En una inesperada mirada retrospectiva he visto cómo se han deshojado los calendarios y el grueso número de sus años han convertido el hilo de sus huellas en duros nudos ciegos y amargos. Y entre los retazos de mi nostalgia he divisado mi viejo uniforme de guerrero, egoístamente hundido entre unas opacas sombras malévolas que, sin misericordia, le han escondido los infinitos galardones ganados en una historia preñada de glorias. Mas el agujero negro ha tragado también tu camino y los crueles inviernos del tiempo han ido causando un daño irreparable en el dulzor innato de tu mirada, o en las armónicas y seductoras líneas de tu fascinante cuerpo. El lechoso y melifluo tono suave de tu piel hoy se ha ocultado bajo la ridícula tela de una miserable vergüenza y solo la farsante sábana de seda está gozando del privilegio de acariciar tus fértiles caderas. Dignamente te has refugiado en el caprichoso rincón del claustro. Ciertamente aun no niegas mi presencia; me nombras todavía con el amable sobrenombre de los viejos tiempos y estando sentados en torno a la mesa en cada desayuno insistes en deleitarme con una sonrisa cariñosa, trato gentil que muestra que aún me aceptas como compañero. Cada noche al acostarnos discretamente acudes al distante lado de la cama con tu pelo cano cepillado, tu rostro desmaquillado y ya vestida con tu soso pijamas. Junto con darme un rutinario beso en la mejilla, apagas tu luz y me brindas un pálido buenas noches que me deja suspirando. Yo me quedo pensativo y ansioso, con mi torso desnudo, velludo y entrecano, la libido murmurante y muchos pajaritos de recuerdos girando por mi mente, imaginando en mi mundo de fantasmas tus senos generosos y tus dóciles pezones rosados, dulces manjares que otrora en mis labios nunca me saciaban y devoraba yo eternamente. Así como la vejez de la existencia planetaria ha ido apagando latamente la furia de los volcanes y su bullente magma solidificado se ha cubierto de maravillosas praderas verdes, esa pasión ardiente que una vez nos envolvió con enloquecidos orgasmos, hoy se ha vestido con indignos sueños de amistad, impregnados de aparente calma, limitados en nostalgia y un raro horizonte colorido con pinturas extraídas de una paleta mentirosa. Se me ha partido el alma con el filo cruel de la nostalgia y se me han inquietado los anhelos al sentirte tan cerca y sin poder abrazarte. Sin embargo, hoy me he acercado bastante al borde del acantilado y he sentido en el interior de mi alma el ardor de mi rebeldía: He resuelto calzarme la armadura del guerrero, trazando estrategias con maduradas seducciones y desenvainando la daga de la pasión con arriesgada valentía, usando ataques directos de besos hambrientos. Romperé atrevidamente la tela mezquina de tu pijama y decidido haré a un lado las sábanas. Haré también que me miren a los ojos tus pechos latentes y comeré emplatado en cariño cada rincón de tu cuerpo. Abriré el hueco de tu volcán extinto y haré que emerja tu dormida lava por los pletóricos jardines de tus sueños para que se quemen en tus deliciosos gemidos. No permitiré nunca más que ni el tiempo ni el cansancio disfracen arbitrariamente nuestros sentimientos, porque no en vano te he amado locamente una vida entera.
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Beto Brom
Destaco aquello de:
///Se me ha partido el alma con el filo cruel de la nostalgia y se me han inquietado los anhelos al sentirte tan cerca y sin poder abrazarte.///
Shalom desde Israel, amigazo
juan carlos reyes cruz
Chile, suelo amado que me ha dado siempre abrigo; España, madre tierra que nos ha legado sus huellas, e Israel, valiente nación bizarra que le ha mostrado al mundo cómo se lucha con las sombras.
Me pone contento tu lectura para mis versos que humildemente intentan trasparentar mis sentimientos.
Un abrazo, amigo.
Raquel
juan carlos reyes cruz
Gracias por la dulzura de tus palabras, con las que me muestras tu afecto.
No cambies nunca
Un beso
jcrc
Magnolia Stella Correa Martinez
Saludos
juan carlos reyes cruz
No es mentira que nada es eterno; sin embargo, existen astros que arden cientos de milenios.
Un beso, amiga.