, pude escribir el primer cuento que publiqué sobre dos niños. Me gusta la soledad, porque puedo dibujar, jajaja, me llaman Rodando y me gusta rodar en mi patineta, es una delicia, también me gusta escribir sobre niños, leer, mirar los programas de mi gusto en televisión. Todo cambiará cuando lleguen mis padres, tendrán que pagar mi matrícula en la universidad, será sorpresa de que no encontré cupo para estudiar biología, por ahora será estudiar diseño gráfico, esa profesión me gusta. Al regreso de mis padres los quiero sorprender, los recibiré en el Aeropuerto, los abrazaré y no los llamaré “bonita ni bonito” los llamaré, MAMÁ Y PAPÁ. También tendré que cambiar mi rebeldía con mis padres, agradecerles que en todo me dan gusto, son generosos y cariñosos. Yo los quiero mucho. Sin embargo, no dejo de pensar en mis padres biológicos, quisiera saber quiénes son, encontrarlos y preguntarles por qué me abandonaron. Aunque todo lo tengo me entristece imaginar si mi madre vive, si sería que me dejó tirado en una calle envuelto en una bolsa de basura, es lo que supongo, talvez, mi padre la abandonó, ella no me quería, la policía me entregó a Bienestar Familiar, no sólo lo supongo, he averiguado y me han confirmado que así ocurrió. He pensado, ¿qué habré heredado de mis padres? ¿El gusto de vivir sólo? ¿Mi rebeldía? ¿Ser injusto con mi mamá, que bien se porta conmigo? ¿Sentirme amargado a pesar de tenerlo todo? ¿No sentir agrado cuando beso a mi mamá, ¿rechazo por no ser ella mi verdadera madre? ¿Tendré genes de maldad de mis verdaderos padres? Cuánto diera por saber la historia de mis verdaderos padres. Si ellos viven y sufren, quisiera amarlos y ayudarlos. Mis padres adoptantes son tan buenos, que creo que ayudarían a mis padres biológicos a superarse. Temía tener novia, mis amigos desde los trece años tenían novia, yo no, CREÍA no me amará ninguna novia por ser hijo adoptivo, pero si es buena e inteligente, no le importará. Algo nuevo es que hasta ahora a mis diez y siete años y medio ya cumplidos tengo novia. Estar enamorado es estar como bobo, dejando de pensar en cosas importantes, pero feliz y muy ilusionado. Mi novia es morena, alta, bonita, detallista, estudiosa, ella prefiere escuchar y no hablar mucho, es temperamental, me regaña por no ser cariñoso y agradecido con mis padres, ella cree que no reconozco lo buenos padres que han sido, pero yo si los amo, pasa que no soy meloso, ellos no imaginan que sabrán lo que los quiero cuando envejezcan y necesiten mi amor, mis ayudas y mi apoyo. Bueno, ya les conté parte breve de mi vida y como me gustó que los amigos virtuales de Textale comentaran mis dos cuentos, despertaron mis deseos de hacer más cuentos, no muchos por mis futuros compromisos en la universidad. Por hoy no quiero cansarlos más, luego será “Ya casi 4”
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Raquel
Seguramente en el camino de este relato habrá novedades sobre quienes serían los padres bilógicos..de un Rolando de pelo rojo y de pecas...Me encantó querida amiga Lucy...Estaré atenta a "Casi 4"...Que Dios te bendiga ..Raquel
P/D: Los niños que suelen ser adoptados muchas tienen el amor , que podría ser el de sus padres que los abandonaron pero eso, quizá , no llegan a comprobarlo.
Lucy reyes
El tena de Rolando como hijo adoptivo es recurrente, aunque cada caso es un mundo diferente, unos sufren otros gozan.
Conozco varios, he conocido historias de hijos adoptivos cuyos algunos problemas de ellos resolví cuando ejercía mi profesión de abogada..
Te mando mi cariñoso abrazo.
Lucy
MAVAL
Sigue escribiendo , eso nos hace fuerte en todo sentido del ver interior y d elo que nos rodea y pasa en esta vida, que tiene pleno sentido y autenticad ,cuando es nuestra vida que nos atrevemos a revelar.
Gracias por pasar a mis escritos.
Lucy reyes
Muchas gracias MAVAL, por sugerirme que siga escribiendo, es cambiar rutinas por mundos nuevos, desde lo más simple hasta lo más importante.
Un abrazo
Lucy
Magnolia Stella Correa Martinez
Saludos mi Lucy y felicitaciones por este buen relato de la vida real.
De nuevo felicitaciones por tu bella imagen de perfil.
Lucy reyes
Me agrada tu comentario.
Un abrazo-
Lucy