Germamia Nocturna. I
Publicado en Jun 28, 2022
Querida,
Infinita la niebla que me cubre la vista en tu camino y me impide avanzar. Densa, húmeda, casi sólida. Lleno de esperanza, es lo cálido del tacto que me ayuda a recordarte, lo que te da y me da alma. Es la profundidad del sonido de los ríos lo que trae a hoy la intensidad de tus caricias, de tus besos y tu cariño. Lo natural te identifica, lo verde de las hojas húmedas que hoy me pactan, lo frío del rocío que escalofríos me produce, el olor único de las germamias víctimas de la luz de la luna, la infinidad de su distancia y la tímida presencia de tus aureolas, desordenada y obediente. Como rosa pero entre espinos, como dulce el vino que me embriaga, como suave el frío del lecho que hoy me toma. Un árbol que de la soledad me protegía, que me invitaba a sentarme en su sombra, que tomaba mi mano y me guiaba en la profunda senda mojada de la lluvia cuando el invierno asomaba. Hoy te recuerdo como ningún otro día, porque de este día no pasará el siguiente en el que de tu fruta no pueda comer, que de tu miel no pueda endulzar el café de mis ojos y que de tu perfume persona no me haré. Porque aunque decisión se haya tomado y el tiempo haya pasado, como el primer día yo te tengo en mi mente y de otra forma ahora debo verte. Tuve que encontrar otra manera de quererte, de la cual varias veces ya me arrepentí y que de ahora en adelante chance de esto no puedo tener. Espero que de tu alma el mismo destino de un mártir a la dirección hayas de tomar, que de los filósofos y los doctores, y el mundo sus vueltas dará hasta que mi lecho el calor de mi cuerpo no tome. Allí te veré, tal cual de mi vida hasta hoy no pude; y te veré de lejos, porque sé que hasta el soy de hoy recordarme no pudiste, y olvidarme, preferiste.
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