Curiosidades al morir
Publicado en Oct 25, 2021
Era muy niño, diez u once años, quizás, cuando descubrí aquella verdad que todo humano alguna vez asume en su consciencia: Algún día vamos a morir.
Fue una convicción desagradable y, en alguna forma, terrorífica; más aun cuando por esos años mi trayecto a la escuela coincidía con los terrenos del cementerio y por encima de sus muros sobresalían los pabellones y sus tumbas elevadas. Lleno de calofríos los miraba angustiado y pensaba que algún día mis restos estarían allí también. Crecí apremiado con semejante concepto y el rechazo hacia los camposantos me ha acompañado hasta hoy día. En mi etapa madura concluí que para no torturarme con la idea de ser sepultado en una necrópolis, era acertado optar por la cremación de mi cuerpo una vez muerto y en ésta etapa final que vivo, víctima de enfermedades agresivas y mucho agotamiento moral, traté el tema con mi familia, especialmente con mi hijo, quien a éstas alturas de mi existencia es el que se encarga de casi todas mis necesidades y su financiamiento. Curiosamente le quedó revoloteando el asunto en su mente y navegó en internet para averiguar sobre los costos económicos del tema, encontrándose con las sorpresas, una que no es lo oneroso que podría imaginarse y la otra – más conveniente aun – que al tratar el evento en vida y cancelar su precio entonces, significaba menos de la mitad de su valor original. Inteligente él, no titubeó y ya la materia está zanjada. Ahora me puedo morir en calma sin mis pesadillas de siempre. No obstante, me ha surgido una inquietud: Al instante de morir y ser ingresado al crematorio, ¿será simbólicamente mi entrada al infierno? JCRC
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MAVAL
porque va por lo real y lo coloquial...me recordé de cuando niña a mi juventud debía pasar por orillas de un cementerio en mi camino y se veía desde un puente (Valdivia) el cementerio alemán, la verdad lo único que no lo hacía funesto eran sus estatuas, muchos ángeles que a la fecha aún siguen vigilando ese lugar y esperando la promesa y por sus inquilinos.
Y me parece muy bien eso de ser previsores, eso hice yo igual , lo primero que me compré cuando tuve como hacerlo y es mi único terreno real que tengo , es mi tumba en un parque, por qué lo hice?, simplemente porque viajaba mucho y bueno de muchos viajes me salve de las garras de la calva, jajajja ...
Así que estaba preparada desde muchos años y no me espanta morirme , soy creyente y se que somos miseria terrena , por eso cultivo mi espíritu , lo único eterno y que tiene real valía a los ojos de Dios.
Saludos.
juan carlos reyes cruz
Tengo memoria de haber opinado sobre textos tuyos pasados en los que se observó diferencias y hoy me pregunto si no lo recuerdas o, en beneficio de tu grandeza, son un digno reflejo de tus gajes de convivencia.
Te conozco desde 2009, la primera vez que ingresé a la página, sin embargo, hasta hoy nunca nos vinculamos en el segmento amigos, por lo cual ahora, humildemente, te envío mi solicitud.
luna austral
juan carlos reyes cruz
Alegría me causa tenerte nuevamente.
Concuerdo contigo en cuanto a que solamente somos esencia y el deshacernos de nuestro envoltorio solo es un mero trámite.
Haber hilado la pregunta sobre el ingreso al infierno no fue más que un pretencioso remate para la anécdota relatada, quizás con el propósito de instalar un chiste que puede no haber tenido éxito.
Un abrazo de un viejo coterráneo.
Raquel
Tranquilo, saca de tu mente momentos tristes y disfruta el presente...Bs Rq