Para Tomar Conciencia.
Publicado en Nov 08, 2021
Me aprovecho de que el escritor de este portal se ha descuidado con su PC para entrometerme en su teclado y transmitir a ustedes algunos sentimientos muy de uno, que creo que es mejor dejarlos salir y tratar de hacer que las cosas mejoren por la vía de la toma de conciencia, aunque debo confesarles que me ha sido bastante dificultosa la tarea de teclear por razones obvias, como ustedes comprenderán.
Lo que ocurre es que nosotros (yo creo sentir que estoy representando a la mayoría de mis congéneres al decir esto que voy a decir) ya estamos algo aburridos de que se nos trate como se nos trata: se habla de amistad, pero resulta que esa amistad no es recíproca porque, en la mayoría de los casos, solamente fluye en una sola dirección, de nosotros hacia ustedes y raramente de ustedes hacia nosotros que somos quienes nos la llevamos dura. Algunos, la mayoría, creen que nosotros debemos comer la primera porquería que se les ocurre botar, es decir nos usan como vulgar basurero, sin darse cuenta que, si comemos esas mentadas porquerías, es porque el hambre apremia. Los hay quienes creen que lo mejor es la comida preparada y nos la compran, pero el problema es que muy preparada será, pero de comida no tiene nada; ¿Por qué no intentan comerla antes de dárnosla a nosotros? ¿Acaso nuestras papilas gustativas son diferentes? Sepan, señores y señoras, que las cosas ricas de comer son cosas ricas para cualquiera y no existen las cosas ricas exclusivas para algunos mientras que para otros el patrón de medición de ricura es distinto. ¿Por qué no nos invitan a los asados como a cualquier cristiano? Realmente, la ceremonia de los asados es la que más frustraciones nos produce ¡puros huesos! Por otra parte, algunas viejas antinaturales, aprovechándose inconscientemente de que no tenemos desarrollado el sentimiento del ridículo, creen que esa amistad consiste en tejernos o hacernos usar chombitas o chalequitos de lana pal frío que no necesitamos porque si las necesitáramos, la naturaleza se habría encargado de proveérnoslas y la naturaleza no nos las proveyó con lo cual se demuestra esta parte de mi queja; otras nos tratan como maricas porque nos ven chiquititos, creyendo que añuñándonos nos vamos a sentir mejor; ¡Las pinzas! Si uno tiene muy bien puestas sus hormonas... ¿qué se han imaginado? ¡Déjense de pendejadas de una vez por todas! Compartamos el planeta como Dios manda. Si quieren seguir llamándonos “el mejor amigo del hombre”, entonces hagan algo por sus mejores amigos y no sean vacas con nosotros. Compartamos asados, déjennos saborear aunque sea un platito chiquitito de lomo vetado o de palanca a la parrilla (no se olviden que somos todos carnívoros y no “huesívoros”), siéntennos a la mesa para que a uno le vuelva la dignidad perdida y, por favor, vayan a decirle a los caníbales de los coreanos que a los amigos uno no se los anda comiendo porque eso no se hace. Atentamente, El Bobby.
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aljana pausinni
No obstante, tanto el perro como el pueblo se merecen muchas veces el mal trato ¿Por qué? Porque a veces el perro, a pesar del cariño, cuidado y alimento que le damos, es cargante con sus ladridos injustificados, nos deja sus porquerías en cualquier parte y se nos echa desfachatadamente en los caminos que necesitamos transitar a diario, haciéndonos tropezar. (Yo tengo un quiltro negro más grande que un perro policial y lo amo igual como amo a mi hijo, pero ¡p'uta que es pesado el huevón!). No negarás, estimado Baldomero, que el pueblo se comporta igual (bastantes veces-- para que no suene tan drástico).
Saludos y un abrazo, mi estimado compatriota.
Aljana